El sábado 29 de octubre, La Riviera de Madrid acogió el último concierto de “La típica gira” de Ginebras. Magüi (voz y guitarra rítmica), Sandra (guitarra solista y coros), Juls (batería) y Raquel (bajo), llenaron la sala de una energía sobrenatural, con el buenrollismo propio de sus canciones. A golpe de letras frescas y ritmos pegadizos se inauguró el show, una hora y media en la que no dejamos de agitarnos y gritar cada tema de la banda. Se acaba esta gira y ya soñamos con la siguiente.
La noche estalló en confeti de la mano de “Crystal fighters”, levantando las manos y saltando frenéticamente por la pista con la promesa ferviente de seguir manteniendo esa energía hasta que nos echasen de la sala. Las voces de las chicas se juntaban con las nuestras gritando hasta el desafine: “¡ya dormiré cuando me muera!”. Toda una declaración de intenciones de lo que iba a ser aquella velada.
Los primeros acordes de “Alex Turner” se colaron anunciando el tema que se venía a continuación y el público estalló de euforia, impaciente por llegar al estribillo para cantar: “yo sigo siendo la misma y tú sigues siendo un gilipollas”. Es evidente que nos flipan las letras plagadas de sarcasmo, el pop festivalero con su toque de pullita, por eso los cuerpos no pararon quietos ni un segundo, siguiendo el ritmo de Ginebras junto a Pipiolas, que se subieron al escenario para sumar sus voces al tema.
Aunque las letras de Ginebras las abrazamos por transparentes, me fascina la posibilidad de saber siempre algo más de ellas. Poder escuchar de la boca de las artistas, las historias que se tejen detrás. La cotidianidad más absoluta encima de un escenario. Esa cercanía revolucionaria. Te hacen cómplices del proceso de creación, como una charla entre colegas en la terraza de un bar cualquiera. Consiguen una mirada perpendicular entre la multitud gracias a esa naturaleza con la que se dirigen a la pista y hacen que estar en epicentro de esa juerga sea auténtica fortuna.
Entre vítores y aplausos se coló “Chico Pum”, una canción que esperábamos impacientes, en la que cogimos carrerilla, para cantar al unísono aquello de: “aunque lleves un peinado un poquito desfasado, sigues resultando sexy y yo he bebido demasiado”. El público parecía a ratos querer echar abajo la sala, totalmente exaltado, celebrando la vida en conjunto, a golpe de guitarrazos.
Al escenario se subió Dani Costas para cantar “Filtro Valencia” junto a Ginebras y un par de canciones después se sumó también Niña Polaca, que no podía faltar en el este final de gira para gritar bien fuerte desde arriba unas cuantas estrofas de “Magaluf”.
El concierto anunciaba su fin, pero bien sabíamos que no podíamos abandonar La Riviera sin cantar “La típica canción”. Por eso en cuanto se colaron las primeras notas que anunciaban la melodía, los gritos del público se hicieron con la sala. Minutos después ya estábamos empastando nuestra voz con la de Magüi, sumergidos de lleno en el estribillo. “Es lícito sentir placer por cosas que odias y reconoces que están bien”. Solo había que mirar alrededor para notar esa aura que envolvía el lugar, algo mágico y contagioso que hacía volar los minis de cerveza por el aire y abrazarse en grupo. Un show indescriptible. La vida con el “Filtro valencia” está guay, pero mejor en morado y con “purpurina en la cara.”
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