Indies y vaqueros sobre la arena
ConciertosGetxo Sound Fest

Indies y vaqueros sobre la arena

7 / 10
Aitor Bakaikoa — 02-10-2019
Empresa — Stereosonik
Fecha — 27 septiembre, 2019
Sala — Parking de la Plaza de la Estación / Las Arenas
Fotografía — Carolina Fernández y Sandra Campo

La segunda edición del Getxo Sound Fest ha congregado alrededor de tres mil quinientas personas, repartidas disparmente en sus dos fechas. Y, es que bajo la enorme carpa instalada por la promotora local Stereosonik en el ideal emplazamiento de la Plaza de la Estación de Las Arenas (la boca de metro dista de escasos cincuenta metros con la entrada del recinto) la tropa indie del viernes constituyó el setenta por ciento del aforo resultante, contra el treinta del pop y rock del sábado. Evidentemente, no sumamos a los intrépidos que asistieron a los bolos sin cargo de bandas locales que se programaron por toda la población durante cuatro días, así como a la fiesta de presentación, presidida por los valencianos La Habitación Roja y el proyecto del Templeton y torrelaveguense Javier Carrasco, Betacam, o a la interesante feria profesional musical del jueves.

Abrieron Duobite, dupla formada por el ex Smile Josu Aguinaga y el ex Lord Sickness Andrés Letamendía, calando con su pop preciosista y atmosférico en “Gente como tú” o “Todo puede cambiar”.

Luego, Mäbu, el proyecto de María Blanco Uranga (si, la segunda hija de Sergio y Estibaliz, otrora componentes de los maravillosos y, lamentablemente, paupérrimamente reivindicados por la cultura rock, Mocedades) y el fino guitarrista Txarlie Solano, aclaró en alto y temprano sus conseguidos finales propósitos: “mi intención es dar al Getxo Sound un poco de sensibilidad”. Así, flamaron en un taciturno y distinguido cover del “Porque te vas” de la que fue lideresa de Picnic.

El bolo numero 42 de la presente gira de Miss Caffeina (iniciaron la misma el pasado abril en Bilbao) vino definido por un tibio comienzo, que fue afianzándose en su parte media y final gracias a los débitos a los Depeche Mode del “Violator” en “Prende”, la oda a la cruenta huida del desamor en “Venimos” (“…venimos del mismo lugar, de un año de mierda de rabia sexual, de dormir con desconocidos para evitar algunas preguntas que no se, que no se contestar...”), la sentida vindicación de la lucha contra la homofobia, o la provocación del baile colectivo con el cover del lumínico “Freed from desire” de Gala o su propio hit “Mira como vuelo”.

Cerraron la noche Dorian (foto inferior y encabezado), banda con tintes de sagaz profesionalidad, que dista mucho con lo que habitúa en la piel de toro. Los catalanes superan hoy en día -y con creces- a bandas coetáneas internacionales que gobiernan festivales de cariz indie. Escapando de la lirica vacua y efectista de “todo a cien” que predomina en el sector y honrando a los mejores New Order e, incluso, a los Stranglers en ciertos desarrollos, regalaron la notable tripleta definida por “La tormenta de arena”, “Duele” y “Verte amanecer”. La intensidad y la obtención de la comunión general en la magna “Los amigos que perdi” y en el ya clásico del pop español “Cualquier otra parte” encumbró definitivamente a los de Marc Gili y Belly Hernandez.

La sesión vermouth del sábado contó con Los Coronas, la mejor banda contratada para el evento. Pardo, Krahe, Vacas y Loza, que venían heridos de bala de la noche anterior en la sala Gruta 77 de su Madrid natal, además de abandonados (vía e-mail) por su trompetista ucraniano, tiraron de oficio, bien prostituyendo a su batería en la doble tarea del micrófono (Roberto Lozano -aka “Loza”- canturreó gatuno un medley que caminó del “Secret Agent Man” riversiano al “Tutti Fruti” richardiano), bien usando a su locuaz predicador Fernando Pardo (”Aunque vamos vestidos de vaqueros, nosotros siempre íbamos con los indios”) o bien exhibiendo la insigne técnica del bajista Javi Vacas en el “Corazón Contento” del argentino Palito Ortega, popularizada por la gran Marisol.

Una vez consumada la siesta, el pop tierno y mainstream de Debajo del Paraguas dio paso al puntual retorno de Fakeband que, tras largo periodo en barbecho, ejecutaron con su habitual savoir faire un set lleno de guiños a los grandes nombres del rock americano de la época dorada. Claros ejemplos de lo referido fueron “Don’t Save my Life” y “Top of the World”, donde los getxotarras se deslizaron modernos por las aguas de los mejores Crosby, Stills & Nash y The Band, o unos Wilco vigorosos, respectivamente.

El rosariño Coti inició rockista y molón con la heartbreakera “Dias”, para ir conscientemente bajando pegada rocker conforme iba obsequiando grandes éxitos propios, como las coreadas “Antes de ver el sol”, “Lento” o el super hit “Nada de esto fue un error” (donde el argentino aprovechó para descender al foso y elevarse sobre la valla separadora para el delirio de las numerosas damas). “Andar conmigo” con ciertos ecos a Los Abuelos de la Nada, “Otra vez” con gotas de Fito Paéz y la “papal” y mojigata “Color Esperanza” completaron un concierto que gustó mucho a los acólitos, y que finalizó con la destacable banda y el delgado cantante y compositor (hacedor de exitosas tonadas para, entre otros, Los Enanitos Verdes, Diego Torres, Julieta Venegas o Paulina Rubio) saludando en comandita, según sonaba de fondo un emotivo y voluntariamente programado “Free Fallin’” de Tom Petty.

Jairo Zavala, el hombre que se esconde bajo la marca Depedro, con un curriculum en donde cabe remarcar su paso junto al citado Javi Vacas por los recordados La Vacazul o su periplo como hacha en los gringos Calexico, propuso un recorrido por su particular y remozado sonido transfronterizo, ese que se ayuda de las trompetas a lo Love del “Forever Changes”, las guitarras exóticas sureñas, el teclado retro-soul o el acordeón de querencia chicana. A destacar la elegante ejecución en la melancólica “Te sigo soñando” o en la canción popular azteca “Llorona”, la seductora adaptación de “Fiesta” del mejor Serrat, y el momento en que el combo al completo bajó del escenario, para intercalándose entre el respetable, hacer frente a la hechizante cumbia “El Pescador”. Echamos en falta “Hombre bueno” y la colaboración final de Loza, que tuvo que ser abortada por fiel cumplimiento del horario municipal. La postrera pinchada de Dj Barañano & Compadres no pudo ser tampoco disfrutada, pues el reloj biológico de algunos es muy sanguinario.

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