La previsión meteorológica volvió loca a la organización, pero se alinearon los astros y, finalmente, se ocupó la plaza de Garagartza de Mendaro, un espacio que dota de alma a esta idea un tanto loca de por qué no hacer un festi con cinco bandas en un municipio un tanto perdido, en la periferia de la influencia de las capitales vascas.
Y así es como ocurren las cosas en los pueblos, si a 30 minutos de que empiece el concierto de Las Furias se decide cambiar la ubicación ‘porque parece que no va a llover y esta plaza es muy chula y es una pena hacerlo en el Gaztetxe’ pues una horda de hormigas se pone a desmontar y trasladar todo el equipo y la barra de bar a la nueva ubicación. Así, con retraso, pero sin tiempo para tomar un respiro, aunque alguna caña sí que cayó, arrancaron Las Furias, el grupo originario de Barcelona, por cierto, con su batería original Fosy Furioso, que llegó con una puesta en escena colorida y cañera y que se comieron al público que llenó la plaza con su energía.
Con disco nuevo bajo el brazo llegó Maraca Diablo, es innegable que eran esperados, el sábado tocaban en casa, y no defraudaron. Ina Iriondo, voz y guitarra, y no se sabe si también es la maraca o el diablo, ha sumado adeptos a este proyecto. Asier Etxaniz, guitarra y teclado, Josu Iriondo, bajo, Rafa Furnier, batería, y las voces de Anita Pérez, quien ya participó del disco anterior, Soraia Urbieta y Elena Zubiaurre que nos hicieron participar del akelarre final de “Milia Lasturko”. Arrancaron con “Zaldiak” del disco anterior “El regreso del niño indio” y de ahí se metieron ya de lleno en el actual para hacer disfrutar a la parroquia.
Para seguir con la fiesta hubo que dar veinte pasos hasta la antigua capilla de las monjas, donde Inoren Ero Ni ofreció un bolazo, una auténtica rave que quedará para el recuerdo. El espacio se fue llenando de fieles a la banda e infieles que acabaron convertidos por la magia de este mítico grupo andoaindarra potente, divertido y descarado.
Con el subidón aún en la garganta, vuelta a la plaza donde ya estaban listos los chicos de Vulk que demostraron por qué son el grupo del momento desplegando toda su potencia sobre el escenario. Es una banda reincidente en Gararock, ya estuvieron en la primera edición, en 2016, y han vuelto a apostar por este escenario en el año de su consagración.
Y finalmente, un fiestón con los Lie Detectors (foto encabezado, por J.A. Areta Goñi) haciendo lo que mejor hacen, rock y diversión a raudales. Txema Babon se revolcó, saltó, bajo al público, y se llevó los corazones de los asistentes. Lie Detectors no decepcionan y demostraron que saben hacer la mejor fiesta de nuestra zona.
Divertida, así comenzó la tarde con un aperitivo puesto en escena por Naita taldea, un formato de cuenta cuentos y música en directo, colorido y gustoso, de la mano de Nerea y Mariano, que conectó con el público. Mencionar también la estupenda selección musical que amenizó los breves espacios entre bandas, llevada acabo por DJ Txanfri.
Ésa es una de las claves de esta cita anual, diversión y buena música, con la energía de los grandes festivales y el alma que sólo tienen los pequeños. Ya van seis ediciones y parece que les han quedado ganas e ideas para más. Qué no os pille despistados, septiembre es el mes de Gararock, ¡qué no os lo cuenten!
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