La banda de stoner de californiana Fu Manchu ya había visitado Madrid en varias ocasiones, una de ellas durante el último Festimad en el que se vieron obligados a cancelar el concierto por las inclemencias meteorológicas y otra ocasión hace seis años en la que vinieron a la sala Moby Dick presentando su “Signs of Infinite Power”, cuando pudieron resarcirse del mal trago pasado en su visita anterior. Desde entonces poco hemos sabido de ellos en cuanto a conciertos por nuestro país, y editorialmente hablando tampoco se han prodigado mucho más, contando sólo con otro disco posterior (“Gigantoid”, 2014) que pasó sin pena ni gloria por las publicaciones y por tiendas de discos. Sintomático del poco éxito del disco es que repitan la jugada que hicieron hace unos cuatro años, cuando decidieron realizar una gira celebrando los quince años del lanzamiento del que probablemente sea su mejor disco hasta la fecha, “The Action Is Go”, aprovechando que no tenían disco nuevo en el tintero y dando ya de paso una alegría a todos los fans de la banda; en esta ocasión tenían el anteriormente mencionado “Gigantoid”, pero decidieron quizás el no arriesgarse a aburrir a la gente y perder fans y se lanzaron en una nueva gira de conmemorar el lanzamiento del que probablemente sea el segundo mejor disco que han sacado, el gran “King Of The Road”.
Con estas se presentaron en una (otra) de esas salas de Madrid en las cuales no sabes muy bien a qué atenerte en cuanto a sonido, la céntrica But. Tras el bolo ya sabemos perfectamente a qué atenernos y viene a confirmar esa máxima de que en Madrid tenemos buenas salas en cuanto a espacio en sí, bien diseñadas y aparentes, pero con un gran pero: el sonido, que en la mayoría de los casos no pasa del bien. En cuanto al grupo todo correcto, salieron con actitud, marcándose una jam densa y triposa para arrancar que nos dejó a todos un poco sorprendidos y luego ya arrancaron con un “Hell on Wheels” que hizo tener a todo el público comiendo de sus manos en cuestión de segundos, con un Scott Hill al que se le notaba el paso del tiempo pero que seguía siendo un frontman de lo más atípico, que parece un poco pasota pero que se deja la piel sobre el escenario. Poco a poco fueron dejando caer todos los temas del disco por orden, a “Over The Edge” le sucedió un “Boogie Van” que volvió a encender al público, haciendo que el concierto cambiase de intensidad dependiendo de la calidad y gancho de los temas, ya que este álbum es de los mejores que tienen, sí, pero a veces se echa un poco en falta el poder cambiar a otros temas de otros discos para darle más dinámica al asunto. Aun así el plan se desarrollaba con éxito, salvando una pequeña pega anteriormente mencionada: el sonido de la sala, que sin ser nefasto dejaba bastante que desear, con una mezcla de falta de potencia y definición que lastraban un poco el desarrollo del concierto.
Menos mal que esta gente ya tienen unos cuantos (cientos de) bolos a sus espaldas y saben cómo sobrellevar la situación y lo hicieron con profesionalidad y temazos. Cuando sonó “Blue Tile Fever”, con ese característico cencerro llevando el ritmo, la gente dejó de lado este tipo de preocupaciones y se dedicó a bailar un poco y disfrutar de la visita de estos cuatro grandes del stoner, que continuaron con la revisión del disco cerrando su acertada versión del “Freedom of Choice” de Devo. Después la típica pausa en la que el técnico de sonido hace como que recoge cables para hacer un poco de tiempo y volvieron con los bises que, para regocijo de todo el personal, fueron cuatro temas que incluyeron clásicos como el “Godzilla” de Blue Öyster Cult y el gran “Evil Eye”, otro de sus éxitos que hizo botar a toda la sala. Ya para cerrar y despedirse por todo lo alto se marcaron un “Saturn III” triposo, denso y alucinado que nos dejó con la miel en los labios, pensando en un directo de los mejores temas de sus mejores discos y, a ser posible, en una sala con buen sonido.
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