Había expectación por descubrir cómo funcionaba sobre el escenario la nueva formación del grupo barcelonés. El movimiento se demuestra andando, y Fromheadtotoe nunca han parado, aunque su último disco haya supuesto una meditada reconsideración estilística. El nuevo line up suena compacto y sólido. Siguen siendo un bidón de gasolina a punto de estallar, aunque en esta ocasión el combustible es un gran reserva envejecido en barrica. Sus temas no huyen de la melodía, que coge un cuerpo orgulloso al salir de la garganta de Raquel Pascual (aunque aquella noche sus dotes se viesen mermadas por el uso intensivo de los últimos días). Frente al picudo concierto anterior, sus actuaciones actuales tienen una gráfica que, sin perder la intensidad, les ofrece mayor capacidad de maniobra. Intensidad, esa es la palabra que define cada una de las evocaciones de Raquel, secundada con fuerza por Rafa a la guitarra, ese batería metronómico y su nuevo bajista, Yaman, de pulsación gruesa y consistente. Y esa intensidad no es exclusiva de la velocidad o la contundencia, sino que puede exprimirse dolorosamente a esos riffs que recuerdan incluso a Pete Townshend o a esos ritmos trepidantes y evolucionados a partir del glitter rock. Fromheadtotoe están en ello, explorando hacia delante y echando la vista atrás, consiguiendo que cada uno de sus directos siga siendo excitante. Piezas como “Colours”, “Inside Out”, “One Way Road” o “Day Dreams” son certeros ejemplos de su actual potencial, destacando por méritos propios entre la veintena de temas que conforman su actual programa. Que nadie se alarme, esto sigue siendo rock sin calificativos y del mejor que se factura en este país.
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