El verano puede ser eterno
ConciertosFour Year Strong

El verano puede ser eterno

7 / 10
Montse Galeano — 06-02-2017
Empresa — Cap Cap
Fecha — 30 enero, 2017
Sala — Razzmatazz 3, Barcelona
Fotografía — Hara Amorós

Diez años atrás el easycore estaba en su pico y Four Year Strong lanzaban "Rise Or Die Trying", el disco que les sirvió para convertirse en uno de los referentes indiscutibles del género. Desde entonces han lanzado cuatro álbumes, con hiato y regreso incluido, encaminándose a un sonido algo más crudo. Los años pueden pesar para algunos pero también pueden ayudar a ver con una mejor perspectiva. Diez años después, con idas y venidas incluidas, "Rise Or Die Trying" sigue sonando igual de fresco, motivo de sobra para dejarse llevar por la nostalgia inducida. No se ve a lo lejos, sino que es un disco que revive sobre el escenario, atemporal, y bajo este, una sucesión de stage dives y mosh pits que no para. Quizás la fórmula pueda parecer desgastada cuando en los últimos años no han parado de aparecer bandas que predican esa adolescencia perenne, pero Four Year Strong son más que eso. Consiguen que la sala cante a pleno pulmón sus temas, tanto los más nuevos como los viejos, y está presente entre las influencias de las bandas teloneras (Tirana y Avida Dollars).

De las cenizas de Hateache renació Tirana, con un sonido más contundente y agresivo con tablas más que evidentes sobre el escenario. Avida Dollars, por su parte, presentan su nuevo trabajo después de un breve letargo, con ese sonido difícil de encasillar pero inconfundible al instante. Ambos tienen esa garra y buen rollo que pregona el easycore, en la raíz de sus influencias aunque el tiempo haya dejado lugar para sonidos más contundentes. Es parte del legado de Four Year Strong.
Suena "Wasting Time" y la sala explota. El público empieza a invadir el escenario entre algún último stage dive, toman el micrófono y da la sensación que hay más gente sobre las tablas que bajo ellas. Un sinfín de voces cantando a esos amoríos fugaces de la adolescencia, aprovechando para tomar selfies con alguno de los miembros del grupo que disfruta de esa avalancha espontánea. Es en ese momento efervescente en el que el verano, si se quiere, puede ser eterno.

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