El Flamenco On Fire ha vuelto a celebrar una exitosa edición repleta de música y duende por diferentes rincones de Navarra. Han sido un total de cinco jornadas en Pamplona, Tudela y Viana capitaneadas por la magia de un evento que forma parte ya de la raíz cultural de esta tierra. Con la lírica como pilar fundamental de esta edición, hemos podido disfrutar de reconocidísimos artistas como Israel Fernández, Carmen Linares, José Mercé y María José Llergo, entre otros, que han recubierto de lírica, danza, música y celebración la primera edición ‘normalizada’ tras la pandemia.
Para ello el Flamenco On Fire se ha vuelto a servir de los balcones, de las plazas y callejuelas de nuestra geografía para vestirse de gala sintiendo de cerca a la ciudadanía, pero también para llenar auditorios como el de Baluarte que acogió gran parte de los Grandes Conciertos de esta edición. Uno de ellos fue el de la maravillosa María José Llergo, que brindó un pequeño aperitivo en los balcones del Ayuntamiento de Pamplona de lo que luego acabaría mostrando por completo en las butacas de Baluarte durante su directo.
Era el retorno de la artista de Pozoblanco a la capital navarra tras su paso por el Festival Santas Pascuas (crónica aquí), en el que ya presentó su premonitorio “Sanación” (Sony, 2020), que cosechó en su momento el aplauso mayoritario por parte de crítica y público. Un disco que ha situado a la artista en primera línea del flamenco y la fusión y que ha servido para que Llergo haya sido elegida como la preferida del público para la próxima edición del Festival Eurovisión.
Con media entrada en la sala, guitarra y dos coristas, accedió al escenario una María José Llergo de un blanco resplandeciente y una modosa cercanía para cantar sentada frente al público el “Mira que eres linda” de Machín, seguida de una “Rosa pa tu pelo” interpretada ya a la vera de la guitarra. El primer gran aplauso de la noche no tardó en llegar por medio de la “Canción de soldados” de Chicho Sánchez Ferlosio y esos versos anti guerra del pasado que hoy ya nos suenan tan nuestros y contemporáneos. Tras ello, Llergo dedicó a las mujeres más importantes de su vida su reconocida “Niña de las dunas” y nos habló de ese “Sanación” que ha pasado “de ser un disco personal a transformarse en una cura global”.
Llegados a este punto algunos ya habíamos caído en la cuenta de que nos encontrábamos frente a un setlist muy similar al desplegado en ese mismo auditorio unos meses atrás. Aunque ciertamente lo de Llergo es un directo repleto de sensibilidad y emoción, no tardamos en confirmar con “¿De qué me sirve llorar?” o “Soy como el oro” —una melodía de su abuelo, “analfabeto, sí, pero que me lo ha enseñado todo”— que la dinámica iba a ser parecida a su actuación del Santas Pascuas, lo que deslució algo su directo.
No tardó en sacarnos de ese desánimo la interpretación mágica con su base instrumental de temas como “El Péndulo” o “La luz”, acompañados ya en el directo de los sintes y ordenador, previos al “poema” melódico de “Tu piel”. Una “Me miras pero no me ves” al baile con sus coristas ataviadas con tres mantillas sirvió para poner el punto álgido de la ceremonia instantes antes de la deliciosa “A través de ti”.
El bis, sugerido por la propia Llergo en un alarde de sencillez y comodidad, sirvió para recordar a Lola Flores y su “pena penita” antes de despedirse de un público pamplonés rendido ante la evidencia mágica y la candidez de la artista total que es María José y de los muchos años que nos esperan de buena música junto a ella. Fue volver a revivir un espectáculo reciente pero, visto el aplauso generalizado, poco importó.
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