Flamenco On Fire es un festival que históricamente siempre ha abierto una puerta a los nuevos lenguajes del flamenco en el siglo XXI. En esta edición, junto a todo el programa que se ocupa y muy bien de definir el género a través de sus conciertos, talleres, ponencias y demás programa divulgativo, se ha abierto de nuevo la ventana a esos artistas que están llevando este arte patrimonio de la humanidad hacia terrenos nunca antes transitados.
Es el caso de La Plazuela, conjunto granadino que ha logrado crear un puente que parece imposible a priori entre el funk , el parkineo y el festival del Cante de las Minas. Su música es un diálogo entre el pasado y el presente, donde el cante clásico del flamenco se mezcla con ritmos de la música de baile donde entran la música urbana de los últimos años, el funk setentero y el neo-soul ochentero. Casi un resumen de las músicas callejeras de las últimas décadas que podría acabar en pastiche indefinido, pero al que le agregan mucha personalidad, algo que los ha hecho conectar con el público a lo largo y ancho de la península.
La sala Zentral colgaba el cartel de no hay billetes con más de una semana de antelación y en ella podíamos ver a un público variado de edades que esperaba con impaciencia y agolpándose ya desde el comienzo en las primeras filas ( el que ha visto conciertos en Pamplona sabe que si las primeras filas están ocupadas es que hay mucho interés).
Con un outfit preparado para la ocasión con chalecos rojos con el que nos invitan ser parte del Roneo Funk Club se presentaban Manuel Hidalgo “El Indio”, Luis Abril Martín “El Nitro”, principales impulsores de este proyecto que se convierte en una banda completa en directo. Con la voz rasgada de “El Indio” apareciendo ya previamente a su aparición en el escenario, se abría la noche con “La primerica helá y ya tenían al público metido en faena cantando cada una de sus canciones de su primer y muy celebrando album “Roneo Funk Club” editado por Universal Music.
Para el público curioso puede sorprender el gran alcance que ha tenido su música en tan poco tiempo. La percepción que uno podía tener en la sala Zentral al ver a tanta gente corear cada una de sus canciones es que este era ya un proyecto asentado. “Tu palabra” tiene el ritmo más de Los Chichos de todo el set. “Soulseek”, el tema más meloso líricamente del disco, comienza con un piano pero dentro de ella podemos disfrutar del sonido del funk y termina rompiendo en bases electrónicas en un ejercicio total de fusión por tramos. “Mi Tarara” es una gran definición de lo que son como artistas, realizan un guiño revisionista de una letra que incluyera Camarón de La Isla en “La Leyenda del tiempo” escrita por F..G Lorca pero en la cual la protagonista no “baila para los muchachos de la aceituna” si no que “mueve la cintura y la boca en fiestas de Graná”.
El “lado de la pena” con esa apuesta por la pureza cultural “Las modas de Madrid, a Graná no nos llegan” tiene menos arreglos electrónicos que en el disco pero sigue con esa influencia del breakbeat tan querido por Andalucía en el ritmo que marca la batería. “Campanas del Olvido” nos trae la influencia árabe y vuelve a romper en drum and bass ravero. “Peiname Juana” es un tema con mucho groove que en sus palabras supone el “empoderamiento que te da el ver avanzar aquello con lo que sueñas toda la vida” con una guitarra deudora de Nile Rodgers y mucho groove.
Para antes del bis dejaron“Realejo Beach” , un tema dedicado “a todos los que nos quedamos en verano en Granada comiendo asfalto”, momento en el cual ya habíamos descubierto todas las facetas que los definen como artistas.
La parte final del show fue como traer la señera sala granadina La Industrial Copera en un día señalado de un dj de renombre internacional. Con un coreadísimo “Tangos de Copera” que comienza casi con una capella flamenca pero que termina convirtiéndose en puro EBM, la sala, que ya estaba muy metida en faena , terminaba en un baile colectivo desde la primera a la última fila, algo a la altura de muy pocos artistas.
“La vuelta”, el tema más flamenco-urban que cierra el disco, es convertido aquí en otro ejercicio de 4x4 para la pista que sigue desatando la euforia del público antes de despedirse de la sala con los aplausos y la sensación de haber visto a una banda con mucho que decir en los años próximos.
El éxito de La Plazuela en el Flamenco on Fire no hace más que confirmar el interés y la sed de propuestas que desafíen los límites del flamenco clásico. El grupo ha demostrado que el legado cultural puede evolucionar sin perder su esencia, adaptándose a los tiempos modernos y conectando con audiencias de todas las edades. Están allí donde estaban Ketama, Pata Negra, Ray Heredia o los actuales Califato ¾. Ejerciendo un impulso creativo con mucha frescura que conecta con un público de su edad con los mismos parametros vivenciales pero trayéndonos la herencia del pasado. Que sigan agrandando la estela del flamenco porque la rave y el funk también pueden serlo si se tratan con este respeto y creatividad.
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