Lo de Fito raya ya el fenómeno sociológico y entra dentro de esos casos paranormales que muy pocos se hubieran aventurado a pronosticar cuando el menudo guitarrista y cantante decidió sacar sus temas al margen de Platero y Tú, donde no acababan de encajar del todo. Quién se lo iba a decir a él y a nosotros que tan sólo unos cuantos años más tarde acabaría llenando dos noches seguidas el Palau Sant Jordi, congregando a treinta y seis mil almas, gracias a un rock’n roll de matices clásicos (la guitarra de Carlos Raya, el Hammond de Joserra Semperena y el saxo de su inseparable Javier Alzola le confieren esa textura que podría recordar a bote pronto a la E Street Band, pero también a la Silver Bullet Band o a los Heartbreakers) de poderoso, por cotidiano, contenido lírico . Por eso el triunfo absoluto de Fito es el triunfo de lo mundano; el triunfo del que se levanta cada día de madrugada para comerse un atasco y llegar al curro con el bocata bajo el brazo. Es esa gente, su gente, la que lo ha puesto en el lugar que merece y para ellos se teje un show, elegante en las luces, pero sobrio en la puesta en escena: sin artificios. Lo importante es la música y ese puñado de ya clásicos que se van sucediendo con total solvencia y sin demasiadas estridencias o desarrollos, pues es el rock’n roll de patrones clásicos (De Bob Diddley a Bryan Adams pasando por los Stray Cats e incluso algún toque a lo Dire Straits más los mencionados con anterioridad) el que se lleva el protagonismo absoluto de un show de más de dos horas, perfectamente estudiado y a la altura de cualquier evento internacional de estas características.
Bona cane7f3-refugi. Feia temps que no la recordava.El que me9s greu em sap d'aquesta cane7f3 e9s que es va crtevonir en un record no massa agradable. Senyal que em va acompanyar en un moment de la meva vida. Saps que8? Crec que potser mirare9 de rescatar-la d'alle0 on e9s. Gre0cies!