Hace tres años, Fiera brotó del vientre del Nocturama, ciclo donde los componentes de Pony Bravo emprendieron este proyecto paralelo, que logra calar a pesar de su difícil digestión como respuesta a una empecinada necesidad sonora bastante acertada y repleta de recursos.
Una gran introducción a cargo del espectacular Pablo Peña, que toma las riendas asumiendo el rol protagonista, nos metió de lleno en el mundo enfurecido y salvaje de esta atípica banda de post-punk psicodélico experimental no convencional, dotada de ritmo, nervio, y mucho que aportar. Apostando por una paellera, un tubo coarrugado, una aspiradora, suelo de metal antideslizante, huchas y latas de aceíte por doquier como insólitos instrumentos que se imponen y un cúmulo de intenciones incisivas manejadas extrañamente bien por estos provocadores andaluces.
Hágame caso, "Déjese llevar", tal y como avisa el título del disco que glorificaron al presentarlo íntegramente como fue concebido en el estudio, en un crudo directo donde, antes de concluir, tuvo cabida un nuevo tema, igual de efectista que la fresca "Objeto punzante", la áspera y gritona "Drogas", la costumbrista "Pisapapeles" o el impactante tratamiento de la brillante "Agerul". El maestro Peña, Darío del Moral, Javier Rivera y Daniel Alonso, nos engatusaron limitándose a cumplir su trabajo con pasión, hasta hacernos caer rendidos ante un vibrante y peculiar talento que, a medida que pase el tiempo, se convertirá en legendario desconcierto. Decía Spielberg que el público sale contento de la sala si le proporcionas un gran arranque y un gran final, obviando el nudo de la historia, así que, acompañados de un torrente visual, completaron su espectáculo recurriendo a una ácida historia sobre la dignidad, que exaltaron con enfásis a través de imágenes proyectadas sobre los últimos acontecimientos acaecidos en Londres, desafiándonos a reflexionar acerca de inquietantes interrogantes. De una buena mezcla, destinada a mentalidades abiertas, sólo podría salir un excelente resultado, que, créanme, no deja indiferente a ningún oído.
Dentro de ese hotel que es la industria del indie español, pero sin compartir habitación con nadie, esta fiera que no se deja domesticar se encierra voluntariamente en una jaula donde crea opciones poéticas y lirismo audiovisual, aguardando para volver a abrirnos las puertas del rock sureño a través de percusiones chatarreras, dejando paso a un universo con olor a ruido.
Me desbirgué con este grupo ayer en un escenario insolito para eventos de esta indole, me sorprendieron me fastinaron me lo pasé genial....originales increibles...."locos". 10 por el articulo