Durante casi ocho horas, Galicia amplió sus fronteras en pleno corazón de Bruselas. La Sala Madeleine se convirtió en una extensión del Noroeste peninsular, donde la lengua, la música y la emoción borraron del mapa cualquier atisbo de morriña. Más que un simple festival, el EmigraSon se ha consolidado como un evento clave para la diáspora gallega, reivindicando la música y la identidad cultural gallega desde una organización totalmente autogestionada y sin ánimo de lucro. Un equipo de jóvenes migrantes gallegos, en su tiempo libre y sin una gran productora detrás, han conseguido que esta cita sea ya un referente imprescindible.
El festival comenzó el viernes 21 de febrero con una jornada de calentamiento en la Salle 1180 de Uccle. Una Foliada que celebró el patrimonio musical gallego de la mano de la banda celta Lume de Biqueira, seguida de una pinchada de música gallega de todos los géneros a cargo de La Duendeta. Esta fiesta popular sirvió como punto de encuentro y preludio perfecto para la gran jornada del sábado.
La jornada arrancó con una sala prácticamente llena a las cinco de la tarde, con De Ninghures sobre el escenario. Una banda que, si todo sigue su curso, va a estar en absolutamente todos los festivales y conciertos de Galicia este año. Su mezcla de folk tradicional con guiños al pop contemporáneo engancha desde el primer acorde, pero lo que realmente deslumbra es el nivel de sus músicos. Uno de los momentos más sobrecogedores del concierto llegó cuando María Soa, Sara Faro, Sabela y Olaia Maneiro irrumpieron en el escenario para unirse a De Ninghures en una emotiva reinterpretación de la “Muinheira de Costa” como tributo a Terbutalina, sorprendiendo y emocionando a todo el público.
A continuación, fue el turno precisamente de Fillas de Cassandra (en la foto) y Tanxugueiras, dos proyectos que, ahora mismo, dominan la escena gallega. Son las bandas más punteras del momento, no solo por su nivel de producción y espectacularidad, sino por un discurso mayúsculo en el que hay lugar para aspectos socio-políticos que nos afectan a todos. Sin duda, en Galicia reina un valioso matriarcado.
Y finalmente, la despedida. El histórico último concierto de Terbutalina fue una explosión de sentimientos: risas, llantos y energía desbordante ante un público entregado al pogo desde minuto uno. Cierre épico para una banda que marcó a toda una generación y que deja un legado inabarcable en la música gallega. Un repertorio de 27 canciones a un ritmo inconmensurable que nos dejó exhaustos emocional y físicamente, además de cientos de personas con sus sacos lagrimales totalmente vacíos. El rey ha muerto, viva el rey.
El EmigraSon llega más allá del típico evento musical. Es un símbolo del poder de la autogestión y del compromiso de la diáspora gallega con su cultura. En su tercera edición, ha demostrado, con un cartel estimulante y ambicioso, la fortaleza y vigencia de la escena musical presente en nuestros días. Su crecimiento exponencial en tan solo tres ediciones confirma la fuerza de la comunidad y su capacidad para llevar la esencia de Galicia a cualquier parte del mundo, consolidando al evento como canónico dentro del panorama musical gallego.
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