Fabián, ¡qué barbaridad!
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Fabián, ¡qué barbaridad!

8 / 10
Carlos H. Vázquez — 09-05-2013
Empresa — EP Management / La Viejita
Sala — El Sol, Madrid
Fotografía — Mariano Regidor

Fabián había llegado lejos ahora que manufacturaba su cuarto disco, titulado “La Brisa Leve (Luz Distinta)”. Tan lejos había llegado, que ha pasado de ser un cantautor de salas “íntimas” a ser un músico con banda (La Banda del Norte) en salas de mayor aforo. Han transcurrido prácticamente unos siete o seis años desde que lanzara por primera vez algo propio de sus entrañas (el EP “Plegarias” y el LP “Espera A La Primavera”). Aun así, y de todas formas, como buenos hijos, los siguientes (“Adiós Tormenta” y “Después Del Incendio Y Otras Cosas Así”) crecieron muy sanos hasta el día de hoy. Y ciertamente, es mucho tiempo, pero ver llenar a Fabián una noche con mucha competencia es sin duda algo muy a tener en cuenta tal y como está el panorama.

Igual son sus letras más sentimentales que costumbristas las que logran cautivar al público o tal vez sea ese tono de voz tan característico el que encandile. Lo que está claro es que la pasada noche hubo algo especial. La gente se sabía las letras y hasta las cantaban a medias, como sucedió con “Calles De Arena”, pero también respetaban el silencio que surgía entre la voz y la guitarra de Fabián cuando defendía a solas “Pequeño Decimal”. Se podía decir que gran parte del show estaba entre los espectadores. Querían al de León, y se notaba. Pero bueno, también el protagonista sabía darles lo que querían empezando el concierto con “En La Tierra Quemada” y “No Tengas Miedo”, ambas del más reciente álbum. No obstante, poco tardó en irse al 2007, año de “Espera A La Primavera”. De ese primer LP sonaron “Calles De Arena”; más lenta que en su versión de estudio, pero impecable en su ejecución de directo. “Páginas Tuyas”, cerca del final, y “Apenas”, una joya muy escondida que supieron valorar los allí presentes.

“La Tempestad, Etcétera” iniciaba la entrada “en el terreno del amor, ese horrible terreno”. La verdad es que –sin querer sonar ñoño- el amor es la tónica general de los textos de Fabián. Aunque cuidado, y por momentos irónico (“Diecisiete” es el mejor ejemplo), la música caminó por la línea sin caer en el terreno naïf tan manido. Eso hizo que el recital se mantuviera en un medio tiempo sin fisuras pasando por “Mr. T.O.C.” y “Maravillas” (ese chotis encubierto) hasta “Páginas Tuyas”, donde se disparó el ánimo alcanzando niveles amables en cuanto a luminosidad se refiere. De ahí que llegara el turno del single “Luz Distinta”, el corte más popero, sin duda, de la nueva entrega.

 

Pese a su velocidad pausada, el repertorio se fue consumiendo a pasos agigantados. No se hacía nada pesado el orden, así que los minutos volaron como “las palomas que nos ven pasar” de “Todo Lo Demás” (Andrés Calamaro), engalanado con el beat-box del batería Pepe López. Y esa es otra. La banda… ¡qué banda! Juan Marigorta a la guitarra, Alfredo González a los teclados, Pepe López a la batería y banjo, y David Nieto con el bajo. Todos de la casa y de la familia. Con esa suma, nada podía salir mal. Bueno, Zahara no pudo estar para compartir “Maravillas” con Fabián, pero ya se ocupó Alfredo González de simular a la popular cantautora. De nota. El que sí subió un ratito al escenario fue Quique González. Mano a mano, Quique y Fabián interpretaron “Todas Las Aves Del Sur”, una preciosa canción que va a la par, en calidad, con “Nueva York”, penúltimo regalo antes del estruendo recibido en “La Huida”. Y así fue, pues con ésta última se escaparon todos; músicos y asistentes, encantados de haberse enamorado durante la noche.

Fotos: Mariano Regidor (www.nsefotografia.com)

3 comentarios
  1. Qué emocionante reseña. Es como haber estado allí 🙂

  2. ¡Qué grande eres, Fabi!

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