Fabián regresaba orgulloso a un escenario que ya había pisado varias veces con anterioridad, en esta ocasión para defender en directo “(La Brisa Leve) La Luz Distinta” (Auto/Boomerang/Gran Sol, 13), el acertado y aún reciente cuarto disco de su carrera.
Un trabajo editado gracias al crowdfunding y sus respectivos mecenas, que debería motivar su inclusión definitiva a nivel de popularidad tras presentar a un artista capaz de convertir sencillas percepciones en bellísimas canciones. Lo cuidado y evocador de su narrativa conecta al leonés de una u otra manera con Abel Hernández (El Hijo), Santi Campos (Amigos Imaginarios), Nacho Umbert o incluso Nacho Vegas.
En un ambiente familiar y distendido que contó con buena afluencia de público, el vocalista demostró desbordar el concepto clásico de cantautor, luciendo un excelente registro vocal que en combinación con una sinceridad ciertamente creciente sobre las tablas terminó por motivar un concierto tan delicado y entrañable como emocionante. El vocalista resultó flanqueado por la agradecida aportación de Alfredo González que, incansable tras su teclado, añadió músculo a todas y cada una de las canciones elegidas. Valiosas composiciones como “Todas aves del sur”, “Piedras”, “En tierra quemada”, “No tengas Miedo”, “Nueva York” o la propia “La luz distinta”, que resultaron dotadas de matices inéditos en el formato acústico seleccionado para la ocasión, aumentando la complicidad entre músicos y audiencia.
Fabián es un intérprete encantador y discreto en sus pretensiones, poseedor al mismo tiempo de un gran talento y una especial sensibilidad que tiene a bien compartir con todo aquel que decida escuchar. Una generosidad que convierte a sus conciertos en un placer para los sentidos, pero también y sobre todo en alimento para el alma, algo indispensable en los tiempos que corren.
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