La brillantez de lo simple
ConciertosEstopa

La brillantez de lo simple

8 / 10
Alejandro Caballero Serrano — 17-05-2022
Empresa — Project
Fecha — 14 mayo, 2022
Sala — Parc del Fòrum, Barcelona
Fotografía — Carlota Figueras

No existe persona en este país que no conozca a Estopa, que no haya oído hablar de ellos o que no sea capaz de seguir la siguiente frase: “Por la raja de tu falda…”. Y es que ya han pasado más de veinte años desde la publicación de su mítica maqueta y aún siguen con ganas de más, como demostraron la pasada noche en uno de los recintos con más aforo de Barcelona.

Hoy en día estamos acostumbrados a ver cómo los grandes recintos los llenan artistas con una gran y sorprendente producción detrás, plagada de recursos estéticos que realzan su propuesta. Algo que choca con los conciertos de Estopa, que cuentan solo con su banda de siempre y un par de vídeos y efectos especiales más bien cutres, asociados a esa estética con la que se han caracterizado en los últimos años.

Y así fue como los de Cornellà se plantaron en el Parc del Fòrum para hacer su concierto más grande en Barcelona. Porque hacer un Palau Sant Jordi ya se les quedaba corto, estamos hablando que meter a 17.000 personas en un recinto, ¡se les quedaba corto! Así que fueron a por más y consiguieron colgar el cartel de “todo vendido” y reunir a más de 25.000 personas en un concierto que estaba programado dentro de la segunda ronda de presentación de su último disco, “Fuego” (Sony, 19), y que llevaban aplazando desde el 2020.

A eso de las 21:30 de la noche, los hermanos Muñoz se presentaron en el escenario haciendo su ya tradicional toque de nariz, dando por arrancado el concierto. La expectación era máxima, tras dos años volvían a su casa en uno de los conciertos más grandes celebrados después de la pandemia sin mascarillas y sin sillas. Toda esa energía quedó plasmada en la primera frase del concierto, porque a esas seis primeras palabras que entonó David, “Fui a la orilla del río”, las 25.498 almas que estaban allí reunidas respondieron al unísono “¡Y vi que estabas muy sola!”, dejando abrumado al cantante, obligándolo a dejar que fuera el público quien llevase la canción en volandas.

Así arrancó un concierto que duraría más de dos horas en las que lejos de presentar su último trabajo, hicieron una celebración de su vigésimo aniversario en la música. Plantearon un espectáculo donde reunían lo mejor de su repertorio, sin apenas tregua para los asistentes y, por supuesto, sin ninguna sorpresa, tal y cómo ellos declararon: “¡Nosotros no hacemos descanso, ni traemos invitados, ni pollas en vinagre!”.

Pero ¿quién quiere toda esa parafernalia si no la necesita? Porque los Estopa quizá no tienen esa pulcritud a la hora de cantar que tienen otros artistas como Amaia, ni traen grandes invitados, ni tienen detrás una gran producción como sí la tenía C. Tangana, pero es que no les hace falta. Ellos se han ganado a pulso ser unos de los artistas más representativos de estas dos últimas décadas en España gracias a esa multitud de canciones que han convertido en himnos dentro de la cultura nacional. Y todas ellas estuvieron presente la pasada noche. De hecho, del nuevo disco apenas tocaron cuatro, pero a nadie pareció importarle, porque aquello no era tan solo un concierto, era toda una celebración. Una celebración en la que ambos hermanos quisieron dejar claro a quién se la dedicaban: a todas aquellas personas que nos habían dejado por culpa de la pandemia.

Así que lo dieron todo en canciones tan míticas como “Cacho a cacho” o “Me falta el aliento” y también en aquellas que, aunque no son tan comerciales, son de las más coreadas por el público como “Paseo”, “Vacaciones” o “Vino tinto”. Aquello era una auténtica fiesta en la que en una canción podías ver a todo el mundo dando palmas al más puro estilo rumbero y en la siguiente, te encontrabas haciendo pogos y saltando sin parar como si estuvieras en un concierto de rock. Porque sí hay algo que define el estilo de los Muñoz es esa rumba rockera que llevan practicando tan bien durante estos más de veinte años.

Ya en la parte final del concierto, y como es habitual en sus directos, nos dieron a conocer cómo nacieron algunas de sus canciones. El resto de la banda abandonó el escenario y ambos hermanos se colgaron una guitarra española y sentados en sendos taburetes empezaron a hacer versiones acústicas de varios de sus temas más antiguos. Parecía que estábamos asistiendo a una sesión de composición, ya que recrearon la primera versión de algunas de sus piezas más antiguas como “Tan solo”, “Mi primera cana” o “Demonios”, a la vez que divagaban en conversaciones que llegaban a unir a filósofos con cervezas.

Y tras ese momento a solas, anunciaron que ya solo les quedaba una canción para terminar. Esa no podía ser otra que “Como Camarón”, una de sus piezas más conocidas y en la que todo el mundo se dejó la voz. Así se despidieron de un Fòrum rendido ante sus pies y al que agradecieron su asistencia y su perseverancia por no devolver la entrada y esperar este concierto durante más de dos años.

Tanto si son fans de Estopa, como si no, la humildad y humanidad que desprenden esos dos hermanos no pasa desapercibida por nadie, y el suyo no es más que el triunfo de lo trabajado y la brillantez de lo simple. David y José llevan veinte años demostrando que con grandes canciones, esfuerzo y trabajo pueden lograr lo que sea. Y permítanme que me ponga emotivo, porque en la noche del sábado todos aquellos que somos vecinos de esa pequeña comarca llamada Baix Llobregat teníamos la sensación de haber triunfado una vez más. Porque ellos son la demostración de que un sueño nacido en un pequeño bar de Cornellà puede llegar a convertirse en una gran realidad. Y si ahora han reunido a más de 25.000 personas, ¿qué será lo siguiente? Esperemos que, como mínimo, sean otros tantos años más de grandes canciones.

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