Este fin de semana nos fuimos de Cascante con la extraña sensación de ya haber vivido algunos de sus momentos en el pasado. Y digo algunos, porque quizás ingredientes como la lluvia, imperdonable en las ediciones de primavera desde que me alcanza la memoria, grupos importantes de la edición 2021 y la vuelta al patio del colegio nos pueden trasladar a ediciones pasadas, pero un importante componente de innovación y variedad terminan de facturar, sin lugar a dudas, la mejor propuesta musical disponible en la ribera Navarra.
Sillas, mascarillas y demás protocolos pandémicos quedan atrás como un extraño recuerdo, que esperamos nunca más tener que volver a presenciar y nos preparamos para una nueva edición primaveral, que bien diversa y cargada de programación daba el pistoletazo de salida en el recinto del patio del antiguo colegio, ubicación de cabecera para el festival de Cascante.
Niña Polaca eran los encargados de abrir la tarde y la banda madrileña–alicantina supo encender a un público ya deseoso de música en directo al estilo de la antigua normalidad. Haciendo gala de su último trabajo “Asumiré la muerte de Mufasa” y su peculiar sonido pop, la banda hizo vibrar a los asistentes coreando pegadizos temas como “Madrid sin ti”, “La muerte de Mufasa” o “Magaluf”, tema que comparten con sus colegas Las Ginebras y que aprovechando su presencia, les invitaron a cerrar su actuación.
Compañeros de sello de Las Ginebras, Karavana fueron los siguientes en acción. El cuarteto de Vanana Records agitó al público con un chute de energía pop-rock con letras sencillas pero directas. Temáticas clásicas como el amor/desamor, amistad y la celebración unida a una instrumentación muy royo Strokes o The Vaccines termina de configurar el sonido que Karavana presentan en directo. Defendieron su último álbum “Muertos en la disco” presentado en octubre del pasado año, con el que el cuarteto apunta muy buenas maneras y parece sentirse muy cómodo en los escenarios.
Ya con los últimos resquicios de luz llegaba el plato fuerte de esta jornada, dábamos un giro importante de estilo musical y Mikel Erentxun y su banda nos embarcaban en un viaje musical por los 35 años de canciones del guipuzcoano. Viaje con nombre, “Amigos de Guardia”, que también nombra a su actual gira y a su último trabajo, presentado en 2021.
Míticos temas como “El mejor de mis días”, “Esos ojos negros”, “Una calle de parís” o “100 gaviotas” deleitaban a los presentes con una puesta en escena muy fiel a las versiones originales, gracias en gran medida a una banda impecable que acompañó de forma precisa a Erentxun. La canción “Cartas de amor” dio lugar a una apoteósica improvisación, en la que se pudo escuchar incluso algún guiño al teclado eléctrico del clasico de los Doors “Riders on the Storm”, que acto seguido propició una leve parada y reaparición de la banda en escena, para rematar con algunas indispensables como “Intacto”, “A un minuto de ti” y “En algún lugar”. De esa forma disfrutamos durante una hora y media de un importante repaso por la discografía de la época del cantautor en solitario así como de sus trabajos con la formación Duncan Dhu.
Tras un cambio importante del perfil del público en las primeras filas, el patio del colegio de Cascante recibía con entusiasmo a las ya aparecidas Ginebras y es que este cuarteto de chicas repetía edición primaveral y el público de la zona ya sabía a lo que venía. Magüi, Sandra, Raquel y Juls supieron aprovechar este punto a su favor y se metieron al público en el bolsillo desde el primer minuto. Aprovecharon para anunciar su próximo trabajo, que ya se encuentra grabado y del que prometen, tendremos noticias pronto, ya que excusaron la brevedad de su actual repertorio, compuesto por su álbum “Ya dormiré cuando me muera” y su primer EP “Dame 10:36 minutos”. Entre historias y bromas trascurrió un animado concierto de pop simple pero efectivo a cargo de Las Ginebras, que seguido de una sesión Dj de Virginia Díaz dimos por finalizada la primera jornada de esta edición primaveral de 2022.
La segunda jornada de esta edición primaveral empezaba con conciertos gratuitos en la plaza de los fueros de Cascante, más exactamente con Alberto & García, banda de amplio recorrido. El septeto con raíces en el folclore latinoamericano, el pop-rock clásico, la electrónica y los textos en castellano, amenizo las primeras horas de la tarde. Pero tal y como adelantábamos al principio de esta crónica no conocemos edición de estaciones sonoras de primavera sin una buena descarga de lluvia que afecte de alguna forma la programación y esta edición no iba a ser menos.
El concierto de los catalanes Mujeres se tenía que retrasar una hora y media, que escobas y fregonas en mano, lucharon por poder actuar en el escenario de la plaza central del pueblo navarro. Sin descanso y haciendo uso de su arma infalible del dúo de voces, los tres de Barcelona revisaron los temas de su último álbum “Siento Muerte” y singles recientes. Y bien por la posibilidad de la cancelación o por el subidón del cielo azul después de la tormenta, se creó una simbiosis perfecta entre el público y la banda, que nos hizo saltar y disfrutar de cada uno de sus temas.
El concierto de Chris Farren se tuvo que trasladar al escenario principal del patio del colegio, donde el músico natural de Florida realizo un reducidísimo formato para poder encajar los cambios en los horarios. Al igual que el Neoyorkino Jesse Malin, que viene presentando su último disco en los escenarios de la mano de Brian Fallon y su banda. Jesse defendió el disco publicado a finales de 2021, “Sad and Beautiful World” en un formato simplificado para la ocasión, ideado para acompañar su voz con dos guitarras o acústica y piano.
Tras estas dos fugaces interpretaciones, que nos dejaron con las ganas de ver a estos dos artistas a pleno rendimiento en formato de banda completa, los tiempos se fueron ajustando a lo previsto y dio comienzo el artista principal de la segunda jornada. El cantautor estadounidense Brian Fallon y su banda, que configuran la propuesta musical Brian Fallon and The Howling Weather, están de gira presentando su tercer disco en solitario, “Local Honey”. Un trabajo íntimo y profundo donde Brian se sincera y expone su lado más romántico y melancólico. El cantante de The Gaslight Anthem y su banda ofrecieron un espectáculo impecable, cuidaron cada detalle esculpiendo uno a uno los temas seleccionados de su último álbum y otros sacados de los anteriores, “Sleepwalkers” y “Painkillers”. Un recital de rock clásico norteamericano que permanecerá en la memoria de los presentes, sin lugar a dudas.
Tras un cambio técnico importante en el escenario, y un giro de 180 grados en la línea musical de la noche, nos encontramos ante Shego una banda formada por cuatro amigas de Madrid. La música de Maite, Raquel, Charlotte, y Aroa no es fácil de etiquetar; punk, lo-fi, pop y música electrónica se mezclan en una atrevida propuesta con mucha actitud y sin pelos en la lengua. Quizás la ubicación entre grupos principales o el horario terminó por no favorecer la respuesta del público, que notamos más distante y desconectado que en otros momentos del festival. No obstante consideramos que es una propuesta con poco tiempo de vida, que apunta muy buenas maneras y no dudamos que atrapará al público en cuanto sus directos suenen tan potentes y compactos como sus trabajos de estudio.
Con un 90% de las entradas vendidas, el patio parecía estar al 100% cuando la sirena del colegio avisaba el inicio del próximo grupo. La M.O.D.A. atraía a los últimos rezagados con una pista del Hombre de Negro, que a modo introductorio se fusionaba con una de los propios burgaleses y estos terminaban de enlazarla con su salida al directo. Aunque La Maravillosa Orquesta del Alcohol ha publicado recientemente su álbum “Nuevo cancionero Burgalés”, el repertorio fue muy similar al presentado el año pasado en este mismo festival, dándole poco peso en su actual propuesta de directo. Independientemente, nos encontramos ante una propuesta más que consolidada y el público pudo disfrutar y corear himnos como “Una canción para no decir te quiero”, “Hijos de Johnny Cash”, “PRMVR” o “1932” o bailar nuevos temas que no tardaran en serlo como “Mañana voy a Burgos”.
Finalmente y ya avanzada la noche los burgaleses agradecieron su presencia y felicitaron al festival dando paso a Ortiga la última propuesta de esta edición primaveral 2022. El gallego Manuel González González puso en escena su proyecto sin dejar indiferente a nadie. Decoración de discoteca con toques tropicales, acompañado por un guitarrista al más puro estilo Carlos Santana y con una zona de específica del escenario destinada a la elaboración de combinados, donde su séquito de allegados y casi cualquiera que quisiera subir, podía disfrutar de la fiesta. Bases electrónicas de merengue y otras variantes latinas, virtuosos punteos de guitarra eléctrica y sintetizadores en su sonido más inicial o más cercanas a un organillo, hacen de acompañamiento a las procesadas voces de este gallego que te obliga a mover el cuerpo. Una fiestón en toda regla, con conga incluida, que debiera ser obligatorio para cerrar cualquier festival o programación de conciertos.
De esta forma, una vez queda más patente que la organización de Estaciones Sonoras y el pueblo de Cascante realizan una apuesta seria por la variedad musical en sus programaciones. Desarrollando una propuesta conjunta con el entorno del municipio y las actividades paralelas que se celebran en él, únicas en la zona sur de la comunidad foral.
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