Por fin Rob Zombie aterrizaba en Barcelona por primera vez desde esa mítica fecha fallida con Marilyn Manson en el 98. Los teloneros fueron los casi desaparecidos Powerman 5000 y unos Soulfly que, desgraciadamente, están en horas algo bajas. Rob Zombie, en cambio, ofreció uno concierto en el que se entregó al doscientos por ciento para suplir las carencias de adaptar su show a un recinto más pequeño, pero no cabe duda de que verle en una sala pequeña fue todo un lujo.
Presenciar desde primera fila cantando “Sick Bubble Gum” o paseándose por entre el público saludando a toda la audiencia y subiéndose a la barra mientras John 5 se toca un solo de guitarra (algo aburrido, dicho sea de paso) fue todo un placer. Zombie se acuerda también de su pasado con White Zombie, de quienes recuperó “More Human Than Human” o “Thunder Kiss 65”, mientras que los temas más coreados de su etapa en solitario fueron “Living Dead Girl” y “Dragula”. También hubo sorpresas como sus versiones de “Am I Evil?”, ese gran tema de Diamond Head, y “Schools Out” de Alice Cooper, que funcionó como homenaje al padre del shock rock.
El concierto avanzó con alguna interrupción (se apartaron unas tarimas para que los fans viesen mejor a la banda y esta se pudiera mover con mayor facilidad arriba y abajo), aunque el mejor momento llegaría con el bis con “Lords Of Salem” y, cuando parte de la gente se disponía a salir del recinto, una contundente “We’re An American Band” de Grand Funk Railroad.
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