Luces y sombras

Enric Montefusco afronta una arriesgada maniobra con las novedades de su actual gira “Micro-Zénit”, en la que despoja a las composiciones de Standstill de toda esa ornamentación sonora que, en la versión de estudio, ampara al incuestionable impacto sentimental de su lírica. Sobre el escenario el músico se acompaña de cuatro miembros del coro Cambra 16, y adapta las elegidas al acústico con especial atención a “Dentro De La Luz” (Buena Suerte, 13), última entrega de los barceloneses hasta la fecha.

Un experimento que a la postre cuenta con luces y sombras, puntuando a favor la familiaridad y cercanía del formato, en un ambiente relajado que propicia la constante interacción entre público y artista. También suma en positivo la ya conocida capacidad vocal del autor, siempre sincera, imponente y capaz de elevar la profundidad de su narrativa hasta niveles estratosféricos. Sin embargo la aportación del coro al conjunto resulta cuestionable, quedando la sensación de que éste no demanda realmente su presencia, y llegando incluso a desviar la atención del auténtico motivo con su forzosa inclusión en la fórmula.

Velada por tanto inhabitual y de irregulares resultados, agradablemente alejada del rigor habitual de una presentación en directo y que contó con instantes apasionantes (“Conjunto de todos los tiempos”, “Vuela extranjero”, “Si vieras”, “Me gusta tanto” o “Adelante, Bonaparte”), pero cuyos elementos no encajaron con naturalidad en el conjunto. El concierto se completó con una anecdótica revisión en catalán del “Bird On The Wire” de Leonard Cohen y unos añadidos en los que, por petición popular, el combo repitió un par de temas (“Vuela extranjero” y “Adelante, Bonaparte”).

En definitiva, sensaciones agridulces y la duda razonable acerca de si no resultaría más apropiado un acústico tradicional, con el protagonismo recayendo únicamente sobre a una interpretación desnuda y el inherente peso emocional de las propias canciones.