De todo lo que dio de si la pasada edición del Heineken Jazzaldia (que fue mucho y bueno. En septiembre podrás leer en la edición de papel de MondoSonoro una extensa crónica) sobresalió con especial fuerza el cierre oficial del festival, que tuvo lugar anoche en la abarrotada y coqueta Plaza Trinidad de Donosti. Dos mitos vivientes de la historia de rock, Elvis Costello y Kris Kristofferson, llegaban a la ciudad vasca para demostrar que aun tienen mucho que ofrecer. Y la verdad es que no defraudaron. El primero en aparecer en el escenario fue Kristofferson de 74 años de edad pero en buena forma, con rigurosa vestimenta negra a lo Johnny Cash que, acompañado tan solo de una guitarra, su armónica y esa voz rota por la vida, consiguió emocionar a todos los allí presentes. El suyo fue un concierto cargado de una fuerza casi mitológica, primero por ejercer de honesto azote al lado más oscuro de los Estados Unidos (lanzó dardos envenenados hacia Bush y Clinton, y a la dictadura Argentina de Videla, entre otros), y segundo al dejar claro que, una vez muerto Cash, Kristofferson es su heredero vivo más digno. Lo es por la cercanía, el carisma, y la verdad que respiró todo su concierto, un show donde combinó canciones nuevas, curiosidades como ese “Sandinista” en honor a Daniel Ortega, y clásicos como “Me & Bobby McGee", "Help Me Make It Trough TheNnight", o la muy emotiva "Sunday Morning Coming Down", canción que Cash y Kristofferson habían cantado juntos en más de una ocasión.
Tras la demostración de poderío del encallecido protagonista de “Pat Garrett & Billy The Kid”, llegaba el turno de Elvis Costello And The Sugarcanes, proyecto donde el músico británico da rienda suelta a su lado más country, una vertiente que ya tocó a principios de los ochenta con discos como “Almost Blue”. El responsable de maravillas del calibre de “My Aim Is True”, protagonizó un concierto festivo acompañado de seis músicos en estado de gracia encabezados por un primoroso Jim Lauderdale, y entre los que destacaban virtuosos del violín, la mandolina o el dobro. El concierto, que llegó casi a las dos horas de duración, ofreció un poco de todo: Canciones nuevas grabadas con The Sugarcanes, reinterpretaciones en clave country de clásicos de Costello (destacaron “(The Angels Wanna Wear My) Red Shoes” y “Everyday I Write The Book), diferentes versiones (entre ellas el You´ve Got To Hide Your Love Away” de The Beatles), y un bloque de tres canciones que unieron encima del escenario a Costello y Kristofferson (grandísimos amigos en la vida real. Algo que se notó en las miradas cómplices y sonrisas que se regalaron en esos instantes), que consiguió cumbres emotivas gigantescas cuando atacaron "This Old Road" del segundo, y "April 5th" canción que los dos firmaron hace unas temporadas con Rosanne Cash. En fin, un colofón soñado que dejó bien a las claras que eso del rock de raíces no es solo patrimonio de oriundos de la tierra de Abraham Lincoln.
Estupenda crónica... lamento no haber estado allí.
Aunque... no tenéis una foto mejor? casi se pueden contar los píxeles
Yep.. ya hemos cambiado la foto que como decías se veía pixelada... abrazooos