El periplo de El Mató A Un Policía Motorizado por los escenarios españoles no ha sido sino una meritoria carrera de fondo, desarrollada constante y pacientemente hasta alcanzar ese dulce momento de reconocimiento que en la actualidad disfruta la banda. Mucho ha cambiado la troupe liderada por Santiago Motorizado desde aquellos primeros conciertos protagonizados por una formación aún tímida y un poco acongojada que, encontrando en el público español un elemento todavía extraño, se insinuaba pero parecía poco desenvuelta y algo agarrotada a la hora de defender su música en directo.
Los argentinos protagonizan una nueva gira peninsular con la excusa de presentar en directo el contenido de ‘La Otra Dimensión’ (19), su último álbum hasta la fecha. Una satisfactoria hoja de ruta para el sexteto, que ha podido comprobar cómo se agotaban las entradas de varias de sus paradas. Es lo que sucedió el pasado viernes en la zaragozana Las Armas, en donde un público entusiasta arropó desde el principio a un grupo que, ahora sí, se mostró tremendamente seguro de sí mismo, encomendado sin tapujos al poder de convicción inherente a su repertorio. De este modo se sucedieron temas como “Nuevo discos”, “Más o menos bien”, “La noche eterna”, “El tesoro”, “Chica de oro”, “Ahora imagino cosas” o la final “Mi próximo movimiento”, aupados entre indie-pop de guitarras, estribillos urbanos, distorsiones, melodías pegadizas y una pizca de psicodelia y shoegaze. Todo ello llega desde las tablas sensiblemente más detallado y rico en matices que antes, aumentando así el valor del conjunto y aupando al grupo a un escalafón superior al ocupado en anteriores etapas. Otra de las hazañas de los de La Plata consiste en haber mantenido sus seguidores primigenios (esos que ahora ya rondan los cuarenta), al tiempo de sumar un buen número de nuevos militantes captados de otros estratos generacionales más juveniles.
Sin duda esa mezcla de público ha ayudado a la buena aceptación de El Mató A Un Policía Motorizado en nuestro país, en una propuesta que también cuenta con el apoyo incondicional de varios medios importantes. Pero no es menos cierto que el grupo luce ahora como una máquina mucho mejor engrasada en directo que, sin presumir de virtuosismo ni exquisita pulcritud (su estilo tampoco lo demanda), ofrece a cambio una solidez interpretativa difícilmente cuestionable. Lo efectivo de un cancionero idóneo para que los asistentes se conviertan en cómplices y puedan vociferar en pleno acompañamiento hizo el resto, sellando el triunfo en una plaza importante como es la capital aragonesa.
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