El reencuentro con el Low Festival de Benidorm en una duodécima edición especialmente esperada por asistentes y artistas tras el parón de la pandemia se ha traducido en un rotundo éxito de público. Con todos los abonos agotados desde antes del evento y más de 25.000 personas por día en el interior del recinto, el festival de Levante vuelve a consolidarse como una apuesta acérrima entre la inmensidad de oferta de este tipo, sobre todo en época estival.
Con un potente cartel que ha logrado mantener el grueso de la programación que se anunció en 2020, lo cual tiene un intachable mérito, la esencia del Low ha permanecido indemne tras el huracán que supuso la situación sanitaria para los eventos musicales de gran formato estos dos años. Una sólida propuesta a nivel nacional, sumada a la infalibilidad de unos avezados artistas internacionales, así como una visión abierta a las nuevas tendencias ha colocado al festival de Benidorm bajo los focos.
Viernes 29 de julio
Inauguraba el escenario Benidorm nada menos que El Columpio Asesino en una primera jornada heterogénea con una predominante presencia nacional. Los navarros fueron todo contundencia y oscuridad, a pesar de la calurosa temprana hora de su actuación. Los reyes de la electrónica punk dieron mayor peso al repertorio de sus dos últimos trabajos con los que la banda dio rienda suelta a la distorsión y a sus corrosivas letras que el público fiel abrazó con entusiasmo. Poco más tarde, el escenario más audaz recibía a la artista emergente Jimena Amarillo. Las tablas de Radio 3 acogieron el hipnótico sonido indie y, como ella misma describió, música de moñería. La valenciana, quien justo el día anterior había estrenado su último tema, “Indie esperanzador”, mostró su lado más íntimo y cercano con las historias sentimentales de su último álbum “Cómo decirte, mi amor”.
Mientras tanto, Dorian, como la última edición, fueron los encargados de abrir el escenario principal con su repertorio infalible festivalero. Los catalanes, quienes parecen custodiar la fórmula perfecta en sus directos en este tipo de formato, pudieron presumir de una buena cantidad de público que coreó las canciones de su imperecedero setlist con los asumidísimos hits de “Verte Amanecer”, “Hasta Que Caiga el Sol” o “Tormenta de Arena”. De vuelta al escenario Radio 3, Belako desplegó su show con una crudeza de alto voltaje. Con un directo impecable y envueltos por unas visuales bien logradas, los vascos arrancaron su concierto con lemas como “a la mierda el patriarcado, no a la guerra y no a las terfs” a cargo de Cris Lizarraga, siempre reivindicativa. Así, acudimos a una motivación in crescendo de “Truth” a “Profile Anxiety” sin dejarse sus éxitos clásicos como “Lungs” o “Sea Of Confusion”.
El gran reclamo del viernes abrió el apetito del pop y los sintetizadores en el escenario Vibra Mahou. La banda Metronomy, en lo que era su primera vez en Benidorm, protagonizó un concierto ameno y bailable al ritmo de clásicos como “The Look”, “Salted Caramel Ice Cream” o “Corinne”, pero sin olvidar los temas de su último disco “Small World“ como “Things Will Be Fine” o “Right On Time”. Sin grandes ostentaciones, el grupo británico liderado por el carismático Joseph Mount demostró un contagioso buen rollo desde el inicio, bromeando con los asistentes “Os gusta el rock, ¿y los fish and chips?”.
Por su parte, León Benavente protagonizó el llenazo más evidente en el escenario Benidorm hasta el momento. Presentando su último lanzamiento “ERA” con una puesta en escena brillante, pocos fueron los que se mantuvieron quietos. El imparable cuarteto dio un amplio repaso a su discografía, aunque no fue hasta el último tercio de su show cuando escuchamos las imprescindibles. Sin duda, un espectáculo soberbio de principio a fin. De nuevo en el escenario Radio 3, Triángulo de Amor Bizarro ofrecieron un frenético concierto en lo que ellos bautizaron como “el escenario más molón del festival”. Los gallegos fueron, una vez más, una explosión de energía sobre las tablas. La banda, abriendo con “No eres tú”, prefirió dejar la artillería para el final con las indispensables “Barca Quemada” o la mítica “Vigilantes del Espejo” con los que desataron la euforia colectiva.
Otro de los momentos estrella de la noche corrió a cargo de la gran Nathy Peluso. Y es que la argentina en los escasos sesenta minutos que duró su show, fue capaz de poner el Vibra Mahou del revés. La cantante, enfundada en un traje de neopreno negro, saltó a escena subida a una inmensa plataforma bailando con una energía apabullante, sincronizada con los focos que la mostraban y ocultaban al compás de sus ritmos latinos. Especialmente impresionante fue la versión en directo de “Music Sessions” de Bizarrap, enfocándose al rostro a lo largo de todo el tema con una cámara pegada al micro mientras cantaba, imitando precisamente al videoclip. No dejó de clausurar su actuación manifestando su agradecimiento por la gran acogida por parte del público: “Sin duda para mí es una noche muy especial, esta acogida tan inmensa es lo que le da sentido cada día a dedicarme en cuerpo y alma a lo que un día proyecté como un sueño”.
La fiesta continuó con el irreverente Joe Crepúsculo. Presentando su LP “Trovador Tecno”, Joel Iriarte acompañado por su partner in crime Aaron Rux, ambos dispararon con sus sintetizadores un buen arsenal de sonidos electrónicos y ritmos imposibles de eludir a mover el cuerpo. Música bakala y ambiente de discoteca ochentera fueron los alicientes para que la pista se desmelenara con “Tecnocasa”, “Así Soy Yo” o “Jose House”. Un bombazo que solo podía ir a más con la última y deseada “Mi Fábrica de Baile”.
La banda de punk-dance !!! (Chk Chk Chk) fue la encomendada para cerrar por todo lo alto el escenario principal. Con un inagotable Nic Offer al frente de un show explosivo, el veterano grupo no defraudó alborotando la pista desde los primeros temas de un lado a otro del escenario. La energía funk excéntrica claramente dinamitó con “One Girl/One Boy”, el hit más aclamado.
Al mismo tiempo que los estadounidenses, otra de las propuestas del panorama underground del dance electrónico reunía al perfil más joven del festival en el escenario Radio 3. El granadino Chico Blanco desplegó su peculiar formato dj set cantando por encima de sus bases house casi sin tiempo para interactuar con su público en un ritmo que solo ralentizó para cantar su tema más bajo en revoluciones, “Fantasía”. Tras este, el dúo de djs ElyElla concluyó una primera e intensa jornada en el escenario Benidorm con un buen cóctel de indie electrónico actual y remember que, como no podía ser de otra manera, terminó en una fiesta de color y confeti.
Sábado 30 de julio
El segundo round dio inicio en el escenario Benidorm desde bien temprano con la cálida voz de Anni B Sweet, acompañada por su banda con Víctor Cabezuelo a los teclados y Julia Martín-Maestro a la batería, ambos de Rufus T. Firefly quienes tocarían el domingo en el mismo lugar. La malagueña hizo las delicias de sus seguidores con un buen puñado de letras de su trabajo en solitario “Universo por Estrenar”, no sin antes expresar su gran emoción por tocar por fin en un festival como hacía tiempo que no hacía.
Poco después, en el escenario Vibra Mahou, White Lies fue literalmente fiel al setlist de su gira. Pocas palabras por parte del frontman Harry McVeigh y, por lo general, un concierto escueto caracterizaron su intervención en el Low Festival. Al margen de algún que otro comentario del tipo “Venga, que esta os la sabéis” antes de lanzar éxitos como la conocida “To Lose My Life” o “Is My Love Enough?”, la banda londinense pareció conectar poco con la grada.
La aparición de Amaia en Benidorm fue uno de los grandes momentos de la jornada. Deslumbrando desde el minuto uno en que se sentó en su inseparable piano, vestida con un traje que bien se mimetizaba con su show, la pamplonica invitó a un espectáculo inmersivo con su especial frescura y naturalidad. La acogida por parte del público fue inmediata con “Bienvenidos Al Show”. Así, pronto asistimos a la intimidad de su personal versión de “Fiebre” de Bad Gyal y de la de Los Planetas “Santos Que Yo te Pinte”. Transitando entre los temas de su exitoso “Cuando no sé quién soy”, que fueron coreados sin cesar, también hubo espacio para colaboraciones imprescindibles como “Perdona (Ahora sí que sí)” con Carolina Durante o “El Encuentro” con Alizz, aunque hubiese sido un puntazo verlos juntos sobre el escenario pues ambos eran nombres del festival. En la recta final, Amaia dedicó el concierto a su familia, que había venido expresamente a verla y agradeció al equipo técnico y a su banda por todo el esfuerzo dedicado. “Yo Invito” y “Quedará En Nuestra Mente” fueron los últimos hits que dejaron a la pista sin aliento.
Le tomó el relevo en el mismo escenario los también asiduos del festival de Benidorm, Carolina Durante. Los madrileños demostraron en lo que duró su directo que son una apuesta segura. Arrancando con las canciones de “Cuatro Chavales”, su material más reciente, Diego Ibáñez se dejó la piel sobre las tablas con una actuación más que dinámica. A destacar fue, al margen de las indispensables, cómo sonaron temas como “En Verano”, la ultra coreada “Joder, no sé” o la vertiente más íntima de la banda con ese “Urbanitas”.
Paralelamente, el escenario Radio 3 pareció dar numerosos problemas en esta segunda jornada. Desde los madrileños Biznaga, las complicaciones técnicas y los retrasos aguaron en cierto modo la fluidez de las intervenciones. Aún así, lograron defender con maestría las canciones de “Bremen No Existe”, su trabajo más reciente. La banda de Madrid que fue todo potencia bajo los focos conectó de inmediato con los acólitos de las primeras filas. “Veo pocas pantallitas entre la multitud, eso es buena señal. En este escenario está el que mejor se lo pasa”. Los pogos se desataron con “Máquinas Blandas” y mención especial merece el caramelo para los más fieles que cumplía nada menos que 12 años, “Adalides de la Nada”.
El Último Vecino vivió un directo agridulce, con varios problemas a los teclados que de forma forzosa retrasaron su bolo diez minutos. Acostumbrados a su imparable frenesí de canciones, esta vez al trío le costó arrancar. Aun así, una vez solventadas las cuestiones técnicas, Gerard Alegre tomó las riendas como bien sabe hacer con “Tu Casa Nueva” y la aclamadísima “Culebra, Columna y Estatua”.
Con el escenario grande, el del estadio, repleto, Editors hicieron lo que saben hacer y llevan dándole a sus fans desde hace 20 años, desplegaron su sonido característico y grandilocuente, disfrutando especialmente con temas como "Munich" o "Smokers Outside The Hospital Doors", y es que su sonido metálico y épico, es perfecto para escuchar tanto en salas como en festivales. En septiembre sacarán su nuevo disco "EBM" y tocaron alguna canción nueva como "Karma Climb" que suena igual de enérgica que sus clásicos.
Con las visuales a sus espaldas con el nombre del grupo a modo de insignia de un equipo de fútbol, VVV (Trippin’ You) liberó su “Turboviolencia” champagne en mano, guiño a la letra de “Nadie Es Leal”. A pesar de un público raro y distante que pareció no sintonizar demasiado con el neo-bakalao y la fiesta ravera, el trío disparó sin control sus teclados new wave y su drum’n’bass a degüello. Un show anfetamínico que se saldó con los bailes frenéticos de “Algo Que Explotar”, “Crisis Existencial” y el sagrado pogo final de “Odiar Frontal”.
2Manydjs cerraron el Vibra Mahou con un live de lo más intenso que se vivió en el escenario principal a lo largo de los tres días. El dúo de electrónica hipnotizó a los asistentes no solo por las remezclas musicales de distintas décadas con temas de Boys Noize, Vitalic o Rosalía, entre tantos otros, sino también por unos impresionantes montajes visuales que consiguieron del todo detonar la pista sin piedad. El equipo belga formado por Stephen y David Dewaele, artífices de Soulwax, se coronaron una vez más como verdaderos genios de las remezclas y la combinación aparentemente antagónica de géneros y estilos que de pronto casan a la perfección. Una simbiosis capaz de conectar el rock, el dance, el hip hop e incluso el metal con una electrónica actualizada. Sin lugar a dudas, un show demoledor que culminó en un edén estroboscópico.
Domingo 31 de julio
La banda de Aranjuez, Rufus T. Firefly dio inicio al último asalto del festival en el escenario Benidorm. El ahora sexteto realizó todo un ejercicio de excepcional manejo del neo-soul de los años 70, el afrobeat y, en definitiva, el dominio de nuevas sonoridades para las que se han abierto en su último LP “El Largo Mañana”. Una incursión para la que ahora cuentan con congas a la percusión en el estudio, pero que también trasladan acertadamente al formato de directo. Un viaje lisérgico con la sorpresa de la colaboración de Anni B Sweet sobre el escenario en el tema “Selene”, simplemente espectacular.
Continuando con los tintes psicodélicos, los británicos Temples abrían el escenario principal con uno de sus clásicos, “Certainty”. Considerado otro de los destellos internacionales del cartel, exponentes de la nueva psicodelia actual, paradójicamente no lograron congregar a demasiado público quizá por horario. Sin embargo, el cuarteto encabezó una calidad de sonido como la de ningún otro. Los vibrantes sintetizadores, acompañados de riffs cálidos, todo ello aderezado con la voz de James Edward Bagshaw sumieron a los presentes en una especie de ascensión.
Cambiando radicalmente de géneros musicales, Sen Senra apareció en Benidorm con una puesta en escena íntima. El gallego que ya presume de un buen séquito de fans, reunió a una gran multitud a ritmo de “Wu wu” o “Sublime”. Su concierto, más bien comedido, no destacó por grandes suntuosidades. El considerado ya representante del nuevo pop y R&B nacional, puso en evidencia la cantidad de éxitos que no deja de almacenar en su discografía con temas como “Globo” o “Tumbado En El jardín Viendo Atardecer”.
Con Primal Scream se asistió, irremediablemente, a uno de los mejores directos de la presente edición. Los veteranos escoceses descargaron un espectáculo tremendo en Vibra Mahou ante una explanada abarrotada, erigiéndose como uno de los máximos reclamos de la última jornada. Calentando motores con una rotunda “Swastica Eyes”, la fiesta arrolladora estaba más que servida. El frontman de la banda Bobby Gillespie se hizo rápidamente con el público, manteniendo el dinamismo a lo largo de toda la actuación salvando algunos momentos, como la mención al compositor icono del grunge Mark Lanegan, recientemente fallecido. La última parte de su setlist concentró los hitazos de “Come Together”, “Country Girl” y “Rocks”.
Al mismo tiempo que la agrupación de Glasglow, Delaporte vivió el mayor llenazo del escenario Radio 3, completamente a rebosar. Su adictiva fórmula de electrónica bailable no deja de confirmarnos, concierto tras concierto, que el dúo se ha ganado a pulso su sitio. Replanteándose su show, en constante evolución, los remixes de sus incontestables éxitos como “Cariñito” o “Un jardín” con las versiones de “Toro” de El Columpio Asesino o "Gasolina" de Daddy Yankee. Imposible no contagiarse por la energía de las coreografías imposibles de Sandra.
Mientras la multitud veía el último concierto de Izal en Benidorm antes de su anunciada retirada, en otro escenario Toundra sonaban espectaculares, dando un concierto robusto y contundente que dejó a los que se acercaron a verlos extasiados y a los curiosos que no los conocían sorprendidos.
La Femme constituyó otra de las interesantes apuestas internacionales del festival. Tres sintetizadores y un theremin aguardaban en fila sobre las tablas el ansiado momento de la aparición de la banda. Con algunos minutos de retraso, la formación francesa aterrizó bajo los focos enfundados en sus trajes retro dispuestos a revolucionar por completo la pista. Presentando su más reciente trabajo “Paradigmes”, su repertorio tardó más de la cuenta en lanzar sus esperados “Antitaxi” y “Où Va le Monde”. Difícil resistirse al psych pop pegadizo de sus canciones y a la intensidad de un show del todo hiperactivo, incluso en su último sencillo, “Sacatela”.
El debut como solista de Alizzz ha corrido como la pólvora en poco tiempo, conquistando a un buen número de adeptos que se agolparon entre las primeras filas para ver al famoso productor de C. Tangana en lo que sería el último concierto del Vibra Mahou. El quinteto repasó de principio a fin el álbum de “Tiene que haber algo más”, con apenas intervenciones por parte de Cristian Quirante. La euforia tuvo su tiempo justo con la sorpresa de la interpretación de la versión de “Antes de Morirme” de C. Tangana y Rosalía, así como una bien tirada cover de “Un buen día” de Los Planetas antes de culminar con “Ya no siento nada”.
La La Love You se subieron al escenario dispuestos a animar el ambiente como solo ellos saben hacer, así como dedicar a su público una de sus canciones favoritas “El Momento Perfecto”. De este modo arrancaban un divertido show interactuando constantemente con la pista, bromeando y asegurando que por ellos se quedarían allí para siempre, a pesar del cansancio de su extensa gira por festivales, un preámbulo perfecto para lanzar su “Quiero Quedarme Para Siempre”. Así, con sus chascarrillos habituales, no dejaron de hacer sonar la famosa “Canción del Verano”, no sin antes cantar la viralísima en redes “Mi Bebito Fiu Fiu” y alguna que otra versión infalible como “Quédate conmigo” de Pole o “Tenía Tanto que Darte” de Nena Daconte.
La fiesta llegó a su fin con las mezclas de electrónica indie para todos los gustos de los djs de Flash Show, que ya fueron encargados de cerrar la brillante edición de 2019. Este año, en la misma línea, salieron listos para agotar la energías de todos los presentes en un espectáculo de luces, fuego y confeti con ritmos por los que vale la pena ver amanecer. El remate perfecto para una edición de Low Festival que demuestra un año más que, tras la tormenta, está más vivo que nunca.
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