El Guincho
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El Guincho

9 / 10
Jorge Obón — 09-02-2008
Empresa — Discoteca Océano / Nasti
Sala — Nasti Club
Fotografía — Albert Jodar

Los momentos históricos lo son cuando se pueden juzgar como tales, o sea, cuando hemos puesto tiempo y perspectiva de por medio, y del concierto de El Guincho en Nasti sólo han pasado unos días. En la sala se dieron cita unos cuantos prohombres (y “promujeres”) del indie patrio y, dicen, internacional, que hace por lo menos diez años que no se juntaban a ver un concierto de un grupo que no fuera “de los suyos”. Eso no es historia, eso es hambre muy lícita de comerse su ración de tarta de El Guincho. O sea, que había unos cuantos paganos, unos cuantos periodistas y bastantes ojeadores. Esto casi es historia. El último revival está muerto, y el rock, pasado otra vez. Con El Guincho nace algo nuevo que aún no tiene etiqueta, post o nu… ¿Qué tontería nos inventamos ahora? El nuevo hombre orquesta repasó “Alegranza” y presentó una canción nueva, se engoriló un par de ratitos y demostró cuáles son sus poderes: samples inéditos en el indie, ritmo desenfrenado, ganas a mares y sobre todo gracia de la de estar “en-estado-de”, no de la de “hacer”. Al final, no había más que pegar la oreja a las conversaciones más documentadas de la sala. Aquel concierto fue el principio de algo, tal vez a nivel mundial. Que opine que le faltó volumen incluso para el Nasti, y que El Guincho está todavía a punto de saber engarzar sus canciones de una manera genial, da un poco lo mismo. Como siempre, puede que nos equivoquemos, pero guste o no, el rumor que corría, los abrazos que se daban, las copas a las que se invitaban, presagian algo muy grande. Y sí, tocó bien, muy bien, pero esa no es la historia de aquel concierto.

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