La eterna primavera de El Canijo
ConciertosEl Canijo De Jerez

La eterna primavera de El Canijo

8 / 10
Miguel Amorós — 19-03-2025
Fecha — 14 marzo, 2025
Sala — Razzmatazz 1, Barcelona
Fotografía — Pumaia

“Muchas gracias por acompañarnos en todos estos años de rumba y diversión. Después de esta gira de presentación de 'Ceniza y Barro', será el momento de hacer una parada en el camino.” Así se anunciaba en su web esta gira de despedida y las últimas actuaciones de El Canijo de Jerez y su Banda Magnética.

Barcelona respondió a su llamada llenando la sala grande del Razzmatazz, cantando, bailando y disfrutando como nunca. Aunque el futuro no parece muy incierto para este inquieto y siempre alegre creador. Se avecinan actuaciones con el G5 (¿y próximo disco?), una esperadísima reunión de Los Delinqüentes e incluso algo más sorprendente, un disco con los santanderinos Los Estanques. Como dice su compadre Muchachito “¿qué puede salir mal?”.

Pero vamos a su concierto-celebración. Al ser una mezcla entre presentación de su último trabajo y un “hasta luego”, nos regaló una amplia representación de sus cinco discos, resumida en una treintena de canciones y unas dos horas y media de jaleo, diversión, música y sentimientos. Todo en una fiesta continua.

Primero salió su cómplice banda, que para la ocasión estuvo reforzada por dos vientos y dos coristas femeninas. Empezaron con “Constelaciones de Humo” donde se reflejan esas influencias musicales entre Pink Floyd, Triana o Camel, que tanto le gustan a El Canijo. Apareció entonces el de Jerez y el público se vino arriba con “Un extranjero en la capital”. Una declaración de intenciones de alguien que, cuando llega a una gran urbe, lo hace con energía suficiente para liar una “rebelión en la ciudad”. Después cayó la primera referencia de ese “Ceniza y Barro”, que como definió Canijo, se trata de “un disco sencillo, callejero y puro, que sabe a madera” y que compuso pensando que iba a ser el de la reunión de Los Delinqüentes. De ahí ese “Empezar de cero” con esas palmas aceleradas y mensajes claros “aquí vengo otra vez, a cabalgar la tempestad… y empezar de cero”.

A partir de ahí bloques de temas, mezclando canciones de sus discos, que sabiamente cerraba con sus cortes más populares creando el efecto “karaoke”. Que decir de “Después”, una de las cuatro canciones que tocó de Los Delinqüentes, que hizo que abundaran las caras de felicidad entre el público. 
También hubo alguna agradable sorpresa, como la aparición de La Mari en la encantadora y esperanzadora “No tengas miedo”, con lucimiento de ese gran guitarra eléctrica que es Marcos Munné.

Este bloque se cerró con la luminosa “En el lomo del trueno”, tema que compuso cerca del Everest y que invita a recordar de donde viene uno y a donde va. Y con “El gigante blanco”, dedicado a su perro Fango, que cerraron con un arrollador instrumental. Ahí se notó la contundencia rítmica de Pepe Frías al bajo y Manuel Cabrales a la batería.

Calma después para que su fiel acompañante Pedro Pimentel, que está con él desde que iniciara viaje en solitario, se luciera con su guitarra de palo como intro de la deliciosa “Veneno en el aire”. Antes de acometer la recta final destacar el divertido reggae rap de “Juanito Manoverde”, con las voces grabadas de Zatu (SFDK) y Morodo, la reflexiva “Sentimiento de caoba” y esa invitación a disfrutar de la naturaleza que es “Como la yerba”, ésta de nuevo con La Mari.

Así que el final fue con la inevitable “Pirata del estrecho”, que empezó a causar estragos con el público entre remolinos, y con el ska de “Zapatos nuevos”, en la que se subió al escenario Rubén de La Pegatina, invitando a botar sin descanso.

El bis empezó con ese tema onda western de “La lengua chivata”, para calmarse con “Resplandor”, emotivo tema dedicado a Migue, y ¡que pasión desprendieron al tocarla!. Siguieron sus ya también ineludibles versiones. En esta ocasión el “So Payaso” de Extremoduro, empalmado con el “Kiss Off” de Violent Femmes, que los llevan a su propio estilo, reventándolos.

Imposible que faltaran “La primavera trompetera” y “El aire de la calle”, dos de las canciones que marcan el canon de la autentica poesía garrapatera, y que extasiaron al público. Ya solo faltó el “Volar sin alas”, en la que El Canijo “voló” dejándose caer entre el público, eso sí, armado con un chaleco salvavidas de los aviones. 
Y ya se iban, pero no se resistieron a hacer a capela la indómita “Mala fama”. Otra gran declaración de principios de alguien que se cayó en la marmita con la alegría de la eterna primavera, aunque a veces necesite fumarse la poción mágica. Y también a pesar de vivir con la dolorosa sabiduría que supone haber sufrido una gran perdida a su lado.

No sabemos cuanto tiempo tardaremos en volver a disfrutar con su proyecto personal, pero en breve lo veremos en escenarios acompañado de sus mejores compadres, y eso también será grande.

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