Los amantes de la música de raíces norteamericana han estado de enhorabuena, gracias a las giras que han emprendido por nuestro país dos de las mejores artistas que podemos encontrar en el género. Primero, la veteranísima Lucinda Williams, y después, la que hoy nos ocupa: Eilen Jewell, una verdadera joya del folk-rock contemporáneo. El madrileño Teatro Lara acogió su regreso a la capital con un lleno hasta la bandera y un público entregado prácticamente desde el minuto cero. Jewell saltó a la palestra arropada por su banda (guitarra eléctrica, batería y contrabajo), en la que brilló con luz propia Jerry Miller por su técnica y energía en las seis cuerdas. De hecho, la propia Eilen decidió hacer un homenaje a su curtido guitarrista interpretando como primer tema de la noche una canción extraída del reciente álbum de Miller en solitario "New Road Under My Wheels".
A partir de ahí, tuvimos por delante casi hora y media de actuación en la que Eilen supo dosificar muy bien la intensidad y alternar entre los cortes más rocanroleros, los de ascendencia western-swing o aquellos que destilaban blues, sin olvidarse de algunas de sus más intimistas baladas, como “Only One” y “Santa Fe”, canción que se llevó una de las mayores ovaciones de la noche. Las luces se apagaban entonces y un único foco centraba su atención en Jewell, creando la atmósfera apropiada para resaltar su preciosa voz. El setlist fue extenso y bastante variado, con especial hincapié en dos de sus álbumes "Queen of the Minor Key" (su último trabajo de estudio hasta la fecha) y "Letters From Sinners & Strangers" (para mí, su obra maestra). De ese modo, pudimos paladear canciones como “I Wish I Never Came”, “Warning Signs”, “High Self Booze”, “Radio City” y un “Kalimotxo” que contó con la complicidad del público al referirse a uno de los brebajes más internacionales de nuestro país. Tampoco faltó el homenaje de rigor a Loretta Lynn, artista a la que dedicó un disco de versiones en 2008 "Butcher Holler", con la versión de “Deep As Your Pocket”. Cabe destacar también la cercanía que Eilen Jewell mostró en todo momento con el público, dirigiéndose al respetable en un castellano más que potable, que le permitió hacer algunas bromas y presentar los temas como se merecen. Interrupciones breves que no entorpecieron la fluidez de la actuación, si bien en algún momento se echó en falta que enlazaran más temas seguidos, sobre todo en aquellos en los que la banda subía el nivel de decibelios y velocidad.
Tras despedirse con un “Shakin' All Over” que desembocó en una serie de guiños al surf-rock a manos del guitarrista Jerry Miller, algunos incautos (pocos, por suerte) abandonaron la sala antes de tiempo y se perdieron los bises, que arrancaron con “Walking Down the Line” y finalizaron con una versión del “The Girl That Radiates Charm” de Arthur Alexander, la cual, según nos contó, tal vez forme parte del que será su próximo álbum. Así pusieron punto y final a una gozada de concierto que recibió los aplausos y vítores del público, y que nos deja con muchas ganas de poder escuchar pronto sus nuevas grabaciones de estudio.
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