Salvados por el rock & roll

E y sus chicos llevaban cuatro años sin pisar los escenarios por culpa del confinamiento, entre medias han aparecido dos discos nuevos , y se nota que la banda estaba como loca por volver al hábitat donde más feliz se puede ver al antiguo chico triste del indie, pero es que quien conozca a esta banda sabrá que hay dos Mark Oliver Everett bien distintos, uno capaz de erizar la piel en discos tan traumáticos, y hermosos, como "Electro-Shock Blues" o "Blinking Lights And Other Reservations" y otro el bromista vestido como líder de una Big Band de los 30 que se sube al escenario para pasárselo bien con los amigos a mayor gloria del rock & roll.

Y es que, con el paso del tiempo, hemos visto como este tipo se iba haciendo más clásico y esquemático, algo que ya se podía barruntar escucahndo las canciones que sonaban antes de que aparecieran en el escenario, versiones de "Good Vibrations", "I'm Only Sleeping" o "My Girl", esto es Beach Boys, Beatles y Motown, añadan un par de riffs zeppelianos, a los Small Faces y los ramalazos más blues rock de Tom Waits y tendrán una aproximación acertada a cómo suenan Eels en directo.

De primeras arrancan a toda velocidad con cinco trallazos seguidos, las tres únicas canciones que van a tocar de su último disco hasta la fecha, "Extreme Witchcraft", "Steam Engine", un R&B cavernoso con el que E presume de voz rasgada, "Amateur Hour", donde se nota y mucho su amor por la Invasión Británicade los 60, en particular los Kinks y los Small Faces, precisamente de estos últimos suena una magnífica versión del "Watcha Gonna Do About It", en la que el cantante consigue salir más que airoso de meterse en las botas de Steve Marriott (algo que evidentemente le gusta, y es que hace 10 años y dos días, en el mismo lugar, La Riviera madrileña, sonó otra versión de la banda británica, en aquella ocasión "Itchycoo Park"). También hacen una versión en modo tornado (la gira se llama 'Lockdown Hurricane') del "Me And The Boys" de unos NRBQ que hace poco también han estado por nuestros escenarios, y rematan el roquero arranque con "Good Night on Earth", con un gran riff blues rock.

Tras la primera parada en "Earth To Dora", el disco de 2020 del que más canciones sonarán esta noche, con la pegadiza "Anything For Boo", comienzan las miradas al pasado con las emocionantes "Jeannie's Diary" de otro de sus grandes discos, "Daisies Of The Galaxy", y "3 Speed" del mejor de todos ellos, "Electro-Shock Blues". Los momentos más calmados vuelven a triunfar con la coreada "I Need Some Sleep", de la banda sonora de "Shreck 2", e "It's a Motherfucker". Tampoco ha sonado nada mal "The Deconstruction", la única canción que han tocado del disco del mismo nombre, ni la potente "Dog Faced Boy" que ha precedido a una versión del "You Really Got Me" de los Kinks a la que han calzado la letra de "My Beloved Monster".

Eso sí, el numerito cómico que ha precedido a la versión del "Drummer Man" de Nancy Sinatra suena a demasiado ensayado, aunque si luego suenan seguidas "Novacane For The Soul" y "I Like Birds" uno les perdona todo, incluso que no toquen nada de "Blinking Lights". Pero es que la banda, en la que habrá que destacar otra vez a The Chet, sabe transformar las canciones a su gusto, los arreglos y múltiples instrumentos de las grabaciones se sintetizan, con solo los cuatro músicos encima del escenario, y los riffs de guitarra suenan más afilados, la batería con más fuerza y la voz de E adquiere más emoción y urgencia.

Para la primera tanda de bises dejan la bonita "Friendly Ghost" y una de las mejores canciones de su carrera, "Last Stop: This Town", que se transforma de canción de pop barroco con batería hip hop en balada tipo "Pale Blue Eyes" de la Velvet Underground.

Para el final hay un recuerdo para la chica que les lleva las luces con "Earth To Dora", la canción que daba título a "Wonderful, Glorious" y toda una declaración de intenciones, el "God Gave Rock & Roll To You" de Argent. Así son los Eels en directo, una bien engrasada y brillante máquina de hacer rock & roll, a cargo de unos tipos que siguen creyendo en el poder salvador de esta música. Y algo de eso tiene que ser cierto porque en 1998 pocos hubieran dado un duro porque 25 años después Mark Oliver Everett fuera a estar encima de un escenario y, mucho menos, cantando cosas como "Dios os dio el rock and roll, os dio el rock and roll, lo puso en el alma de todos, salvó el rock and roll para todos".