Hace un par de semanas nos despertábamos con la triste noticia de que el festival Tribu de Burgos se tomaba un respiro o, más bien seamos juntos, se ahogaba por motivos económicos. Pero las malas referencias que llegan de la urbe parece que no logran oscurecer el paisaje luminoso que se dibuja en el resto de la provincia castellana. Si Aranda de Duero y su Sonorama se han asentado como referentes indiscutibles de la música y la fiesta nacional, el Ebrovisión sigue aprendiendo de su hermano mayor, erigiéndose como el mejor cierre del verano por medio de un cartel ecléctico y una sencillez organizativa –no confundir con simplicidad- de las que enamoran. ¿No era ese el claim del festival?
Cierto es que basta con haber frecuentado en este 2016 dos o tres eventos musicales del país para haber podido disfrutar del noventa por ciento del cartel del Ebrovisión, pero es justamente ese diez por ciento lo que hace que hablemos de un festival diferente. Esa apuesta por los pioneros del pop francés, Tahiti 80, de gira con su nuevo disco. Esos !!! (Chk Chk Chk) que no toleran a un público apático. Unos Juventud Juché y Novedades Carminha en la hora del vermú. Una carpa electrónica de sonidos populares que se extiende más allá del recinto hasta llegar a la Sala Orosco. Perlita, Maadraassoo... Y todo ello unido a la comodidad de un recinto sin grandes masificaciones, precios bastante asequibles y una activa sinergia villa-festival.
El jueves sirvió en parte de trampolín para muchos grupos que llevan tiempo dando que hablar. Rural Zombies, con su directo pop, rock y electrónico, que hace valer la apuesta de Warner por ellos con temas como “Golden” y “Stones”; y Shinova, que no tardarán en colarse en el circuito de los mejores ahora que sacan disco, fueron algunas de las sorpresas positivas de una jornada que cerraron Tachenko y los explosivos Perro.
El segundo día de festival contó con bien de munición. A destacar la energía derrochante de unos Yellow Big Machine, muy reivindicados por Belako, que allanaron el camino de Las Ruinas, sinónimo de disfrute y saltos, con temas ya míticos como “Cerveza beer”, “Cubata de Fairy” o “Ramón y Cajal”. Ya en el Bayas, Fuel Fandango tenía preparada su emulsión de flamenco, rock y electrónica que muchos hubiéramos reivindicado a una hora más tardía, como en un principio habían sido programados. Pocas bandas hoy alcanzan un directo tan sobresaliente como ellos. Para entonces, el recinto había registrado una muy buena acogida cuando Quique González y sus detectives se dejaron caer en el escenario. Sorprendente es lo bien que, con el paso de los años, han encajado en el circuito independiente canciones ya populares como “Kamikazes enamorados”, “Vidas cruzadas” o “Charo”, que estuvo acompañada de la emotiva voz de Morgan. De cantautor pasamos al otro extremo con unos Belako que prácticamente jugaban en casa. Los de Mungia han hecho valer por todo el territorio nacional un “Hamen” que casa a la perfección con su debut con temas como “Sinnerman” o “Nomad”. Lo de los pogos ya es una nota habitual para “Sea Of Confusion” o “Haunted House”. Tienen muchísimo recorrido hecho, y lo que harán. A !!! (Chk Chk Chk) les costó la puesta a tono. La del público, porque ellos entraron como un huracán para hacer valer el reciente “As If”, que tan buenos temas bailables abarca. Un Nic Offer entregado elevó a los altares del Bayas temas como “Summer 15’”, “One Girl, One Boy” o “Must Be The Moon” que hicieron bailar a todos los escépticos. Seguirán girando mucho mientras sean sinónimo de sudor. Para cerrar, unos Grises entendiendo la grandísima oportunidad que suponía el haberles programado a esa hora despacharon todo su repertorio de hits bailables con acento en canciones como “Wendy” o “Avestruz”. Final en alto.
Llegaba la última jornada pero todavía quedaba mucha tela que cortar. Servidor no pudo acudir a ver a los siempre infalibles Juventud Juché y Novedades Carminha, pero las redes dan buena cuenta de lo que aquello fue. Tras ellos, la nota hilarante y festiva la ponían Franco, L Kan y Hidrogenesse en el Casco Antiguo de Miranda de Ebro, que lograron que la comida se digiriera mejor por medios de buenos ritmos y grandes dosis de humor. El atardecer acogía en el Bayas a unos Perlita que animaron la entrada al recinto de los primeros asistentes y que precedieron a un Ángel Stanich, que fue de menos a más con temas como “Mezcalito”, “Carbura” y el final con “Metralleta Joe”. Un fenómeno cuanto menos curioso el de Stanich, cuyo directo gana enteros acompañado de un buen batallón de músicos. Asimismo, llegaba el momento de uno de los platos fuertes de la jornada y se notaba la cercanía geográfica a la explosión de la formación. La Maravillosa Orquesta Del Alcohol acabó de abarrotar el recinto poblado por una legión de fans que entonaron cada una de las estrofas de la banda. Con un setlist ascendente, los burgaleses hicieron vibrar por medio de temas como “Los hijos de Johnny Cash”, “Catedrales”, “Amoxicilina” y un final rompedor con “Nómadas”, “Hay un fuego” y “Gasoline”. Tahiti 80 les tomó el relevo, dejando un paisaje algo desolador, en que el desconocimiento del público o la hora de la recena mataron a una apuesta arriesgada del Ebrovisión a la par que merecedora de aplauso. Eso sí, no faltaron a la cita éxitos como “Heartbeat” (de ese “Puzzle” que cumple quince años) o “1000 times”. De Izal ya no se puede decir mucho más. Su “Copacabana” no ha hecho más que aumentar la marabunta de fans que desde hace varios años está dispuesta a reventar todos sus conciertos y a ser el mejor coro para un Mikel Izal con todos los galones ya de frontman. ¿Lo demás? Ya se sabe, “La mujer de verde”, “Qué bien”, “Pánico práctico”, etcétera, que han sonado ya por todos los rincones del mapa nacional. Una apuesta asegurada para quien quiere llenar un festival. La veneración de la jornada se la llevan WAS, cuya progresión se ha encargado de apuntalar un “Gau Ama” con temas tan arrolladores como “Irrintzi”, “The Shine” o “I Like You As You Are”. Por su parte, “Bring Me Back Home” y el final con “Can I Count On You?” acabaron de matar un directo impecable y de lo más animado que existe hoy en nuestras tierras. El final del verano es sinónimo de Ebrovisión y termina en Miranda de Ebro.
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