Visca la festa major!
Conciertos / Dusminguet

Visca la festa major!

8 / 10
Miguel Amorós — 25-06-2024
Empresa — Cafeteria Slàvia

Fecha — 22 junio, 2024
Fotografía — Blanca Florenza



Memorable, único, inolvidable, irrepetible. Cierto que los periodistas a veces abusamos de estos términos para definir algunos conciertos. Pero ¿qué podemos decir cuando una legendaria banda se reúne veinte años después de su última actuación, monta una fiesta impresionante y ante 5000 testigos cómplices? 
Era algo que ya nadie esperaba, aunque se deseaba.

La historia cuenta que la idea partió de Albert Tarrats, de la pequeña pero dinámica Cafeteria Slàvia (más de 2000 conciertos organizados). Tenían que celebrar el 30 aniversario de la sala, así que porqué no proponerles a Dusminguet que después de veinte años se juntasen de nuevo. Y eso que la sala está en un pueblo de poco más de 6000 personas, Les Borgues Blanques, y a unos 150km de Barcelona. Parece ser que los astros se alinearon y dijeron que sí a la propuesta. Y si el éxito de un concierto se mide por la felicidad que aporta a su público, el acierto fue total.
Poco importó que en algún momento el sonido no fuera impecable, que no todos los músicos clavaran las notas como si escucharas sus discos, que algún instrumento fallará... eran Dusminguet los que estaban allá arriba y si lo importante era transmitir, allí fluía sentimiento puro.

Por si no los conocen, Dusminguet fue un monstruo de tres cabezas, Joan Garriga, Martí Vilardebò y Dani Portavella. Juntos crearon un universo propio que multiplicaba su creatividad. Siempre marcaron su propio camino y, aunque no quieran reconocerlo, han sido una pieza fundamental en la música popular de principios de siglo, sobre todo en Cataluña. Pero han pasado esos veinte años y cada uno los ha vivido de forma diferente. Joan no ha perdido el hábito, sigue actuando y grabando con su banda, el Mariatxi Galàctic, y con el acordeón como elemento diferenciador. Marti tampoco ha dejado de tocar, primero con varios proyectos y después como profesor de música, y diríamos que incluso ha mejorado con los años. Y Dani, aunque nos contaba que ahora solo toca la guitarra en casa, demostró que sigue con los dedos bien afilados.

Para la ocasión el trío se acompañó de históricos componentes de la banda como Beto Bedoya, inmenso en la percusión. Tomás Arroyos, algo nervioso al inicio por la importancia del evento, pero preciso en los teclados. El galáctico Marià Roch al bajo. Pero también colaboraciones puntuales de Marc Sampere o Xavier Boixader, culpables en la formación de la banda. ¡Ah! y los imprescindibles Wagner Pa, Nando "Lumbalu" y Ferris Aromí.

En el público una mezcla de edades. Desde niños que corretean por el recinto, el descampado Hort del Rabasser, mientras sus padres revivían viejos tiempos, a nuevas generaciones que no habían podido vivirlo en su momento.
Todos juntos cantaron y bailaron al son de un repertorio con más de una veintena de temas y algo más de dos horas de celebración.

Salieron al escenario mientras en off sonaba “Nass la garriga” que nos preparaba para el banquete. Lo primero que dijo Joan dijo al público fue: ¿pero dónde estabais?, algo que podía traducirse como: ¿dónde estabais entonces cuando tanto os necesitamos? Pero no sonó a reproche y con el ritmo bisonte de "Ritmo americano" se abrió la fiesta. Después fueron sonando himno tras himno. 
Al grito de ¡cumbia, cumbia, cumbia! se bailó con “Babilonia”. Hubo aceleración con “Les Ampolles”. Se relajó el ritmo con ese medio tiempo en clave reggae de “Sopetón”. Se reactivó de nuevo con la skatalitica “Disco yonki”.

Era la fiesta soñada. Porque Dusminguet siempre reivindicaron la fiesta, pero sus letras a veces no eran alegres, la melancolía o ese espíritu triste del blues, también formaba parte de su personalidad. Es por eso que su patxanga era "jonda", sentida.
Buena muestra fue “Le cha cha chá” dedicada a Carlos Rivolta. Pero se volvieron a animar con la arrolladora “La dansa de l’imbécil”. La preciosa “Rumbeta bona” homenaje a la calle de la cera, y con todo el público coreando el “lere”. Emotivo fue “El pardal” con Boixader al trombón y ese grito de “visca la Festa Major!”. Divertido ese raggafunk con su collage verbal de “El son del campesino”.

Entre otros no faltaron los clásicos y coreados “Marihuana”, “One Way”, la preciosa “Siento” y la mítica “Sonajeros” que puso a bailar hasta a los que vendían en los chiringuitos.

Final con la encantadora “El Cami” en clave dub reggae y cierre con “Ai Maria!”
A pesar de los nervios que habían antes de empezar, se les vio disfrutar en grande.
¿No sería una pena que todo ese trabajo hecho se pierda? ¿No se podrían hacer diez bolos para que todos los que no pudieron llegar a ese lugar lo pudieran disfrutar? Después cada uno podría volver a sus propios proyectos.

Pero es que ver las caras de felicidad de todo el público, antes y después del concierto, no tiene precio. Y sí, fue una ¡autentica verbena de pueblo!.
Visca la festa major!

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