El festival almeriense, Dreambeach Villaricos, celebraba por séptimo año consecutivo su esperada cita con la música electrónica, y es que cientos de miles de ‘Dreamers’ tenían marcada la fecha del segundo fin de semana del mes de agosto en sus calendarios como unos de los días más esperados e importantes del año. Con nada más y nada menos que 160.000 asistentes, Dreambeach sigue consolidándose como uno de los festivales más importantes a nivel europeo, recibiendo asistentes llegados de varios países del mundo.
Uno de los puntos más importantes de este séptimo aniversario ha sido la increíble mejora de sus escenarios, contando con un espectacular mainstage que si durante el día impresionaba, por la noche era algo que poco o nada tenía que envidiar a los principales escenarios de los mejores festivales del mundo. La Dreams Tent, inspirada en la bella catedral de Notre Dame, contó con uno de los mayores cambios realizados hasta la fecha, y es que si a sus lonas negras puestas por gran parte del techo, y sus grandes pantallas repartidas por toda la carpa le sumas el increíble juego de luces y un exquisito sonido, nos queda un espacio único y mágico para los amantes de la música más underground. Desde lo alto de la nave, 300 cabezas móviles de luz realzan la verticalidad del espacio y 300 metros cuadrados de pantallas LED hacen las veces de vidrieras. Por último, al menos dentro del recinto de conciertos, encontrábamos un renovado Open Air San Miguel, que aparecía con una nueva imagen, más imponente e impactante, y es que contaba con una gran cantidad de luces repartidas a lo largo del propio escenario.
El camping por su parte contaba con todo tipo de detalles para garantizar una estancia lo más placentera posible. Contando, además, con dos escenarios ubicados en sitios privilegiados. Un escenario al lado de la piscina olímpica que refrescaba a los cerca de 30.000 dreamers que pernoctaban allí, y otro situado justo al lado de la playa.
Otro punto con el que Dreambeach dio un importante salto de calidad, fue sin duda en el tema de los accesos al recinto, notándose el gran trabajo de toda una organización a la que pocos detalles se les escapaba. Además, también encontrábamos un gran equipo de seguridad desplegado que nos aportaba esa tranquilidad necesaria para un evento de semejantes características. Por supuesto, es un trabajo que valoramos mucho.
El recinto contaba con un único punto de agua, lo que a veces complicaba su utilización, al menos sin tener que esperar varios minutos.
Musicalmente hablando, Dreambeach Villaricos no ha dejado indiferente a nadie, y es que contaba con un exquisito cartel repleto actuaciones exclusivas y muy complicadas de ver en nuestro país.
Ya desde el jueves pudimos disfrutar del primer plato fuerte del festival, hablamos por supuesto del maestro Armin Van Buuren, que nos deleitó con un set en el que escuchamos sus últimos hits y algunos de sus clásicos más conocidos. Al holandés se le veía a gusto encima del escenario, y es que cuando el DJ conecta de esa manera con su público, se crea una atmosfera única.
El mainstage contó además con algunas grandes actuaciones como las de W&W, Sunnery James & Ryan Marciano, o la promesa mundial Maurice West. El cierre, a cargo del dúo israelí Infected Mushroom, nos hizo saltar como locos –pese a la hora que era – con su característico psytrance.
Por otro lado teníamos la Dreams Tent, y con ella una serie de B2B que no dejaron indiferente a nadie. Artistas como Chus & Ceballos B2B Rafa Barrios, Umek B2B Horacio Cruz o los primeros en inaugurar la infraestructura Raúl Pacheco B2B Manu Sánchez, hicieron bailar a los miles de “techneros” que se encontraban allí.
Con el viernes llegaba la apertura del Open Air San Miguel, y en él se reunirían varios de los mejores artistas del mundo de la bass music. Sin duda el plato principal para los amantes del género. Hablamos por supuesto de Disciple y todos sus integrantes, que actuaron uno por uno hasta culminar en un cierre compuesto por todos ellos dentro de la misma cabina. Un back to back entre Modestep, Virtual Riot, Barely Alive y Phase One.
El mainstage por su parte albergaba a uno de los artistas más queridos de la escena electrónica musical para su apertura. El alemán Paul Kalkbrenner entró en escena con unos minutos de retraso, pero lo hizo para ofrecernos uno de los espectáculos más bonitos de esta edición con un live para el recuerdo.
Llegaba el turno de la música más mainstream del día, y con este los mejores artistas del panorama. Sam Feldt, Fedde Le Grand, Don Diablo y Steve Aoki ofrecieron un gran espectáculo con un público muy entregado y energético. Sobre todo en la actuación del artista norte americano Aoki, donde pudimos ver uno de los momentos en los que más gente se reunió en torno al escenario principal.
El take over más esperado daba comienzo a manos de su jefe, Brennan Heart inauguraba el aclamado I Am Hardstyle que contaba con artistas como Da Tweekaz, Code Black, Toneshifterz o Ran – D, todo un lujo para los amantes de los ritmos más rápidos y energéticos de la música electrónica.
A su misma vez, el mejor techno se citaba en la carpa, destacando un increíble set de Boris Brejcha. Artistas como Loco Dice, Adam Beyer, Charlotte de Witte, Nina Kraviz o The Martinez Brothers ofrecieron una de las jornadas más intensas de todo el fin de semana, todo ello tras la gran apertura del artista británico Steve Lawler.
Llegamos al sábado y último día de conciertos, sin duda uno de los platos gordos del festival, y es que la jornada daba comienzo con la actuación de Anuel AA. La estrella portorriqueña del trap y reggaeton congregó a 20.000 personas que corearon entusiastamente sus canciones a la hora de la puesta de sol.
La música electrónica empezaba a sonar en la Dreams Tent gracias al conocido artista nacional Wade. El sevillano abarrotó una carpa llena de seguidores del muchachito de moda en nuestro país, y es que tras este, Fisher tomaba las riendas de una pista de baile ya bien caliente. El live de Stephan Bodzin o el mágico cierre de Joris Voorn junto a Kölsch fueron algunos de los momentos a destacar en la noche del sábado.
El Open Air San Miguel por su parte alcanzó uno de sus puntos álgidos con la actuación, también exclusiva, del artista estadounidense Ghastly, además de ofrecernos un cierre único a manos de Delta Heavy.
En el mainstage se fraguaba una de las noches más especiales de este séptimo aniversario, y es que tras la actuación de Boys Noize, llegaba una de las actuaciones más esperadas por todos los Dreamers, una exclusiva actuación entre Tchami y Malaa que llegaban a Villaricos en su formato No Redemption. Todo un lujo para los amantes del mejor house y subgéneros del mismo. Steve Angello realizó una de las actuaciones más espectaculares del festival. El show que ofrece el sueco va más allá de lo estrictamente musical, ofreciendo un espectáculo único en el mundo, y sacando siempre el máximo partido a un escenario que se modificó para el artista.
Knife Party, Nervo o Dj Nano completaron una noche de autentica locura antes del inolvidable cierre a manos de Warface, donde el hard volvió a golpear fuerte a todos los asistentes que con gusto aguantaron hasta el último instante.
La séptima edición de Dreambeach Villaricos nos deja con un gran sabor de boca. Un destino más que fiable para todos los amantes de la música electrónica que año tras año vemos el increíble crecimiento del festival.
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