Por tercer año consecutivo, el festival Download llegaba a Madrid, en esta ocasión de la mano de una infernal ola de calor. Con un cartel menos espectacular que sus predecesores y ciertos puntos a mejorar por parte de la organización, nos enfrentábamos a una de las ediciones más duras, ya que encarar un festival de tres días con 40 grados de temperatura no es tarea fácil. Este año sin ninguna duda el gran atractivo del cartel corría a cargo de los americanos Tool (fecha exclusiva), autentica banda de culto y referencia, que llevaba sin pisar nuestro país desde el 2006. Seguidos de estos, Slipknot era el otro gran atractivo de un cartel que quizás este año estaba menos compensado que en ediciones anteriores, pero que aun así tenía grandes grupos repartidos por los tres días de festival.
Viernes 28
Con el sol prácticamente desaparecido, entrábamos en La Caja Mágica y lo que más llamaba la atención es que este año no había césped artificial: una pena, la verdad. Por el contrario, había muchos más grifos con agua potable (lógico con semejante calor) y dos grandes ventiladores con agua que ayudaban a refrescar al personal. Uno de los puntos por lo que más se quejó la gente en la pasada edición fue el mal olor generado por la depuradora que hay cerca del recinto. Bien, pues salvo en un punto del Main Stage 2, en el resto del recinto este año no se percibió molestia alguna en ese sentido. Pero entremos de lleno en la música...
Papa Roach sería la primera parada nostálgica del día en el Main Stage 1. Sinceramente, es un grupo del que solo escuché su primer disco, Infest (2000), que nació con el boom del nu metal. De eso han pasado 19 años, y lógicamente los Papa Roach de hoy suenan muy distintos. Con un sonido muy cercano al rock alternativo e incluso rozando el pop, los norteamericanos dieron un enérgico concierto, propiciado en todo momento por su líder Jacoby Shaddix. Los mejores momentos llegaron con Between Angels and Insects y sobre todo con su mayor hit, Last Resort. Como regalo inesperado se marcaron un pequeño homenaje a Keith Flint, interpretando el clásico de Prodigy Firestarter.
Mientras en el Stage 4, entre tanto calor y sofoco, llegaba el aire fresco de Turnstile. Estos chavales salieron al escenario para demostrar por qué son el futuro del hardcore punk. En apenas media hora de concierto, volvieron loco al personal con auténticos trallazos como Generator, Big Smile o Real Thing de esa maravilla de disco titulado Time & Space (2018). Lo dicho, son el futuro. En el escenario de al lado, todo se preparaba para Mantar. El dúo alemán en directo es infalible, y su rocoso y aplastante sonido no dejó lugar a dudas. Temas como Age of the Absurd, Spit o Era Borealis cayeron como bombas y gracias a Mantar un género como el sludge nunca sonó tan punk.
Los cabeza de cartel del viernes eran los incombustibles Scorpions. La banda alemana se resiste a dejar los escenarios, y con sus 70 años de edad ahí siguen dando alegrías a los fans del hard rock y el heavy. Con un sonido alto y potente, hicieron repaso a sus grandes clásicos, porque obviamente es lo que uno espera de una banda como Scorpions. Send Me An Angel, The Zoo y sobre todo Wind of Change hicieron cantar a todos los presentes. Rudolf Schenker, Klaus Meine y Matthias Jabs siguen cumpliendo perfectamente, esta vez acompañados a la batería por Mike Dee de Motörhead, el cual se marcó un espectacular solo en las alturas con su batería flotante. Como no podía ser de otra manera, Still Loving You y Rock You Like a Hurricane sirvieron de karaoke masivo y demostraron que Scorpions seguirán hasta que sus cuerpos aguanten.
Para cerrar la jornada del viernes, no se me ocurre mejor grupo que Turbonegro (arriba en la foto). Los noruegos son la fiesta asegurada. El inicio con The Age of Pamparius dejaba claro que venían a por todas, con un setlist plagado de todos sus himnos, himnos como Get It On o All My Friends Are Dead que enloquecieron a todos los presentes. Y la verdad que temas más recientes como “Hot For Nietzsche” o “Hurry Up & Die” de su último Rock´N´Roll Machine (18) encajan a la perfección y mantienen elevado su nivel de show. El cierre con todo el mundo coreando I Got An Erection fue el perfecto fin de fiesta.
Sábado 29
El sábado empezábamos la jornada en el Main Stage 2, con la clase de Rival Sons y con el sol empezando a dar un respiro. Los de Long Beach dieron uno de los conciertos del día gracias a su magistral mezcla de hard rock y blues. Se centraron en su última obra Feral Roots (19), con temazos como Back In The Woods o Do Your Worst, cerrando con la grandiosa Keep On Swinging. Se ganaron al público desde el minuto uno y demostraron porque son una de las bandas top del hard rock actual. Mientras, en el Main Stage 1, un enorme casco de vikingo tomaba el escenario. Los suecos Amon Amarth están en el momento más alto de su carrera, y así lo demostró todo el público allí reunido con sus brazos en alto. Su último trabajo, Berserker (19), ha sido un éxito de ventas en nuestro país, y el sábado quedó demostrado porqué. Su death metal melódico, representado por temas como Raise Your Horns o Twilight of the Thunder God, arrasó entre un público fiel a los vikingos.
La decisión de seguir con Stone Temple Pilots (arriba en la foto) tras la muerte del carismático Scott Weiland fue cuanto menos polémica, y que el candidato elegido fuera un músico que había participado en The X Factor no ayudó a despejar las dudas de la vuelta de los hermanos DeLeo. A pesar de esto, este sábado pasado el grupo de San Diego nos despejó todas estas dudas con un conciertazo que poca gente esperaba. Con un magnífico setlist centrado en Core (92) y Purple (94) y un gran sonido, el nuevo vocalista -Jeff Gutt- cumplió sobradamente la falta de Weiland al micro con una gran voz y llegando a parecerse extremadamente al desaparecido vocalista. La agradable sorpresa del día.
Slipknot (foto de cabecera) eran el gran reclamo del sábado y se notó en una afluencia de público mayor que la del viernes, con un recinto plagado con camisetas de la banda americana. Los de Iowa llegaron para arrasar con un show potente y una puesta en escena espectacular. Un enorme telón con el logo de la banda y la intro, (515), anticipaban la locura, una locura desatada por un People = Shit que puso a todo el mundo a saltar. (sic), Get This, Disasterpiece o The Heretic Anthem convirtieron la primera mitad de su concierto en un maravilloso infierno de pogos infinitos y frenéticas percusiones. Hace tiempo que los norteamericanos encontraron el punto perfecto entre contundencia y melodía, y las coreables Before I Forget o Psychosocial son el ejemplo perfecto: todo el mundo las cantó hasta la extenuación. Prosthetics y Vermilion bajaron el enajenado ritmo que llevaba el concierto y dieron margen para poder respirar un poco. Su famoso líder Corey Taylor nos recordó que su debut cumplía 20 años, un debut que sin ninguna duda marcó a una generación y a un estilo como el nu metal, convirtiéndoles a ellos en la referencia más dura de ese estilo. Con Spit It Out consiguieron que todo el mundo se agachara, y a la señal de “jump the fuck up” se vivió el pogo más grande y loco del festival. El cierre con Surfacing volvió a traer a los Slipknot más bestias y nos dejó con la sensación de que son espectáculo puro, y aunque ya no son tan salvajes como lo eran hace 20 años, siguen siendo los mejores en lo suyo.
El sábado el fin de fiesta corría a cargo del artista francés Perturbator. Actualmente acompañado por un batería que le da más fuerza aún si cabe a su demoledor sonido, ambos crearon una autentica rave metalera con su mezcla de synthwave ochentera y música industrial, todo pasado por el filtro oscuro de la mente pensante de Perturbator, James Kent.
Domingo 30
La última jornada de festival la empezábamos con una de nuestras bandas con más proyección, los madrileños Toundra. Y es que este domingo pasado demostraron que da igual el sitio, la hora o si es festival o sala, lo suyo va de dar conciertazos siempre. Con un sonido impecable y centrados en su última obra Vortex (18), el suyo fue un recorrido por las progresiones y las melodías, dejando satisfecha a toda una acalorada multitud de gente. En el extremo del recinto y también musicalmente hablando, se presentaban en nuestro país los americanos Fever 333. En disco su mezcla de hardcore punk, rap y estribillos fácilmente coreables te podrá dejar indiferente, pero en directo esa combinación se vuelve una bomba de relojería gracias a la explosiva actitud de sus tres miembros. Gracias a ellos vivimos algunos de los momentos más alocados de todo el festival, con el cantante subido a una torre improvisada de monitores, entre otras muchas locuras. Sin ninguna duda, una de las sorpresas de este Download.
De vuelta en el Main Stage 1, Architects sacaban músculo y potencia. Los ingleses han crecido mucho desde aquel Hollow Crown (09) donde el mathcore se fundía con el metal. Aunque el metalcore de su último disco, Holy Hell (18), se ha vuelto mucho más refinado, en directo siguen siendo una apuesta segura para todos los fans del género. La apuesta extrema de este año corría a cargo de una las bandas de black metal más en forma de los últimos años, los suecos Watain. Lo suyo es puro salvajismo. Desde su escenario lleno de acero, fuego y cruces invertidas hasta su endiablada música, todo desprende un halo de profunda maldad. Con un sonido crudo y afilado, dieron una auténtica lección de black metal en su forma más pura, con trallazos como Nuclear Alchemy o esa bestia llamada Malfeitor.
A las 23:15 de la noche llegaba el momento más esperado del festival y así lo demostraban las 25.000 personas allí reunidas. Después de 13 años, Tool (arriba en la foto) volvían a pisar un escenario madrileño parar reclamar su trono. Es difícil expresar lo que esas cuatro personas logran crear encima de un escenario, pero lo suyo trasciende lo musical. Con el mejor sonido de todo el festival, los norteamericanos nos indujeron al trance colectivo desde la primera nota de Ænima. Un viaje constante para nuestras mentes a través de joyas progresivas como The Pot, Parabola o Schism. Las dos nuevas composiciones de su extremadamente ansiado nuevo álbum encajaron a la perfección en un setlist impecable que hasta recuperó Intolerance, de su primer disco Undertow (93). Todo en ellos es perfecto, la voz de Maynard Keenan, los riffs de Adam Jones, la percusión de Dany Carey y una puesta en escena que hipnotiza; pero si hubo algo que me encantó especialmente fueron las líneas de bajo de Justin Chancellor, que desprendían un magnetismo difícil de explicar. La parte final con Jambi, Forty Six & 2, Vicarious y Stinkfist llevaron al éxtasis a un público que cayó rendido ante la magia de una banda inigualable. Después de presenciar semejante espectáculo, tengo claro que hay muy pocas bandas en este mundo que puedan conseguir lo que Tool consigue sobre un escenario. Magia pura.
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