Escenario Santander pacientemente está aprendiendo a pescar en aguas turbulentas y últimamente podemos disfrutar de un buen puñado de giras que antes como muy cerca las teníamos a un centenar de kilómetros de distancia. Que Tricky hiciese parada y fonda en Santander era para algunos de nosotros poco más o menos un milagro inimaginable hace unos años. El de Bristol visitaba la ciudad con “Skilled Mechanics” (2016), un disco menor de un artista mayor, lo que consiguió concitar un gran interés de un público muy numeroso pese a ser domingo y que la entrada tenía un precio considerable. Adrian Thaws saltó al escenario con una propuesta espartana, probablemente demasiado: guitarra, batería y voz, todo lo demás pregrabado. Nubes de humo y bajos desoladores para vertebrar canciones que pecaron de desnudas y faltas de alma. Este es el principal reproche a un artista de los que hacen época que parece que saltó al escenario con la única intención de cubrir expediente. Apático, buena parte de espaldas a la gente, Tricky estuvo demasiado comedido si exceptuamos un par de instantes de destello -“Overcome”- rapeando a dos micrófonos en los que parecía que las tablas empezaban a coger algo de presión. Coitus interruptus. Paradiña inesperada e inexplicable a los 45 minutos para volver al escenario, apretar ligeramente el acelerador 20 minutos más y subir a medio público a su lado -“Vent”- con la excusa perfecta para dar por finalizado un recital pobre, escueto y desganado. Parada y fonda.
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