Prueba de fuego superada
ConciertosDía Europeo De La Música

Prueba de fuego superada

8 / 10
Don Disturbios — 21-06-2022
Empresa — Mondo Sonoro / Matadero
Fecha — 19 junio, 2022
Sala — Matadero de Madrid
Fotografía — Matadero Madrid / Estudio Perplejo

Cuando alguna vez he usado esa frase hecha algo manida que dice “prueba de fuego superada”, nunca pensé que la escribiría en una crónica de forma tan literal. Y lo digo porque lo vivido durante las dos jornadas de celebración del Día Europeo de la Música en Matadero Madrid tuvo mucho de prueba y mucho de fuego también, por la ola de calor que azotó despiadadamente a la capital y que nos hizo prever lo peor antes de los conciertos programados. Por fortuna, todo empezó a cambiar durante la noche del sábado y el esplendoroso concierto de La Casa Azul, que acabó por ponerle banda sonora al final de estas duras jornadas de calor extremo.

El primero en abrir –con perdón– fuego el sábado fue Gabriel Parpusa, quien demostró por qué motivos ha sido elegido para protagonizar una de las residencias artísticas del propio Matadero. Allí investiga la copla y el folclore madrileño, abordándolo desde una perspectiva muy personal y cercana en su modestia. A continuación llegó el turno del espectáculo que rinde sentido homenaje a un álbum inmortal de nuestra historia como es “Mediterráneo” de Joan Manuel Serrat. Concierto tejido a partir de la solidez instrumental de un grupo de contrastada solvencia como Los Estanques –capitaneados por un Íñigo Bregel ejerciendo de director de orquesta– a quienes se fueron sumando diferentes cantantes que aportaron su sentimiento y capacidades vocales sin intentar lo imposible: emular al “noi del Poble Sec” y su privilegiada personalidad en el tono. Cabe destacar la intervención de Anni B Sweet, quien logró emocionarnos con una “Lucía” interpretada con la sensibilidad que merece, y un Miguelito García (Derby Motoreta’s Burrito Kachimba) que elevó la intensidad de otro clásico del catalán, “La Saeta”, aunque sea un tema que no aparece en el disco homenajeado. Una licencia que perdonamos, visto el resultado. Y claro, no nos olvidemos del trabajo del guitarrista cacereño Luis Regidor, quien cumplió con nota tanto vocal como instrumentalmente.

Sexy Zebras

Eran las ocho y media de la tarde y el calor no aflojaba, pero poco pareció importarles al trío más descarado e intenso del panorama madrileño. Sexy Zebras salieron a por todas desde el minuto uno, dispuestos a dejarse la piel y provocar el sofoco de un público ya numeroso que se agolpaba en las primeras filas y que incluso tuvo la valentía de marcarse un sudoroso pogo final. A nadie se le escapa que su último trabajo “Calle Liberación” está marcando un importante hito en la trayectoria de la banda gracia a la inclusión de himnos como “O todos o ninguno”, “Jaleo” y, sobre todo, “Tonterías”, canciones todas ellas que sonaron robustas y fueron motor del desenfreno entre el público. Además, la banda contó con dos alienígenas en uniforme de licra verde convertidos en animadores desde las primeras filas y cuya presencia cobró sentido al sonar el crescendo contenido de “Marte”. Puro nervio y diversión.

Cuando La Casa Azul desplegaron su hipnotizante juego de luces y proyecciones el aforo del recinto ya estaba completo y la ola de calor daba sus últimos coletazos, aunque tuviera la fuerza suficiente todavía para dar algún que otro susto durante el concierto. Y es que, tal y como explicó el propio Guille Milkyway, las altas temperaturas provocaron un sobrecalentamiento de los ordenadores de la banda –que tuvieron que ser enfriados con bolsas de hielo de las barras– para evitar chasquidos o errores imprevistos que resultasen incómodos para el show. Quizás por ello los catalanes sudaron más que en otras ocasiones, pero la experiencia acumulada tras años de gira hizo brillar un set en el que todo está medido y estructurado para convertir el concierto en una gran fiesta repleta de energía, buenas canciones y mucho confeti. Y es que no faltaron perlas ganadoras como “No hay futuro” –con la que abrieron–, “Los chicos hoy saltarán a la pista” o esa triple traca final (“Podría ser peor”, “La Revolución Sexual” y “Nunca nadie pudo volar”) que dejó a todo el mundo con una gran sonrisa de satisfacción con la que dar por concluida la jornada.

El domingo amaneció con una suave y fresca brisa que recuperaba la normalidad climática para las fechas en las que nos encontramos. Sin embargo, el público se lo tomó con más calma a la hora de salir de sus hogares en un día radiante que iba a darnos muchas satisfacciones.

La primera actuación de la jornada tuvo como protagonistas a Tavi Gallart & Uweimar Useche, músicos callejeros cuya química fue evidente desde el minuto uno a base de versiones y el saxofón como protagonista.

La segunda vino en forma de estreno, porque todo fue novedad durante la actuación de Riders Of The Canyon. Se trataba de su primer concierto en Madrid y, además, llegaban con un recién estrenado EP homónimo bajo el brazo que sonó a gloria bendita a pesar de la baja puntual de uno de los jinetes de la banda. Y es que los 'Riders' son la unión alrededor de Joana Serrat de artistas de su propio sello como Víctor Partido, Roger Usart y el díscolo Matthew McDaid, quien no pudo anular un compromiso previo y presentarse junto a sus compañeros a defender composiciones como esa magnífica “Wild River” que suena a Neil Young por los cuatro costados. Junto a ella sonaron otras perlas melódicas como esa maravilla llamada “Sunrising”, compuesta y defendida por Víctor Partido, o una “Some Kinda Addiction” de la propia Joana Serrat que debería convertirse en la mejor carta de presentación de este supergrupo que eleva el folk-rock facturado desde Cataluña a la altura de los Apalaches.

La Plazuela

De los sonido más yanquis a los más propios del sur de la península. La Plazuela llegaron desde la inmortal Granada para hacer un divertido despliegue de su propuesta basada en el flamenquito y la rumba con matices electrónicos y urbanos, además de mucho desparpajo. Y es que, pese a no contar todavía con un disco largo en su haber, el grupo de Indio y Nitro van camino de convertirse en una de esas propuestas que te alegra el día más gris dibujándote una sonrisa. Todavía les queda algo de camino por recorrer y lo irán puliendo a base de tocar y tocar, pero a poco que les dejen su popularidad puede ir ganando muchos enteros gracias a una propuesta capaz de sumar a públicos y escenas diversas.

Shego

Llegados a este punto la tarde cogió carrerilla y las actuaciones de Lion Family Band, Soledad Vélez, Shego, Fillide y el homenaje a The Beach Boys, resultaron ser la antesala perfecta al final de fiesta bombástico, de puro baile electrónico y desenfreno funk, de los franceses General Elektriks. Quizás fue a la chilena afincada en España a quien le tocó lidiar con la hora más calurosa, pero como ella mismo soltó desde el escenario, son esos conciertos en los que se debe luchar contra condiciones excepcionales, los que se guardan en el recuerdo. Le puso voluntad aunque a nadie se le escapa que su propuesta funciona mejor saboreada en la oscuridad de una sala.

Shego eran el grupo sorpresa de la velada. Compromisos contractuales impedían que fueran anunciadas desde el principio en el cartel y eso hizo que faltaran incondicionales entre el público. Pese a todo, y a base de echarle ganas, acabaron por meterse a todo el mundo en el bolsillo, aunque por momentos a su concierto le faltó continuidad y un poco más de contundencia. Algo parecido sucedió con el homenaje que músicos como Germán Salto y Fernando Pardo (Sex Museum, Los Coronas...) le rindieron a un grupo imprescindible como The Beach Boys. Hubo temas a los que les faltó ese engrase final que se consiguen con un mayor número de ensayos previos. Aunque todo cambió cuando apareció en el escenario Eli ‘Paperboy’ Reed y elevó el octanaje sonoro de la banda hasta el puro lujo, algo que no acabó de conseguirse con las aportaciones de María Yfeu o Joana Serrat, entre otros.

General Elektriks

Llegó la hora final y con ella la auténtica sorpresa de la velada. Como comentaba con anterioridad, General Elektriks, comandados por el inmenso teclado de Hervé Salters y sus disparados movimientos de piernas, se erigieron en vencedores absolutos de la jornada. Tanto es así que podemos hablar de broche de oro sin que por eso suene a tópico. Y es que los franceses consiguieron que todo el recinto de Matadero se convirtiera en una pista de baile a base de sus dislocados ritmos de funk electrónico y un desenfreno escénico repleto de bailes, giros y piruetas. En especial las de su bajista, Jessie Chaton, y su icónica y enmarañada melena que hizo las delicias de los allí presentes. Si eres de los que piensa que sus discos no le hacen justicia al directo, tienes toda la razón. Hay que verles para entenderlos.

Y así, entre ritmos gordos de un bajo enloquecido y el frenético percutir de las teclas, se nos pasaron como un suspiro dos intensas jornadas de celebración del Día Europeo de la Música en Matadero Madrid. Esa música que nos hace mágicos.

Por último, nos gustaría dar las gracias a todo el equipo de Cultura del Ayuntamiento de Madrid y a Matadero Madrid por confiar en Mondo Sonoro para la realización de este evento. También a las empresas colaboradoras Domino's Pizza y Mahou por proveer de producto el catering de artistas.

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