Finales de noviembre y una tarde de sábado movidita con tres bandas suecas que dejaron un buen sabor de boca. La tarde empezó con Liv Sin, el proyecto de Liv Jagrell, la que fuera vocalista de los desaparecidos Sister Sin y que consta ya de tres álbumes. Hicieron un setlist corto con “Antihero” como el tema más destacado. Nos dejaron con una buena sensación que la anterior banda de Jagrell nunca había conseguido después de verlos en directo. Algo habrá cambiado, pero la entrega de la banda hacia el público y la acogida que tuvieron, fueron factores decisivos para que disfrutase de su actuación.
Priest
Tocó el turno a Priest con ex miembros de Ghost en sus filas. Los suecos se embarcan con dos teclados y su vocalista Mercury, que se pasa todo el show arriba y abajo del escenario con ese traje a medio camino de metal head y cyborg. Su synth wave es suave y bailable. Solo varía cuando uno de sus teclistas se incorpora a primera línea con el Keytar para lanzar sus melodías y señalar a las primera filas que no paran de bailar, ya sea con el hitazo “The Pit” o on la reciente “Blacklisted”. Personalmente no sé si es por el cambio de cantante o porque la primera vez que los vi en la Sala Bikini en 2018 después de escuchar sus primeros singles, me causaron una grata sorpresa en directo, esta vez les faltó algo para que conectasen conmigo. Por suerte esto no pasaría con los cabezas de cartel.
Deathstars
Deathstars hicieron un gran concierto y lograron que sus fieles seguidores al fin los volvieran a ver después de una serie de cancelaciones en estos últimos convulsos años. Fans vip en primeras filas, bastantes fans extranjeros en la sala y una muy buena entrada de seguidores de aquí, hicieron que el concierto de los de Estocolmo, con su metal industrial con tintes góticos, fuese todo un éxito. Guardo buen recuerdo de esta banda gracias a sus shows y, sobre todo ,a una entrevista que les hice cuando sacaron ese gran álbum titulado “Termination Bliss” (06), justo en el momento en el que el grupo explotó e hizo bailar a media Europa. En ese momento Andreas Bergh y Emil Nödtveidt fueron unos anfitriones perfectos, y hoy en día siguen llevando eso a la práctica sobre el escenario. Como siempre, la parte más teatral en directo la aporta el guitarra Eric Bäckman y su relación con el púbico. Esta vez su show también fue explosivo, con canciones de “Termination Bliss”, “Night Electric Night” y cómo no, de su nuevo disco “Everything Destroys You”. También sonaron “Metal” o “New Dead Nation”, aunque el mejor momento fue quizás volver a escuchar “Cyanide” en directo, su mega hit que tantos buenos recuerdos nos trae a muchos de los que los disfrutamos en la primera década de los 2000. Cómo me gustaría que los fans de esa época o los que actualmente escuchan a Rammstein, les dieran otra oportunidad al grupo y los puedan disfrutar.
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