El sábado, el Tomavistas Extra estrenó su segunda jornada en su querido Tierno Galván. Una tarde en la que no brilló el sol, pero en la que sí deslumbraron las actuaciones de The Parrots y de Triángulo de Amor Bizarro.
¿Qué se puede esperar de una tarde que empieza con el tema de Jurassic Park? Bestialidad y dientes afilados. En este caso no fueron dientes, sino guitarras, pero es una descripción bastante precisa de lo que fue el concierto de The Parrots. El dúo que forman Diego y Álex se amplió con el acompañamiento de Fran de Los Nastys a la guitarra y de Ade de las Hinds a los teclados. Abrieron fuerte con “Girl”, nos advirtieron que iban a seguir “a puto tope” y cumplieron su palabra, primero con un nuevo adelanto del inminente álbum, que fue pura energía, y después con “Let’s do it again”, uno de los temas más Black Lips y que mejor definen a los Parrots.
Nos presentaron varios temas del nuevo disco, pero “Maldito” tenía que destacar al ser el único adelanto que lanzaron en las plataformas y porque está claro que ha marcado un punto de inflexión en su carrera. No salió C. Tangana de cameo sorpresa, pero sonó con la misma fuerza y descaro. Nos regalaron varios temas nuevos y podemos asegurar que su decisión de dar el giro de cantar en español no les ha hecho perder esa esencia tan dirty rock que les caracteriza. Confirmamos que, en español, los Parrots siguen siendo MUY Parrots.
The Parrots
Para las tres últimas nos sorprendieron con un toque de elegancia y un poco blues, añadiendo un saxo que se compenetró perfectamente con la dinámica electrizante del grupo. Un final con “Soy Peor” y “No me gustas, Te quiero” es todo lo que necesitábamos para despedir a los úl timos rayos de una tarde de guitarreo salvaje.
Triángulo de Amor Bizarro se presentaron aterrizando despacio la atmósfera hechizante de su álbum "oɹɹɐzıqɹoɯɐǝpolnƃuɐıɹʇ" con “No eres tú” para continuar con una “transición” hacia sus temas más aclamados anteriores a este disco, como “Española”, “Baila Sumeria” o “Santiago”, que nos recordaron a tiempos más libres. Continuaron con una crítica de distorsión y gritos al presente ultraprocesado por la tecnología con “Ruptura” y “Fukushima”. La desgarradora “ASMR para ti” fue un oasis de emoción para volver a la rabia decibélica con “Canción de Fama”, que se encargó de preparar el terreno para la explosión del que fue, sin duda, uno de los momentos más memorables del espectáculo. “Vigilantes del Espejo” hizo que esta no fuera una noche más, sino una que recordaríamos por todos los problemas que tuvimos conteniendo todo lo que nos habíamos estado aguantando desde que nos sentamos en las sillas, y es que esos acordes solo dan pie a un pogo que, aunque por razones obvias no pudo ser físico, sí que fue emocional.
La fuerza de “Barca quemada” y “De la monarquía a la criptocracia” no ayudó a que los ánimos se enfriaran. El penúltimo tema sí que consiguió apagar algún fuego, pero aun así nos calentó —y curó— el corazón en un momento en el que todos deseábamos poder haber disfrutado del espectáculo como realmente se merecía. Los gallegos no se fueron sin que los decibelios de “El Crimen: cómo ocurre y cómo remediarlo” reventaran el parque y nos dejaran con la adrenalina por las nubes.
Aunque sigamos quejándonos y no nos terminemos de acostumbrar a las ya no tan nuevas normativas de seguridad de los conciertos, y por más obvias que a estas alturas parezcan estas palabras, tenía que aparecer en esta crónica el reconocimiento al esfuerzo de la organización del Tomavistas, un porcentaje muy alto de los aplausos que se dan cada tarde en el Tierno Galván son para ellos.
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