La brocha gorda

Los peruanos Dengue Dengue Dengue! llevan ya bastantes años consolidados como uno de los nombres de referencia del panorama electrónico latinoamericano de nuevo cuño, a base de investigar los puntos de unión entre la música de club y la cumbia, pasando por mil filtros que van de la psicodelia y el indigenismo a las más diversas influencias de ascendencia afrocaribeña. Cada nuevo trabajo del misterioso dúo supone una vuelta de tuerca en ese trabajo de exploración y experimentación musical, y el lleno que presentaba el madrileño Independance Club el pasado sábado para disfrutar de su recién estrenado "Zenit & Nadir" demuestra el buen momento por el que pasa el tándem enmascarado.

Sin embargo, algo del carácter hipnótico y tribal de la propuesta de los limeños se perdió en el traslado de su música al directo, en parte debido (hay que ser justos) al no demasiado buen sonido de la sala, que provocó que se perdieran gran parte de las sutilezas y del detallismo que caracteriza el peculiar sonido de sus discos. Convirtieron así su set en una versión de brocha gorda a piñón fijo de sí mismos, lo cual no necesariamente tiene por qué ser algo negativo si es el efecto buscado.

Parapetados detrás de sus habituales máscaras y respaldados por proyecciones abstractas a medio camino entre la psicodelia new age y diferentes estéticas indigenistas, Felipe Salmón y Rafael Pereira se hicieron acompañar de dos percusionistas, miembros de Ballumbrosi, en un intento de plasmar en su directo el peso específico que los elementos percusivos juegan en su último trabajo, y uno no puede evitar preguntarse hasta qué punto eso responde a una razón puramente estética y no musical. La riqueza de las sonoridades y texturas de las instrumentaciones tradicionales, que tan bien manejan Dengue Dengue Dengue en estudio y que ofrece a sus producciones esa frescura a medio camino entre lo étnico y lo electrónico, quedó dispersa en una nebulosa de frecuencias graves y bases gruesas y repetitivas en la que de vez en cuando se adivinaban sonidos de cascaras, cabasas o algún shekere ocasional. Tampoco funcionaron especialmente las colaboraciones vocales, problemas técnicos incluidos.

Sería injusto calificar de fallido al experimento a tenor de la atmósfera de baile y euforia que los peruanos provocaron y supieron mantener desde su aparición, casi a las tres de la mañana, sobre el escenario de un abarrotado Independance Club. La vertiente más electrónica de su música, centrada la otra noche en los bombos gordos y las cadencias techno, funcionó a la perfección para un público con más ganas de bailar que de escuchar música. El aire chamánico de Zenit & Nadir se transformó en ambiente clubero de fiesta, y en ese sentido la fórmula funcionó a la perfección. Quizás cabría diferenciar ahí entre un concierto (lo anunciado) y una sesión de club (lo ocurrido). Si la otra noche uno iba a presenciar un concierto de presentación de disco (como estaba publicitado), seguramente salió desilusionado y con la sensación de haber presenciado un espectáculo bastante flojo. Si por el contrario lo buscado era una sesión de electrocumbia y electrónica densa para pegarse una buena fiesta sin demasiadas exigencias, el paso de Dengue Dengue Dengue! por Madrid el pasado sábado resultó ser una opción perfecta.