No sé si era premeditado o no, pero tras el soberano tostón del día anterior (21 de octubre) en redes sociales con la película "Regreso al futuro", nos parecía que el día 22 podía ser el día perfecto para coger el Delorean, poner baile de por medio y regresar al pasado futuro de uno de esas bandas que aguantan el tirón del presente olvidadizo y fugaz. Porque lo que hacen trascienden su tiempo y el espacio que le ha tocado vivir, porque si sigues las modas siempre llegan tarde y estos habitualmente llegan en el momento preciso.
Nosotros llegamos un poco antes y pudimos disfrutar del apasionado concierto de John Grvy con su soul jugueton y su R&B contemporáneo, de saludables aires funkies, repleto de energía e intensidad. Como de costumbre cerró su actuación con una versión sui generis de “I want it that way” de Back Street Boys que sorprendió e hizo bailar a un público cada vez más numeroso a la espera de los viajeros del tiempo de Zarautz.
Estos venían del 2016 con adelantos del nuevo disco que editaran en esas fechas y con el arsenal de temas fundamentales de su inventario. Luminosos como siempre, entregados a la causa, con una solidez a veces extraña en el indie español, dieron una exhibición fulgurante en la hora escasa que duró el concierto, desde el principio incontestable de “Seasun” a la presentación a mitad del recital del nuevo single “Crystal”, un tema más frontal y desnudo que los de su anterior disco "Subiza", pero con un desarrollo que va creciendo y un estribillo que viene para quedarse.
Su pop electrónico de qualité, la comunión con un público ávido de ritmos elaborados y sugerentes y la actitud de una banda comprometida con su obra (espectacular como siempre ver a Unai Lazcano en sus teclados) hizo que todo tuviera sentido, que fuera jueves y que aún no hubieran cambiado la hora, que regresáramos al presente para constatar que tenemos Delorean para rato, aunque tal vez el rato del concierto se nos hiciera excesivamente corto.
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