Deerhunter, intensidad controlada

Lower Dens aparecieron una tarde aburrida en Spotify, saltando de grupo en grupo. “Twin-Hand Movement”, su disco debut, fue un buen descubrimiento para trabajar con él sonando de fondo. Que telonearan a Deerhunter parecía una buena idea, aunque pudieran parecer un poco modositos para la maraña sonora que le iba a suceder. Nada más lejos de la realidad, resultaron ser mucho menos comedidos en directo: distorsión, un bajo muy potente y algún desarrollo guitarrero que recordaba a los Sonic Youth más bailables. Muy acertados para la ocasión.

Deerhunter alegaron problemas técnicos en un comienzo frío y a trompicones. Sobre una base hip hop, sonaron las primeras notas sueltas que dieron paso, a bocajarro, a la notable “Desire lines”, de su último trabajo, “Halcyon Digest”, y cantada por el guitarrista Lockett Pundt. Aunque el principio no llegara a encajar por un amplificador revoltoso y la dificultad para entender la voz de Bradford Cox, en “Don´t cry”, “Revival” y “Little kids” aquello cobró la fuerza y el ruidismo esperados. “Memory boy” y su marcada y rítmica batería dio paso a la enorme “Nothing ever happened”, de “Microcastle”, su anterior trabajo. Para entonces Cox ya se sentía lo suficiente seguro como para bajar las escaleras del Antzoki, sentarse, dejar que le fotografiaran e incluso fotografiar él. Un gesto amable, pero que alargó la canción de manera innecesaria. Menos mal que no hay nada que pueda con ese final tan brutal. Para entonces, el nivel de intensidad sonora estaba alto y no paró hasta acabar, encadenando con “Helicopter” y “He would laughed” a base de drone. Aunque el final con “Cover me (slowly)” y Octect fuera muy digno, rondaba una leve sensación de no haber conseguido todo el nivel de abstracción deseado. Puede que fuera algo compartido, un furtivo bostezo obtuvo su réplica instantánea desde arriba del escenario.