Con pintas de skater yankee salido del MACBA, John McCauley apareció sobre el escenario tras hacerlo su banda. Cerveza en mano y con aire cafre, abrieron con “Choir of Angels”, para deleite de un público expectante para ver si esta vez también acababa en ropa interior o no. No hizo falta recurrir al exhibicionismo, a medida que la noche avanzaba el sonido del grupo se cohesionaba y caminaba hacia un lugar mejor en el que solo cabía disfrutar de unos temas mucho más guitarreros e incluso en algún momento con sabor a Chuck Berry, aunque en el fondo, el folk siempre estuviera presente. Entre tema y tema, una conversación embriagada sobre sus padres, el sexo o cualquier otro tema recurrente. A pesar de no saber muy bien qué canciones formaban parte del repertorio, ni de dónde habían salido, la combinación fue ganadora: temas folk, medios tiempos de su nuevo trabajo “The Black Dirt Sessions” y finales abocados a riffs de guitarra cargados de ruido. Y aún así, a pesar de lo freak de la noche, los pies no dejaban de moverse y las cabezas de sacudirse en el aire. Sobretodo cuando llegaron temas como el coreado “Twenty Miles”. Es un secreto a voces que aquí hay talento de sobra, aunque sean unos tipos muy raros y lo mismo pueda decirse de su directo, que, para muestra, acabó con “La Bamba” cantado en un perfecto castellano. Y la fiesta que nos dejaron en el cuerpo un lunes invernal, no tiene precio.
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