Dean Wareham plays Galaxie 500
ConciertosDean & Britta

Dean Wareham plays Galaxie 500

8 / 10
Luis J. Menéndez — 24-02-2011
Empresa — Houston Party Records
Sala — Teatro Nuevo Lara, Madrid
Fotografía — Alfredo Arias

Hace unas semanas Dean Wareham me confesaba en una entrevista que reunir a Galaxie 500 resultaría tan extraño a la vez que improbable como irse de viaje con una novia que tuviste veinte años atrás. Estirando la metáfora podríamos decir que lo de Ringo Deathstarr viene a ser algo parecido a empezar una relación con una chica igualita que tu ex: te aburrirás sobremanera y, lo peor de todo, ya sabes cómo va a terminar la historia. Clónicos de My Bloody Valentine en formato trío -y cuando digo clónicos me refiero a que la chica comparte boutique y peluquería con Bilinda Butcher- se mostraron tan solventes en la reproducción de los tics de la etapa “Isn’t Anything” como impersonales. Todo lo contrario de un Wareham que ha desarrollado una prodigiosa carrera mostrando sin reparos las cartas (ese constante homenaje a sus héroes en forma de versiones) y que sin embargo nunca ha podido dejar de sonar a sí mismo. El motivo de la cita era desenterrar el cancionero de Galaxie 500, un acto de necrofilia, sí, pero también de justicia para con un grupo capital en el desarrollo del pop alternativo: era uno de los grandes tótems del indie que quedaban por exhumar y la forma en que se ha hecho poco tiene que ver con la bajada de pantalones de Pixies y algún otro compañero de generación. Arrancó en formato trío, para a partir del segundo tema contar con el guitarrista de los recientemente extintos Polar, al que presentó como “ese tío que reclutamos en Valencia porque sabía tocar todas nuestras canciones”. Y así, con un repertorio que comienza con “Flowers”, tiene en “Strange” una parada estratégica que arranca los primeros gritos de entusiasmo, y acaba lanzado con “Blue Thunder”, “Tugboat” , “4th Of July” y la versión de Yoko Ono “Listen The Snow Is Falling” -con Britta Phillips en el papel de Naomi-, se conduce el repaso a sus ingrávidos y maravillosos pecados de juventud entre anécdotas sobre los chicles Kojak, los primeros ácidos y el por qué de la referencia a las chocolatinas Twinkies en la citada “Strange”. En otra entrevista reciente Wareham contaba que si en las grabaciones de Galaxie 500 su voz sonaba histérica, como la de un niño asustado, era porque realmente lo estaba a causa de las tomas únicas a las que les sometía Kramer, su productor. Bien sea porque Kramer ha desaparecido de su vida hace décadas o porque el tiempo nos hace sabios -pero sobre todo mucho más pacientes- la relectura de Wareham y acompañantes hoy se nota relajada, desprovista de esa angustia juvenil escondida tras oníricas historias que hablaban del rey de un país de fábula llamado España. Tal vez fuera también por ello que la más perfecta reinterpretación de la noche llegó a los bises cuando se enfrentaron a un etéreo “I’ll Keep It With Mine”, original de Nico contenido en el reciente “13 Most Beautiful: Songs For Andy Warhol's Screen Tests”, para poner un emocionante broche final con “Ceremony”, tema que le pertenece ya casi tanto como a New Order. Noche de reencuentros, un show para la nostalgia saldado con éxito, pues. Y que me hace volver a lo que comentaba más arriba, esta vez para desdecir a Wareham: mirar atrás y recuperar a ese grupo que tanto nos emocionó en su día no debería compararse con una novia porque, a diferencia de lo que sucede con las relaciones interpersonales, las canciones por las que un día sentiste algo especial rara vez nos decepcionan.

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