Cuenta una leyenda en Illinois que, una vez, hace mucho tiempo, Andrew Bird tuvo una banda. Sí, una banda con músicos. Una banda al margen de Squirrel Nut Zippers, formación donde empezó a foguearse con el violín nuestro protagonista, allá por el siglo pasado. Un grupo de amigos que acompañaban a Andrew Bird sobre el escenario. Es sólo eso, una leyenda. Ahora, Andrew Bird vuela solo por el mundo, acompañado de mil y un aparatos que le hacen compañía en sus actuaciones. Sí que se ha personado en nuestro país en alguna ocasión con su correspondiente acompañamiento. Sin embargo, las más de las veces, en riguroso soliloquio.
Acudía en esta ocasión a Madrid para presentar "Are You Serious" (Loma Vista, 2016), su último trabajo de estudio, tras el tal vez demasiado experimental "Echolocations: Canyon". Siguiendo la tradición, y confirmando la leyenda, el excelso silbador apareció en el sobrio escenario cargado con un violín y rodeado de pedales de loops, guitarra y algún que otro artefacto electrónico para samplear un rato.
Para ser justos, toda esa leyenda que acompaña al músico estadounidense se desvanece cuando empieza a experimentar con sus juguetes: ya hay que ser habilidoso para pasarte más de dos horas cacharreando y saber en todo momento dónde va cada cosa. “Capsized”, de su último trabajo, “Three White Horses”, o “Anonanimal”, suenan con personalidad, ajenas por completo a las formas con que fueron grabadas. Que nadie espere escuchar en directo los discos de Andrew Bird. Ahí radica su encanto, en poder oír versiones de “Are You Serious?”, la oriental “Pulaski at night”, o la magistral “Give It Away” en manos de su creador. Pero, como todo, a este ejercicio de aislamiento también le encontramos una objeción: Andrew, copón, que llega “Left Handed Kisses”. ¿Dónde está Fiona Apple?
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.