Desde luego, el Visor es un festival diferente, si tenemos en cuenta lo que abunda hoy en día. Pero hay que recordar que todo empezó con estas y otras bandas, en el Espárrago Rock, Festimad o los inicios del FIB. Han pasado casi treinta años y muchos grupos resisten. Igual que el público, ya peinando canas (quien más, quien menos). Con camisetas de la mítica era indie, rotas o descoloridas en su mayoría, y pinta de acumular en sus casas montones de CDs, chapas y corbatas que ya no se atreven a lucir tan alegremente.
La primera jornada, la del viernes, fue la más rock. Con Lagartija Nick abriendo para los primeros en llegar al recinto. Sin Eric Jiménez, pero con Juan Codorniú y Antonio Arias al timón. Buenos en lo suyo como pocos, viendo la última parte del concierto (con “La curva de las cosas”, “Esa extraña inercia (Anfetamina)”, “Nuevo Harlem”, “Satélite”, “Ciudad sin sueño” y “Celeste”), volvimos a comprobar la solvencia de su directo, en el que apenas hubo rastro de su último disco, Los Cielos Cabizbajos (Montgrí, 19).
Mudhoney eran, probablemente, los más esperados. De menos a más, Mark Arm (copa de Albariño en mano) y compañía honraron el grunge “made in Seattle” a base de actitud y buenas canciones: sobresalieron “Touch Me I'm Sick” y “In 'n' Out of Grace”, pero sin olvidar “Good Enough” o “21st Century Pharisees”. Una marcha un poco más punk no hubiera estado mal, para animar el pogo en las primeras filas. Quedó claro que aquellos tiempos ya pasaron.
A The Waterboys los vemos cada dos por tres en Murcia. Pero en el Visor fue sin Steve Wickham y su violín, cuyo papel de showman lo recogió con sabiduría Brother Paul Brown, al piano y keytar. Siempre al frente, el incombustible Mike Scott, por supuesto. Concierto previsible, pero disfrutable. Presentando el reciente All Souls Hill, de este mismo año, con “Blackberry Girl” como tema destacado. No hay concierto de los británicos en los que no suenen “Fisherman's Blues”, “The Whole of the Moon” o la estupenda “This Is The Sea”. Fue la única banda que hizo bises de todo el festival. Ahí cayó la versión de “Dead Flowers” de The Rolling Stones. Antes, hubo un guiño a los Beatles con un trozo de “A Hard Day's Night”. Clásicos y elegantes.
Muchos seguidores de New Model Army se veían por el recinto. También es cierto que los de Bradford fueron los únicos que tenían un puesto de merchandising, justo en la entrada. Había expectación, era obvio. Un grupo que gusta a siniestros y heavies, a partes iguales; a fans de la oscuridad, en general. Bajo el nombre de “Classic Tour 2022” repasaron los mejores temas de su carrera: “51st State”, “Vagabonds”, “225”… No han parado de sacar discos desde los 80, su trayectoria es intachable. Eso sí, costó entrar en su particular universo.
Y la luz se hizo el sábado; sin duda, el día más pop. Con Australian Blonde como representación nacional, a primera hora. A pesar de no verles muy sobrados de ensayos, siempre es un gusto disfrutar de Paco Loco y Fran Fernández. Solo por aquel “Chup Chup”, ya se ganaron un hueco en los maduros corazones indies para toda la vida. Pero además, en “Cosmic”, “You Kill Me”, “Chance”, “Seaside”… mantuvieron el tipo. También hubo hueco para alguna canción nueva. Antes de que Paco hiciera de las suyas: “¿Quién es el más joven? Esto, en diez años va con el Imserso”. Ojalá tenga razón.
De jóvenes, su hijo entre ellos (haciendo de mánager, además), se rodeó Ian Broudie para el concierto de The Lightning Seeds. No es lo mismo con la media de edad por los suelos, pero si el set comienza con “Marvellous”, ya tiene a la gente en el bolsillo. Entusiasmado por estrenarse en España, se sucedieron los éxitos: “Change”, “What If…”, “Feeling Lazy”, “The Life of Riley”… Unas versiones por el camino (el “Flaming Sword” de Care, su banda anterior junto a Paul Simpson, “Whole Wide World” de Wreckless Eric y “You Showed Me” de The Byrds) y éxtasis final con “Lucky You” y “Pure”. Sencillos, directos y efectivos.
En teoría, los siguientes eran Teenage Fanclub. Pero Tim Booth se empeñó en tocar en el mismo horario que The Waterboys el día anterior. Caprichos de estrella. Turno pues para James. Con un Booth chamánico y una banda muy solvente. Pocas fisuras tuvo el show. Si tienes en tu repertorio himnos como “Ring the Bells”, “Laid”,”Born of Frustration”, “Sometimes”, “Come Home” o la incontestable “Getting Away With It (All Messed Up)”,es difícil que vaya mal la cosa. El disco más reciente es del año pasado (‘All the Colours of You’) y de él pudimos escuchar “Zero”, “Isabella” o “Beautiful Beaches”. Sin duda, el concierto en el que más comunión hubo entre artista y público.
Ya solo quedaban Teenage Fanclub, otros habituales por estos lares y que se han ganado un cariño incondicional a lo largo de los años. Sin Gerard Love, es Norman Blake el que acapara todas las miradas. Se siente cómodo. Sabe lo que se espera de su banda. Y claro, la gente corea una detrás de otra: “About You”, “Start Again”, “What You Do to Me”, “I'm in Love”, “The Concept” o “Everything Flows”, las que más. Con sorpresas como “Metal baby” y "Your Love Is the Place Where I Come From”. Además de alguna muestra de su último trabajo, Endless Arcade (Merge Records, 21), con “Everything Is Falling Apart”, “In Our Dreams” o la canción que da título al álbum. Es solo power pop, pero gusta. Más aun, si pasas de los cuarenta.
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