O Son Do Camiño volvió ser, en esta quinta edición, un éxito rotundo en cuanto a congregación de personas alrededor de la música se refiere. Un evento que, al igual que las películas más comerciales, busca colgar la etiqueta de “para todos los públicos” con un cartel que cada año parece volverse más ecléctico que el anterior. Una estrategia arriesgada pero que ha derivado en la venta de todas las entradas y abonos disponibles. Y es que, un año más, en el recinto situado en el Monte do Gozo, hemos encontrado miles de personas que buscaban disfrutar de pop, rock, electrónica, urbano o, simplemente, de una experiencia que va más allá de lo puramente musical.
En lo que se refiere a esta última edición, algo en lo que la mayoría estarán de acuerdo es en que el sonido no acompañó durante gran parte de los conciertos. Ya sea por el viento, por la disposición de los escenarios, por la orografía o por diversas circunstancias técnicas, lo cierto es es que por momentos resultó incómodo. A cambio, la organización mejoró en lo que a atención de las barras se refiere, aumentando, por ejemplo, el número de camareros.
Hablando de lo puramente musical, en el recinto situado en Santiago de Compostela se pudieron ver a prácticamente cincuenta artistas nacionales internacionales, desde algunos históricos como Green Day o Pet Shop Boys a otros relativamente más recientes, caso de J Balvin o Myke Towers, además de grupos que han marcado a toda una generación como La Oreja de Van Gogh o Love Of Lesbian. Todo esto sin olvidar figuras más recientes como Carlos Ares, Baiuca o Judeline, además del recién estrenado nuevo escenario de música electrónica, que resultó ser uno de los mayores aciertos del festival. Más allá de escasa presencia de música gallega o del batiburrillo de estilos musicales, es de agradecer la presencia de un festival que ofrece la posibilidad de ver a todos estos artistas en un mismo recinto.
El escenario Son Electro fue la gran novedad de esta edición. Situado en la zona más alta del recinto, a escasos metros de la zona del camping, se convirtió en una de las zonas más visitas y en la cual en todo momento se pudo observar una gran presencia de público. El escenario aumentó de tamaño con respecto a anteriores ocasiones, mejorando tanto el equipo de sonido como el sistema de iluminación que acompañó a cada una de las sesiones. Inaugurado por Kike Varela y clausurado por Vitalic, por allí se pudo disfrutar de algunos de los grandes nombres del panorama musical, quienes hicieron bailar a los asistentes a ritmo de technim trances, house o dance.
Jueves 30 de mayo
Amoebo
Tuvieron la siempre complicada tarea de abrir el festival. No ayudó la hora ni que gran parte del escaso público presente estuviera guardando sitio para Green Day. A pesar de esto, desplegaron un show con el cual elevaron la ya de por sí alta temperatura, dejando claro cómo se debe afrontar un show a pesar de que las circunstancias no sean las perfectas. Daniel Pose.
Hot Milk
Actuaron en el escenario del plato fuerte del día, y se notó por la gente que ya se congregaba. Aún con problemas de sonido –que provocaron el cabreo de Han Mee tirando su guitarra contra el suelo–, su directo fue más que correcto consiguiendo los primeros pogos de la jornada. Buena forma de preparar el ambiente, en una jornada marcada por ritmos más cercanos al rock que a lo urbano. Daniel Pose.
Maryland
El ritmo, que parecía ir en aumento, bajó de forma considerable con los vigueses. No por su mal hacer, sino más bien por una discografía marcada por una música más tranquila. Por momentos el sonido no ayudó, con dificultades para escuchar la voz de Rubén Castelo. Aun así, su actuación sirvió para justificar una carrera que les ha llevado a seguir en la brecha desde el 2009. Daniel Pose.
The Interrupters
La formación californiana de ska punk, “adoptada” por Green Day para telonearlos en varios de sus shows de este año, fue en la encargada de animar las primeras horas de la calurosa tarde del jueves tras la apertura de esta edición con Maryland, Hot Milk y Amoebo. Con una Aimee Allen al frente transmitiendo una energía que no acabó de contagiar al público pero que sirvió para animar el cotarro. Aunque no demasiada gente parecía conocer al grupo, consiguieron captar la atención y en su recta final de temas hicieron cantar al personal sobre todo con su adaptación de “Bad Guy” de Billie Eilish y con el cierre con “She’s Kerosene”, que hizo botar a todo el foso. Probablemente si su concierto fuese a otra hora cambiase el desenlace, pero a pesar de todo fue difícil no saltar y divertirse con la risueña Aimee y los suyos. Jaime Tomé.
Fernandocosta
Fernandocosta alzó la antorcha del rap trayendo de acompañamiento a una banda de sobresaliente que puso las notas de rock e incluso metal a sus canciones. Un directo genial y muy disfrutable con también un pequeño guiño a Rage Against The Machine. Jaime Tomé.
Arde Bogotá
Los cartageneros Arde Bogotá son la banda nacional que está, para bien o para mal, en boca de todos. Llegaron al escenario Estrella Galicia con un show perfectamente engrasado que, a pesar de su juventud, muestra una madurez exultante. Sus fans tuvieron que conformarse con que su primera fila era la octava o novena de los que ya estaban esperando por Green Day, algo que al final dificulta el conectar al 100% y más si el sonido tampoco está siendo el esperado para un escenario de semejantes características. Noel Turbulencias.
J Balvin
J Balvin aterrizó en Compostela con un ramillete de éxitos por todos conocidos, ya sean fans del artista o tras haberlas escuchado una trillonésima de veces en alguna radiofórmula o en su pub de confianza. Sin embargo, a pesar de que muchos temas eran ampliamente coreados, el artista dio un espectáculo que lejos está de lo que se espera de un cabeza de cartel tan consolidado en la industria musical. Noel Turbulencias.
Green Day (en la foto)
Traer a la banda más grande del punk melódico americano a Galicia, más de treinta años después de su primer aterrizaje en la comunidad, fue todo un acierto. Los californianos comenzaron en O Son do Camiño su gira The Saviors Tour celebrando los treinta años de su tercer LP “Dookie” y los veinte de la ya clásica ópera rock “American Idiot” tocando ambos trabajos al completo con un setlist de treinta y cuatro temas en los que también se incluyeron seis de otros de sus discos, incluyendo “Brain Stew” con la coreada intro de “Iron Man” de Black Sabbath, “Minority”, y la sorpresa final de “Good Riddance (Time Of Your Life)” como colofón, que dejó a cientos de personas con los ojos vidriosos con ganas de un par de temas más a pesar de las dos horas de concierto. Hubo los "eeeooo" y paradas justas que no eclipsaron el show y también la clásica subida de un fan al escenario a cantar “Know Your Enemy” con sus ídolos. Mención especial al niño de unos nueve años a hombros de su padre que cantó absolutamente todas las canciones del repertorio. El grupo de cincuentones liderados por el increíblemente conservado Billie Joe cumplió las expectativas en cuanto a espectáculo y también en cuanto a sonido para los que estuvimos cerca del escenario, no así para toda la gente que tuvo que soportar el casi aberrante sonido y el viento que levantaba continuamente arena y polvo dejándote semiciego y rebozado tierra. Jaime Tomé.
Mattn
La dj y productora belga cerró el primer día con un set de hora y veinte de duración. Sin demasiadas florituras ni riesgos en cuanto a temas que sonaron o transiciones innovadoras, su performance hizo las delicias de los asistentes dejando a estos preparados para lo que estaría por llegar en la jornada del viernes. Daniel Pose.
Viernes 31 de mayo
Marilia Monzón
La actuación de la canaria estuvo marcada por su dulzura y buen hacer sobre el escenario. Acompañada de su banda, aportó talento con una actuación muy íntima a pesar del escenario y el recinto tan grande donde se desarrolló. Buen comienzo de un día que se presentaba intenso. Daniel Pose.
Monolious DOP
Ante un recinto que ya empezaba a presentar una buena imagen, los gallegos desplegaron su buen hacer sobre el escenario. Actuación muy divertida en su formato banda completa –muy difícil de ver en sus actuaciones–, conectaron muy bien tanto con el público que era ya era fan como con aquellos que estaban esperando lo siguiente. No faltó el baile y la diversión, en la que posiblemente sea una de las agrupaciones más infravaloradas de Galicia. Daniel Pose.
Recycled J
Actuación que no pasará a la historia del festival y, quizás, tampoco en lo que a la carrera del propio artista se refiere. Quizás se le hizo grande el escenario, quizás la hora no era la adecuada, pero poco que destacar del artista nacido en Carabanchel. Daniel Pose.
Judeline
Judeline fue un conato de calma y talento con una estilosa propuesta en la que experimentación pop se fusionan con unas cadencias flamencas muy disfrutables. Noel Turbulencias.
La Oreja de Van Gogh
En la segunda jornada, si tuviésemos que destacar un concierto, probablemente sería uno en el que no importaban las patas de gallo, ni la alopecia, ni la energía juvenil, ni el ansia por las primeras veces; la pasión y la energía eran lo único que contaba. La Oreja de Van Gogh demostró ser el grupo con mayor capacidad de sintonizar todas las voces al unísono de sus canciones en el Monte do Gozo. Jóvenes y adultos, por primera vez, se encontraron unidos por la música, disfrutando juntos de un concierto que rompió barreras generacionales. Una colección de canciones que forman parte indivisible del cancionero popular de nuestro país. Noel Turbulencias.
Love Of Lesbian
Después de los donostiarras, Santi Balmes y los suyos tenían el reto de mantener arriba a un público que había tocado techo. Love Of Lesbian, en un show de poco más de sesenta minutos, sacaron una artillería de canciones que repasaban los mejores singles de sus últimos cuatro discos, así como presentar alguno de los temas que vendrán en su nuevo y esperado álbum. Se nota que la banda aún está calentando y poniendo a punto el show que vendrá de la mano de su décimo trabajo, “Ejército de Salvación”. Noel Turbulencias.
Myke Towers
Al contrario que pasó con J Balvin, Myke Towers sí pareció llevarse al público al bolsillo en el terreno reggaetonero. Aun con todos los clichés del estilo y de sonar pretencioso y a veces repetitivo, contentó a gran parte de los asistentes. Jaime Tomé
Pet Shop Boys
Está claro que el Son do Camiño no era el lugar más adecuado para Pet Shop Boys, un dúo que lleva más de cuarenta años encima de los escenarios y que es bastante difícil que vaya a interesar al target de este festival. Y así fue. No era su lugar ni su momento. Dieron un buen y agradable directo de casi dos horas con todos sus hits y versiones (U2, Village People, Gwen McCrae…) además de tres nuevas canciones de su LP “Nonetheless”, estrenado hace poco más de un mes, acompañados de una puesta en escena minimalista pero llamativa, con un sonido que no fue el mejor. Jaime Tomé.
Natos y Waor
Lo del dúo de raperos madrileño fue la conexión perfecta entre público y escenario. Cumplieron con creces ante unos fanáticos que corearon todos y cada uno de sus temas. Aportaron intensidad en lo que fue uno de los mejores conciertos destacados del festival y, además, contaron con el añadido de contar con la presencia de un Recycled J que, aquí, sí se le vio mejor sobre el escenario. Con él repasaron algunos de los temas más aclamados de “Hijos de la Ruina”, siendo esto uno de los momentos más especiales del festival. Daniel Pose.
Icona Pop
Su tan reconocible electro-pop cerró el escenario Estrella Galicia, en la que fue una buena actuación. Quizás faltó algo de fuerza e intensidad por parte del dúo sueco, dando la sensación de saberse conocedoras de que con poco eran capaces de hacer mucho. Con todo, el suyo fue un concierto muy divertido. Daniel Pose.
Sábado 1 de junio
New Kill Wave
Fue su debut en festivales y tierras gallegas, algo que a la vista de la respuesta del público resultó muy positivo. Procedentes de Madrid, quisieron añadirle más dificultad a la tan complicada tarea de abrir la última jornada al presentar canciones de un álbum que verá la luz a lo largo de este 2024. No sería extraño verles repetir en próximas ocasiones, pues parte de los allí presentes así lo expresaron. Daniel Pose.
Carlos Ares
El cantante y productor coruñés dio toda una clase magistral de cómo se tiene que llevar al directo un disco tan completo y aclamado como “Peregrino” (BMS, 24). Acompañado de una banda formada por músicas de una alta calidad, su interpretación resultó casi magistral. Su voz y forma de transmitir sirvieron para hacer disfrutar al público, tanto a los que iban con ganas de verle por primera vez con estas nuevas canciones en Galicia, como a aquellos que se encontraron con un artista que no conocían. Daniel Pose.
BB Trickz
Su actuación no merecería ninguna mención, pero tampoco sería justo dejar de comentar que su presencia en un festival como “O Son do Camiño” resulta una falta de respeto al resto de músicos y al público. Su interpretación, con grandes partes “cantadas” que eran pregrabadas, rozó el bochorno. Queda demostrado que lo suyo es un personaje perfectamente estudiado para generar interacciones y polémicas que, por lo que sea, está demasiado presente cuando más bien debería estar oculta. Daniel Pose.
Baiuca
Si alguien puede agitar con orgullo la bandera de Galicia, ese es Alejandro Guillán. Con su ya más que conocido proyecto Baiuca volvió a emocionar a su tierra con su folklore electrónico acompañado de su casi inseparable, resplandeciente e indispensable combo vocal y percusivo integrado por las hermanas Andrea y Alejandra Montero con la también grandiosa Antía Muíño además del innovador -y responsable de Aliboira- Xose Lois Romeiro a las percusiones y Adrián Canoura ambientando con sus deslumbrantes audiovisuales cada una de las canciones. Baiuca ha conseguido lo que Son Lalín o los Bonovo de Pulpiño Viascón tristemente no fueron capaces, fusionando la música tradicional gallega con la vanguardia electrónica. Junto a Green Day, probablemente Baiuca haya sido el artista que mejor directo y puesta en escena haya tenido de esta edición. Y, de paso, nos regaló algún que otro pequeño aperitivo del que será su próximo álbum del que tendremos noticias próximamente. Jaime Tomé.
Ana Mena
Quitando los cabezas de cartel, Ana Mena fue una de las triunfadoras en su estilo. Una mocatriz (modelo, cantante y actriz) que hace todo bien, que dirían los Ojete Calor. No solo canta bien, sino que sabe transmitir y dar espectáculo con sus bailarines y con su banda. Una prodigio del pop con un directo a la altura y una persona sin aires de grandeza que ha nacido para dedicarse al mundo artístico desde muy pequeñita, cuando uno de sus sueños era ser arqueóloga. Se lo ha currado mucho y sigue dándolo todo prometiendo más en el futuro. Su pop bailable caló en los espectadores, a los cuales regaló también una versión de “Puedes contar conmigo” de La Oreja de Van Gogh y otra semi a capela otra del clásico “Obsesión” de Aventura haciendo cantar a absolutamente todo ser viviente. Jaime Tomé.
Tom Odell
Con Tom Odell surgieron dudas acerca de si podría ser capaz de convencer al variopinto público de este festival, pero hubo sorpresas al ver a más gente de la que se esperaba entregada y coreando varios de sus temas, sobre todo cuando el estandarte británico del pop rock más dócil cerró con el clásico “Another Love”. Jaime Tomé.
Melendi
El asturiano se presentó en Santiago de Compostela en una actuación enmarcada dentro de la gira “20 años sin noticias”, en la cual repasa los grandes éxitos de la que para muchos es su época dorada en la música. Esa llamada a la nostalgia resultó muy efectiva, pues desde un primer momento enganchó a los allí presentes. No lo tenía fácil, pues su actuación competía con la final de la Champions, algo que en redes sociales había quedado patente como algo que para muchos era una molestia. Sin embargo, Melendi demostró sus tablas desgranando esas canciones que el público reclamaba, incluida “El Nano”, la dedicada a Fernando Alonso que provocó uno de los momentos más coreados. En total fueron noventa minutos de una actuación potente que dejó con muy buen sabor a un público que lo despidió entre una gran ovación. Daniel Pose.
Thirty Seconds To Mars
Una de cal y una de arena para Thirty Seconds To Mars, que ofrecieron más un espectáculo de dudosa calidad que un concierto en sí mismo, con un Jared Leto egocéntrico e insistente en ser el protagonista que no escatimó en tirar minutos a la basura haciendo esas excentricidades que tanto le gustan -escalar el andamiaje del escenario, subir a gente al escenario…- dejando detrás del telón al bajista y guitarrista, todo sobre un escenario que parecía quedarles un poco grande a los hermanos Leto. A pesar de todo, y aunque a Jared no parecía estar por la labor de cantar demasiado en esta segunda visita a Galicia tras el deficiente show de Vigo de 2019, se pudo disfrutar en condiciones de los hits “The Kill” y “Attack” y de casi la mitad del LP “This Is War”. Quizá añadir “From Yesterday” y “A Beautiful Lie” al repertorio hubiesen ayudado un poco a convencer al público, pero el sonido, el cansancio del público en la última jornada y el exceso de grandilocuencia dieron pie a sensaciones muy divididas. Jaime Tomé.
Rels B
La suya fue una gran actuación. Al contrario que pasó con BB Trickz, el mallorquín dejó claro que lo urbano no está reñido con el respeto por la música. Acompañado de banda en directo y de tres coristas impresionantes, el cantante desplegó sobre el escenario todo su talento para repasar grandes clásicos y temas más recientes. A pesar de la hora tan tardía, no hubo tanta desbandada de público como en las jornadas anteriores. Eso ya hacía presagiar lo que iba a pasar. Los allí presentes corearon y bailaron con tanta intensidad, que incluso el propio Rels B se fue creciendo con el paso de las canciones reconociendo que no se creía lo que estaba pasando. A destacar un momento en el que solo estuvo acompañado de un piano, para interpretar en acústico el tema “Shorty que te vaya bien”, que generó una sensación de intimidad como si aquello se tratase de un auditorio más pequeño. Daniel Pose.
Wade
Sacrificar a Vitalic valió realmente la pena, aunque duela decirlo, a cambio de darle una oportunidad al sevillano Wade, DJ con ya más de una década de trayectoria que regaló una excelente sesión de house, techno y dub a los asistentes que aguantaron hasta la clausura del Son do Camiño de 2024. Jaime Tomé.
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