Infusión musical
ConciertosJazzaldia

Infusión musical

7 / 10
Hibai Etxebarria — 27-07-2016
Empresa — Heineken Jazzaldia
Fecha — 22 julio, 2016
Sala — Playa de la Zurriola, Donostia
Fotografía — Lorena Otero

La jornada del viernes 22 de Julio de la 51 edición del Jazzaldia venía cargada de grandes artistas, así como de nubes que amenazaron durante todo el día con aguar la fiesta. Por suerte, el tiempo respetó bastante y apenas llovió durante los principales conciertos.

En un día en el que coinciden nombres como el trío Mehldau/Scofield/Giuliana, Kurt Elling o los Marsallis (Ellis y Brandford) entre otros, cabe destacar el excelente concierto gratuito que ofreció Betty Bonifassi y sobre todo, el magnífico ambiente musical en el que se envuelve Donostia durante estos días.

Pero hoy toca hablar del concierto que ofrecieron, para cerrar la jornada, el combo estadounidense Snarky Puppy en la playa de Zurriola. La banda afincada en New York y liderada por el bajista/compositor californiano Michael League, es uno de los referentes actuales de la nueva oleada de artistas que están removiendo los cimientos de la música sobre los que se edificarán los futuros músicos y estilos.

No había más que ver al público allí congregado. Nada que ver, tanto en cantidad como en estilo, a lo visto el día anterior con Gloria Gaynor. Lógicamente, son un grupo minoritario en nuestro entorno (a pesar de los dos premios Grammy que ya tienen en su haber) pero muy apreciado y respetado, sobre todo, por la comunidad de músicos y melómanos que abundan en estos festivales. Así, podíamos ver, entre el público, a lo más granado del presente y futuro de la escena musical vasca y de alrededores (especialmente del jazz): músicos habituales en las jams, alumnos (y ex-alumnos) de los principales conservatorios de música, músicos de sesión…

Snarkypuppy_14

Snarky Puppy es alta cocina musical y, como tal, los platos que sirven exigen cierta capacidad para captar todos los matices y sabores que ofrecen para ser degustados. En estos tiempos en los que la comida rápida parece ser la tónica general, da gusto escuchar y deleitarse con estos proyectos que, sin perder un ápice de frescura, logran empastar en su música la técnica musical, el buen hacer personal, la complejidad compositiva, la precisión interpretativa, la sensibilidad artística y, todo ello, sin llegar a ofrecer un producto demasiado pretencioso como para no ser saboreado por cualquier persona.

Es un proyecto atípico incluso en el formato, pues lo conforman una veintena de músicos (con unas carreras individuales espectaculares) y una infinidad de colaboradores. Son como una gran familia. Por ello, sus conciertos varían dependiendo de la disponibilidad de los músicos y del lugar donde actúen. En este caso, nos han visitado en formato de noneto, con Chris Bullock (Saxo Tenor y Flauta Travesera), Mike “Maz“ Maher (Trompeta y Fliscorno), Justin Stanton (Trompeta y Teclados), Bill Laurance (Teclados), Shaun Martin (Teclados), Bob Lanzetti (Guitarra Eléctrica), Michael League (Bajo Eléctrico), Marcelo Woloski (Percusión) y Larnell Lewis (Batería).

Su música lleva la palabra fusión hasta límites insospechados. Todo tiene cabida y espacio en la misma, especialmente en el trabajo que realizan en el estudio. Desde elementos étnicos, progresivos, funky, jazz, electrónica… Ofreciendo mucho espacio a la improvisación y a la creatividad de sus músicos.

El show que brindaron en el Jazzaldia se centró especialmente en sus últimos álbumes de estudio: “We Like It Here” (14) y “Culcha Vulcha” (16). El comienzo lo copó este último, presentando temas como: “Semente”, “Tarova” o “Grown Folks” entre otros. Tocando versiones más extendidas y con espacios para que todos los músicos se explayaran en sus solos, sin llegar a ser excesivamente cargantes ni extensos.

En la segunda parte del concierto llegaron algunos de sus temas más reconocidos como: “What about me?” o “Shofukan” con el que llegaron a los bises del concierto, cerrando con “Lingus” y “Quarter Master”, que sin duda, hicieron las delicias del respetable. Cabe destacar el gran papel que realizó su teclista Shaun Martin, no solo en su brillante labor instrumental, también en su faceta como showman, animando a los presentes y conectando muy bien con la gente.

Ciertamente, el público quería más pues el show apenas duró 75 minutos. Tocaron nueve canciones que hicieron vibrar, bailar y cantar a un público muy fiel que conocía bien su repertorio. Tienen un directo muy ameno y divertido, que hizo disfrutar tanto a quienes les conocían como a aquellos que los descubrieron en este concierto.

Dejaron un buen sabor de boca, pero con la jornada acabada, no quedó otra que cobijarse en el Altxerri y alrededores para seguir disfrutando de una vida nocturna boyante como la que abunda en Donostia durante el Jazzaldia.

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