Hace menos de un año, María Soa y Sara Faro se subían a un escenario de la ciudad olívica para presentar su disco debut “Acrópole” (23). Hoy llenaban un aforo que quintuplica el anteriormente mencionado. El hall del Auditorio Mar de Vigo se convirtió en el espacio donde Fillas de Cassandra realizaban la puesta de largo de su espectáculo “Últimas Dionisíacas”. Un show ambicioso donde sus composiciones cobran una nueva dimensión en la que se aproximan conscientemente a una rave en la que dar rienda suelta al baile colectivo.
Absolutamente todo se ve amplificado en el inicio de esta nueva gira. Instrumental y vocalmente la banda crece con la incorporación de Tania Caamaño y Marina Vidal, liberando por momentos a Soa y Faro, con el propósito de poder acercarse más a su público, además de doblar esfuerzos en la percusión o en los juegos armónicos de voz con los que nos deleitan. También la iluminación y la escenografía acompañan, conceptualmente, a todo lo que este dúo artístico quiere contar. Precisamente si por algo son reconocidas Fillas de Cassandra es por esa cadencia de Storytellers que aportan a sus conciertos, en donde el mensaje es muchas veces más protagonista que la propia música. Y, tal y como parecen indicar las nuevas canciones presentadas, éstas amplían su discurso a otras temáticas igual de necesarias y relevantes en nuestra sociedad.
Una noche especial porque en sus rostros todavía se atisba esa emoción de las primeras veces; esa ternura de sentirse arropadas por sus seguidores; y esa adrenalina que transita sobre el escenario. A su fiesta se unieron Galician Army, Mondra, Zetak, Adri de Ninghueres, o las inconmensurables Tanxugueiras, quienes fueron testigos en primera línea de cómo Fillas de Cassandra dejan de ser promesas para comenzar a ser leyendas.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.