El indie conquista el norte
Conciertos / Festival Sonórica

El indie conquista el norte

7 / 10
Dave Blanco — 24-07-2024
Fecha — 19 julio, 2024
Sala — Estadio Riomar, Castro Urdiales
Fotografía — Dave Blanco

El indie nacional ya tiene casa en el norte. El festival Sonórica (antiguo Sónica) se ha establecido como fecha de paso para los tours festivaleros de las bandas nacionales del estilo. Un festival que poco a poco va buscando el bienestar y la comodidad del recinto del estadio de Riomar. Todavía queda por mejorar las colas de los baños y la zona de restauración en determinados momentos coincidiendo con los picos de asistencia. En positivo, el buen ambiente y la música.

Viernes 19

Desde un principio, el festival ha apostado en sus ediciones por los artistas de Cantabria, y para ellos es la gran tarea de dar el pistoletazo de salida. Este año el turno fue para Kerchak, quienes ya estuvieron en 2021. Con su proyecto más maduro, Javi ofreció un repertorio que fue desde el pop inicial, hasta el funky mas bailable, pasando por una parte central más rockera, como “Valientes”.

Los murcianos Nunatak inauguraron el escenario principal ante un público escaso y algo contemplativo desde el césped. Su concierto se movió entre el folk de Mumford & Sons como en “Aún Respira” y el rock de La M.O.D.A. como en “El Grito”. Variaron la formación con algúna pieza más acústica con todos al frente del escenario. El volumen alto del bajo del comienzo se solventó y se pudieron apreciar mejor las guitarras.

Uno de los nombres menos conocidos del cartel y que firmó una poderosa actuación fue Javi Chapela. Sin mucho bombo, el gallego y su banda fueron la revelación del festival. Ofrecieron cercanía, simpatía y profesionalidad a partes iguales. Destacaron las interpretaciones de “Sin Tiempo Para Bailar”, “Marineda”, “Objetivo” y “Malas Costumbres” en las que el público se unió a la banda y cerraron la actuación en armonía.

Nil Moliner llegó a Castro Urdiales con su música plural y diversa, derrochando positividad y luz con sus letras. La sección de viento le dió frescura y la percusión cuerpo. Él no paró sobre el escenario en lo que era una especie de híbrido entre charanga y verbena (sin nada de peyorativo) a la que todo el público quiso unirse. Las influencias de sonidos africanos fueron constantes. “Meneito”, “Dos Primaveras” o su éxito “Libertad” con la gente cantando y bailando el estribillo fueron algunas de las composiciones que interpretó. Su franja de actuación hubiera sido mejor algo más tarde para dar un fin de fiesta más multitudinario.

La alternancia entre los dos escenarios son, para quien busque disfrutar de todo el cartel, una fórmula perfecta para no perderse nada. Incluso si se necesitan pausas para la hidratación o la alimentación, desde cualquier punto del recinto se puede seguir el transcurso de lo que pasa en cualquiera de los dos escenarios.

La getxotarra Paula Mattheus congregó a un buen número de personas que ya aguardaban la salida de la cantante tiempo antes de la finalización de Nil. Suponemos que esto insufló un puñado de buena energía a Paula, que desde el comienzo mantuvo el gesto de euforia. Sin parar de moverse, micrófono en mano , las canciones en las que no usaba la guitarra mostraron su lado más pop. En cambio, su cara más melancólica surgía con las composiciones en las que rasgaba las seis cuerdas. Algunas de las que mejor ejecución y respuesta obtuvieron fueron “Chica Formal”, “Vale La Pena” o “La Hipoteca”. La positividad de “Me Pasaste Tú” recorrió todo Riomar. Hubo algún momento en el que la voz de Paula notó el estrés, consecuencia de las pocas partes con aire en las letras de su repertorio.

La expectación en el escenario principal para ver la actuación de Amaral fue palpable en la estampa general que se tenía del recinto desde la altura de la zona vip y Atalaya. No obstante, la organización informó que el lleno se rozó muy de cerca. El dúo aragonés hizo un extenso repaso por su discografía con “Sin tí No Soy Nada” como carta de presentación. Pronto metieron su último single “Rompehielos”, que por precoz pilló al público sin hacer los deberes, pero a partir de ahí todo el camino era ya terreno pisado. “Revolución”, “Salir Corriendo”, “Toda la Noche en la Calle” o el popurrí que hicieron con “No sé qué Hacer con mi Vida”, “Estrella de Mar” y “Hoy es el Principio del Final”, hicieron del concierto un karaoke constante. El único inconveniente fue el final abrupto y algo embajonado que tuvieron con “Cuando Suba la Marea”. Puede que el retraso en el comienzo hiciera que tuvieran que recortar el setlist.

Antifan no llegó a encontrar su ubicación del todo en el festival. Tampoco supo o pudo aprovechar la masa social que en recinto se congregaba tras Amaral, y tuvo poca respuesta en asistencia. Él no fue ajeno, y realizó algún comentario al respecto, casi como pidiendo perdón. En cuanto a su actuación, su post punk se bañó en un mar de luces rojas donde recordaban a unos El Columpio Asesino de after. También evocaron por momentos a Crystal Castles y pusieron algo de hip hop sobre el escenario.

Poco o nada nuevo se puede decir que no se haya dicho ya sobre Arde Bogotá y sus directos. Desde que publicaron su último trabajo “Cowboys de la A3” los murcianos no se han bajado de un escenario. En esta nueva gira veraniega de festivales han incorporado cambios en el setlist con respecto al verano pasado, pero pocos cambios han acontecido dentro de sus canciones. Aún con eso, siguen sumando público y fans a su proyecto. En Sonórica, reventaron el escenario principal, pero cierto es que hubo público de Amaral que no se quedadó a ver a los de Cartagena. Acumularon algo más de veinte minutos de retraso, con el público impaciente, se escucharon algunos pitos de recriminación. A la salida de los cinco, con los acordes de “Antiaéreo” todos los reproches se esfumaron. Algún desajuste en la guitarra de Dani y en la voz de Antonio pusieron en alerta a la banda para no relajarse. “Qué Vida Tan Dura” puso en modo fiesta a los asistentes y “Cariño” introdujo partes más rockeras en las guitarras. Antonio se libera de su guitarra con mayor frecuencia gracias al apoyo en directo de otro componente. A Mercader se le vió menos expresivo trás la batería. Las reminiscencias de sus influencias de Arctic Monkeys o Bunbury fueron constantes. Su imprescindible ya, “Los Perros” ahora cierra los directos junto a “Abajo” con Antonio haciendo su ya típica inclusión entre el público.

Ladilla Rusa pusieron con su show electro pop irónico y cómico el punto final a la primera jornada. Siempre a favor de lo bueno y en contra de lo malo, el dúo retuvo a todo el que quería continuar la fiesta y no irse a casa. No faltaron “Macaulay Culkin”, “Qué Ladilla” o “Princesas”. Cerraron con “A un Metro y Medio de Tí” y su techno flamenco de auto de choque.

Sábado 20

Después de una jornada inicial en la que la climatología pegó fuerte por el sol y el calor, las previsiones para la segunda y última jornada no eran nada esperanzadoras. Tormentas amenazaban los cielos De castro que hasta esos momentos lucían azules y despejados.

Copernicus Dreams ofrecieron un concierto diferente y especial. Ahora han virado sus canciones y se han pasado al castellano, dejando una pequeña parcela a sus canciones en inglés en el repertorio. El estilo sigue tirando de bandas como Wilco o Morgan, un folk americano con algo de rock y blues.

Para los segundos del día ya había bastante más gente en el recinto que el viernes a esas horas. Veintiuno llegaron con un Diego convaleciente y empastillado hasta las cejas para mitigar los 38 grados de fiebre con los que actuó. Bravo por ellos y por sacar adelante el concierto de una manera muy digna. Intentaron que no viniera abajo en ningún momento. “Mañana lo Dejo” sonó a The 1975 y “Nudes” a indie pop de manual. El saxo aportó groove y algo de jazz a ciertas partes. Concluyeron con “Dopamina” y “Cabezabajo”.

Las nubes negras ya estaban sobre el recinto, y las peores previsiones se empezaron a tornar en realidad. Anabel Lee comenzaron en saco y acabaron cantando para paraguas y chubasqueros de colores. El caos en las inmediaciones del recinto para hacerse con cualquier elemento que impidiera mojarse al asistente desprevenido fue de película de invasión zombie. A pesar de todo, Anabel Lee tiraron para adelante con sus canciones indie punk entre saltos y carreras. Una pena no haber podido tenido mejor momento pues su directo fue energía pura.

Sidonie llegaban a Sonórica sin hacer mucho ruido y con la sombra de Melendi eclipsando casi todo. Con esto y los aguaceros intermitentes que caían de Riomar, su directo fue el mejor de la segunda jornada. Se supieron crecer ante la adversidad, y fueron de menos a más, haciendo suyo todo el recinto. Enseguida se metieron al público en el bolsillo, pasando casi a formar parte de ellos. Se mojaron, bajaron al público, hubo quien se quedó tocando sin camiseta y el pañuelo de cuello de Marc acabó como muchas corbatas en una boda. “Fascinado” salió a escena bien pronto. El sitar de Jes ofreció una jam muy The Beatles en su época más psicodélica. Improvisaron sobre la marcha y adaptaron el setlist a las circunstancias. “Carreteras Infinitas” hizo, como dice su letra, levantar todo un festival y “Un día de Mierda” cerró una actuación de gloria con Marc cantando entre el público a hombros de un miembro de su crew, y señalando y agradeciendo la actitud festiva de quien veía a su paso.

Vicco tuvo que lidiar con quitarse la etiqueta de one-hit wonder y sostuvo su actuación en un repertorio muy electrónico pero con las bases producidas in situ con batería, todo un punto a favor. Juego de luces propio y set bien medido y producido, aunque los acoples iniciales duraron más de lo deseado.”Te Quiero” y “Volver a Nacer” tuvieron buena acogida, y tiro de cover de “Nunca Volverá” de El Sueño De Morfeo y “Pop” de La Oreja De Van Gogh para rellenar y retener la atención del público. Finalmente sonó “Nochentera”.

Sombreros mejicanos, bolsas de basura, gorros de ducha, cualquier agujero fué trinchera en la guerra contra el agua que se lidió en Castro Urdiales la tarde noche del sábado. Pero las ganas de fiesta, y sobre todo, de Melendi, siguieron secas e intactas. El asturiano cantó hit tras hit, en lo que está siendo la gira de celebración del veinte aniversario de su carrera. Siendo su presencia de buena persona, mirando a las primeras filas a la cara, señalando y saludando cada dos por tres a quien cruzaba mirada o gestos con él, lo cierto es que dió sensación de dejarse llevar. Hubo más energía y pasión entre el público que sobre el escenario. Un escenario en el que el asturiano no podía meter a más gente. Más de diez personas entre músicos y coristas, sin contar con él, copaban toda la escena. Para la puesta en escena también tiró de recursos y los cañones de fuego situados en el frente del escenario evocaron a una banda de metal. “Sin Noticias de Holanda”, “Nano”, “Caminando por la Vida”, “Lágrimas Desordenadas” o “Barbie de Extrarradio” fueron algunas de las muchas canciones que interpretó entre otras más y menos conocidas. “Gracias por Venir” después del parón para el bis, sonó a emotiva despedida.

Las nuevas y tendencias entre el público joven tuvo su ración de directo con la actuación de Yeiko X Toni. Hip hop y bases procedentes del hard techno alemán de los noventa fueron los condimentos principales de su show. Todo el peso lo cargó Yeico al micro debido a la ausencia de Toni. Esto le penalizó y dejó muchos huecos sin rellenar. “Afgan K” o “Boombastic” buscaron solventar la papeleta, con más carga electrónica y menos letra.

Ya con el cielo seco de haber descargado todo lo que tenía que descargar, un ir y venir de plásticos de colores arrastrados por el viento sobre el césped del estadio dió una imagen poco cívica e irrespetuosa de quienes abandonaron a su suerte aquello que minutos antes fueron sus fieles guardianes.

El dúo Ojete Calor puso con su subnopop el mejor broche posible para el fin de fiesta del Sonórica (con permiso de Me Fritos & The Gimme Cheetos). El humor dentro y fuera del cancionero de Anibal y Carlos hizo de su actuación algo más que un concierto al uso. Con una escena limpia de polvo y paja, los dos pies de micro y los visuales de sus videoclips fueron compañía suficiente para no eclipsar su verborrea incisiva, irrelevante y llena de crítica irónica. “Extremismo mal”, “Morreo” , “Opino De Que” o “Cuidado Con El Cyborg” fueron algunas de sus perlas sonoras. Un popurrí con temas populares del pasado, tanto de series de televisión, como de anuncios o vieja glorias nacionales dieron pie a “Mocatriz”. Y con la que no sabe posar, ni cantar ni actuar, dejamos atrás el Sonórica 2024.

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