Los Encuentros Étnicos en la Sierra Sur cumplían la mágica cifra de 25 años. Y si algo lleva un cuarto de siglo funcionando bien, por qué cambiarlo. Un año mas Etnosur fue ese festival singular, con los pies en ese entorno peculiar que es la localidad jienense de Alcalá La Real pero la mirada en un hecho multicultural que viaja por todo el planeta.
Sufrió el parón de la pandemia, como todos. Trataron de estar presentes con reducidos conciertos que solo querían mantener la esencia viva. Este verano, después de dos años, Alcalá volvió a llenarse de etnosuerños para celebrar una edición especial de todas todas.
EtnoSur regresó como siempre, con su espíritu propio porque, después de un cuarto de siglo, este festival ya tiene alma propia. Hubo conciertos, sí, pero también todas las muchas otras actividades que han acompañado al festival año tras año. La ola de calor se palió con los dj’s del EtnoChill, los talleres, el foro de debate, el circo o los narradores. Alcalá la Real duplicó su población durante el fin de semana, pese a los desajustes de agenda de la provincia o a las muchas citas musicales que vemos estos días. Mucha gente joven acudió por primera vez al festival, algo que, con suerte, se traducirá en algo positivo para el futuro.
Los primeros acordes sonaron el jueves, día reservado para soplar las velas. Los tocaron Baiuca. En plena Sierra Sur se escuchó hablar galego entre acordes electrónicos. Para muchos de los asistentes era un desconocido que tenían que apuntar en su lista de nuevos descubrimientos, para otros, se trataba de una apuesta arriesgada que llevaban mucho tiempo queriendo escuchar. Se escuchó una ovación especial cuando sonó "Finisterra".
EtnoSur, musicalmente hablando, lo abrió Twanguero, aunque para cuando él estaba sonando en el Escenario Radio 3 ya se habían desarrollado muchas actividades. Entre los acordes “Cumbia del Este” y “Coco Zoot Suit”, los asistentes disfrutaron de ese estilo tan peculiar que caracteriza al guitarrista Diego García. Su destreza con la guitarra es tal que hasta algunos de los habitantes del pueblo que simplemente pasaban por allí, tuvieron que pasarse a escucharle.
El calor de la primera hora de la tarde lo amenizaron los dj’s Laqueengranaina y Julio Moreno, hasta que regresamos a la Plaza del Ayuntamiento para escuchar a London Afrobeat Collective. Son uno de esos pocos grupos que mantienen encendida la antorcha de los músicos Afrobeat originales, reivindicativos a la vez que pegadizos. Solo hay que escuchar “Power to the Women” o “Prime Minister”.
Con la noche llegó el momento de cambiarse de escenario. Lo inauguró Mayumaná. Sorprendía la cantidad de gente que se acercó a ver este primer concierto en el escenario EtnoSur. En las ediciones pasadas era costumbre escucharlos desde fuera y sumarse algo más entrada la noche.
Cogió el relevo Amparanoia. Amparo Sánchez recogió su Premio EtnoSur por su trayectoria profesional y por su trabajo con la música mestiza, pero después montó “La fiesta”. Entonaron su “Que te den”, pero también acogieron en el escenario a Mayumana, a Twanguero y algunos de los artistas que después saldrían al escenario. Todo con muy “Buen rollito”.
Cimafunk trajo el “funky pa tu body”. Empezaron fuerte. Unas de las primeras canciones fue su “Me Voy”, y poco después sonó “Parar el Tiempo”. Cualquier pudo pensar que después de haber escuchado sus dos canciones más reconocidas poco había que hacer; sin embargo, el show no había hecho más que empezar. La multitudinaria agrupación consiguió encandilar a todos y cada uno de los presentes. Dj Toner cerró la noche.
El sábado tuvo mucho de flamenco. El primer artista del día fue Cristian de Moret. Su estilo es peculiar, nada que no se supiéramos ya de este artistas multidisciplinar, pero consiguió conquistar a los presentes. Fue una de las mayores sorpresas de EtnoSur 2022. Su “Soleá Groove” y su “Leyenda del Tiempo” llamó la atención e hizo que más de uno sacara su teléfono para anotar lo que después quería buscar en casa.
Cecilia Zango consiguió un efecto similar. La base aflamencada y armonías de la música árabe de temas como “Matahari” o “Malabreva” pusieron en valor el trabajo de esta joven cacereña que comienza una carrera con una gran proyección.
La noche cayó. Dio algo de tregua para aquellos que llegaron al escenario EtnoSur. El primero en la plataforma fue African Flamenco G’Nawa, la producción propia del festival para esta edición. Reunieron a tres artistas con talento y mucho mundo: Pepe Bao, Jbara y Sidy Samb. Juntos, apostaron por una música sin fronteras, resultado de la fusión de sus sonidos particulares. El público acabó sorprendido con la calidad y lo pegadizo de un sonido que no habían escuchado antes.
Tras ellos, llegó el grupo que muchos y muchas esperaban. Fuel Fandango volvió a subirse a un escenario que ya habían pisado diez años antes para demostrar que “Salvaje” es ahora parte de su ADN.
Hicieron repaso por algunos de sus temas más icónicos, como “Nuevo Mundo” o “Mi danza”, pero también entonaron los acordes de su nuevo sencillo, “El cuerpo no miente”. Su puesta en escena es cada vez más arriesgada, más espectacular y eso el público lo agradeció.
Antes del dj que cerraría la noche, Dj Zingabeat, se subieron al escenario los granadinos La Plazuela. El público parecía estar esperando “Tangos de copera”, pero también recibieron con buena gana otros temas como “Placeta de la charca” o “Campanas de olvido”. Sus múltiples referencias a la cultura granadina fueron, sin duda, un punto positivo entre un público que conectaba con esos guiños. Lo local está de moda.
El domingo después de muchos conciertos y de haber visto como un festival de siempre regresaba, tocaba volver a casa. EtnoSur programó una última sesión en su EtnoChill para los valientes que querían entonar el particular pobre de mí que desde hace ya un cuarto de siglo se canta un domingo de julio en la Sierra Sur de Jaén.
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