Todo lo que importa
ConciertosOh, See! Festival

Todo lo que importa

8 / 10
David Pérez Marín — 10-09-2021
Fecha — 04 septiembre, 2021
Sala — Auditorio Municipal de Málaga
Fotografía — Javier Rosa / David Pérez Marín

La respuesta sigue estando en el aire. Tras siete días de buena música en el Brisa Festival, Málaga sigue aferrándose al verano a ritmo de indie, rock, bolas de espejos y sabrosura. El ya afianzado Oh See! vuelve en formato “terraza” para la ocasión, con patio de butacas y medidas de seguridad necesarias muy presentes. Pocos sitios se me ocurren mejor que el Auditorio abierto “Cortijo de Torres” de Málaga (ubicación e infraestructura perfectas) para organizar conciertos multitudinarios.
Con un cartel repleto de poderío, lleno de matices y múltiples géneros, comenzamos el miércoles de la mano de We Are Not DJ, que vuelven a demostrar por qué su dupla es ya un clásico imprescindible en las pinchadas festivaleras. De Bowie, a León Benavente, un eclecticismo filtrado por su nave sonora que hace despegar esta edición de Oh See! con el sol aún pegando fuerte y dejando claro una constante en estos cuatro días: Las ganas acumuladas de pasarlo bien se antojan tsunami emocional y será muy complicado estar pegados a las sillas.
La fiesta continúa con Ladilla Rusa, que montan su desenfrenada verbena en un parpadeo, tirando de un repertorio ganador que debería ser obligatorio en toda feria que aspire altas cuotas de diversión. De un “Criando malvas” en el que se rompen las caderas hasta Whitney Houston y Lina Morgan, al “cameliano” espíritu de la romantico/cañí “A un metro y medio de ti”, alcanzando clímax de serotonina en la jornada inicial con “KIT y los coches del pasado” y la muy celebrada “Macaulay Culkin”.


Patas arribas está la noche y así sigue, aumentando las temperaturas al ritmo que marca el vuelo de la falda de Rigoberta Bandini, arrojando hits incombustibles que siguen marcando en el aire el camino de “La Terraza de Oh See!”: Baldosas amarillas de diversión para recuperar, con cuidado y con una bola de espejos como “satellite of love”, el tiempo perdido. Eso es todo lo que importa y Rigoberta lo pone fácil desde el rompedor y pegadizo “In Spain we call it Soledad” de inicio (con el que cierran también, Ladilla Rusa uniéndose al show), pasando por la pegadiza “Too many drugs”, la muy coreada “A ver que pasa” y la imprescindible “Perra”.
A la espera de que algún sencillo ganador más vea la luz, para que el repertorio sea más completo y redondo, nos quedamos en este primer round con las ganas de diversión saciadas y el “Corazón contento”, versión del clásico de una reivindicada Marisol incluida.

El jueves es de sold out y de Vetusta Morla, que montan un karaoke continuo bajo esa lluvia de perseidas que tienen como repertorio inabarcable.
Ale Acosta, mitad de Fuel Fandango, demuestra su buen hacer a los platos y su vena electrónica, apagando la tarde y encendiendo la noche con una hoguera de temazos en las que ardemos sin pensárnoslo dos veces. La compañera María Villa nos da el relevo narrativo y nos cuenta su reencuentro con Vetusta Morla en La Terraza de Oh See! festival: Fue como volver a estar en el mismo sitio, distinto lugar, o más bien, podríamos decir, con distintas circunstancias. Unas tres mil personas sentadas en el recinto, emocionadas por volver a disfrutar de los madrileños en directo y ellos demostrando en cada tema su agradecimiento y emoción por haber podido volver. No echamos en falta en su repertorio ninguno de los grandes temas de la banda, que llevó a cabo un minucioso repaso a lo mejor de su discografía y, por supuesto, los nuevos temas que acaban de publicar. Entre ellos “Finisterre”, en el que recuperan y ponen en valor el ritmo de las tradicionales “panaderas”, que ellos han sampleado e introducido magistralmente en este tema. Con una buena parte del público puesto en pie, el siempre crítico Pucho, se sentó en el borde del escenario y cantó un tema completo, coreografiándolo con los brazos, mientras el público seguía sus movimientos, para concluir comentando que “también podemos bailar sentados”. Buscando el “efecto espejo”, el cantante siempre intenta predicar con el ejemplo y abrir debates más que necesarios en sus conciertos. Un juego vocal con “lo / le / la” entre la banda y el público, como llamada de atención sobre la diversidad entre personas. Además, hubo agradecimiento efusivo al enorme staff que los acompaña, a quienes dedicó el concierto y un apoteósico final donde “La deriva”, “Cuarteles de invierno” y “Los días raros” cerraban una de las noches más intensas, dadas las circunstancias, que hemos podido vivir junto a Vetusta Morla.

Retomamos posiciones y la mecha del viernes la enciende y hace explotar Putochinomaricón con un atronador set y desbordante simpatía, seguida de las melodías indie-pop de los toledanos Veintiuno, tejiendo efectivos estribillos y desatando “dopamina” entre sus seguidores.
Nos quedamos con las ganas de escuchar algunos de los nuevos temas que tenían previsto adelantarnos Rufus T Firefly, pero debido a la baja de última hora de su teclista titular, Marta Brandariz, nos ofrecen una lluvia de meteoritos marca de la casa que, como siempre, es puro milagro. Los aromas de psicodelia sintetizada de “Magnolia” y “Loto” nos envuelven en un atardecer que es suyo y nos adentran, una vez más, en el placentero e hipnótico sendero que podría desembocar en la “Última noche en la Tierra”. Son una apisonadora infalible en directo, “la esperanza de toda la humanidad” que toca techo y lo rompe hoy con “Nebulosa Jade”, haciendo que de “las cicatrices nazcan flores lisérgicas que nos llevan al más allá”, para rematarnos con la mordida infalible de un “Río Wolf” en el que queman las naves.


Si Víctor Cabezuelo, Julia Martín y su banda nos inyectan en vena un viaje espacial de amor infinito, con Druyan y Sangan bajo las alas, llega la hora de disfrutar de una superheroína llegada de otro planeta, la indiscutible cabeza de cartel de la jornada, la explosiva hasta el infinito Nathy Peluso.
La heroína argentina sale con su traje de mujer araña y nos atrapa de comienzo a fin, desbordando flow y músculo en cada fraseo, en cada coreografía y baile enloquecido. Del “Sana, sana” como primer picotazo, a los ritmos latino que van de “Puro veneno”, pasando por los pulsos urbanos, en la frontera del trap y el rap, con regusto a neo soul y sin perder nunca un ápice de sabrosura. Así prosigue su hechizo y nos mueve a su antojo en “Natikillah” o “La sandunguera”,  dándonos una pausa y meciéndonos antes con su “Buenos Aires”. Pero no hay calma y el terremoto sigue azotando Málaga con “Nasty fantasty”, la sensualidad del mordisco de “Delito”, “Business woman” o una “Mafiosa” en la que se mueve como un flan el auditorio al completo y tiemblan aún sus cimientos, con sesión de vientos que escupen fuego incluido. Mucho han cambiado las cosas desde que vimos por primera vez a Nathy Peluso en el Monkey Week, allá por 2017, pero la esencia indomable y única sigue intacta y en llamas.

Tras el terremoto desatado por la diva bonaerense, del que siguen sintiéndose réplicas, no llega la calma: Dorian ponen el broche perfecto a una madrugada que se acerca como un oleaje envolvente de pop electrónico. Las valientes y los valientes que aguantan hasta el final, disfrutan de las siempre afiladas y pegadizas “La tormenta de arena”, “A cualquier otra parte”, “Verte amanecer” o “Arrecifes”, además de un tema nuevo, “Dual”, dedicado a Samuel y como denuncia de su terrible asesinato.

Sábado y las fuerzas empiezan a flaquear, pero Arturo García y Joan S Luna nos recargan rápidamente las baterías a pleno sol, en una pinchada de MondoSonoro DJ’s, con la que el público comienza a conectar de cabeza y echa a bailar la jornada final de La Terraza de Oh See!
Mención especial también para otra de las heroínas del festival, Nita Deframe DJ, que, como en anteriores ediciones, no para de conectarnos temazos entre concierto y concierto. Las ascuas están preparadas y Arde Bogotá. Salen a por todas con ganas atrasadas (tuvieron que cancelar en La Mar de Músicas por positivo de covid de uno de sus miembros) y la comunión con el público tarda pocos segundos en florecer, entre ráfagas de guitarra y una voz grave con personalidad propia.
Sus fans crecen por momentos y no tardan en acompañarlos en canciones como “Millennial” o la reivindicativa “Te van a hacer cambiar”, con Antonio García cantando entre el público y ondeando una bandera que reza “SOS Mar Menor”. Dejan con ganas de más a sus seguidores y a los que no los conocían aún, marcando el sábado con las dentelladas finales de “Antiaéreo” y “Abajo”.

La actitud punk y las letras afiladas como guillotinas la ponen Los Punsetes, insuflando aire fresco con sus irónicos y venenosos estribillos. De “Mabuse”, a “Viva!” o “Tu opinión de mierda”, pasando por “Me gusta que me pegues”, “Tus amigos” o “Una persona sospechosa”, además de las flamantes “Shiseido” y “Todo el mundo quiere hacerte daño”. Rotundidad rítmica y enjambre de guitarras que orbita alrededor del magnetismo hierático de la genial y única Ariadna Paniagua.
Se hace raro un festival de indie sin Carlos Sadness y aquí está, con su sempiterno ukelele bajo el brazo y bien flanqueado por su banda. Melena al viento y aromas tropicales y brisa pop al atardecer en cada movimiento. Guste más o menos, posee uno de los cancioneros más rebosante de luz y buenas energías del pop patrio, repleto de melodías bailables y estribillos que se clavan en el inconsciente como cuchillos en la mantequilla. No tardan en caer éxitos contagiosos como “Qué electricidad”, “Miss Honolulu”, “Amor papaya” o “Todo estaba bien”.

Las camisetas de Viva Suecia, banderas de Suecia y de la selección sueca incluidas, siembran desde primera hora cada palmo del auditorio. Pocas bandas tienen una legión de fans tan incondicional como los murcianos, por algo será y lo demuestran nada más pisar las tablas. Su rock épico y una luz propia que transmite carisma en cada potente interpretación, los ha catapultado en poco tiempo a la primera línea donde se encuentran bandas tan punteras como Vetusta Morla, Love of Lesbian o Lori Meyers. La balacera intensiva de hits en la que atrapan a un público totalmente entregado es prueba palpable de ello. “Hemos ganado tiempo”, “A dónde ir”, “Lo que te mereces” o el adelanto de su esperado nuevo largo, “La voz del presidente”, son coreados hasta la extenuación. “Amamos el conflicto” y nos despedimos casi levitando, en el epílogo de un verano en el que soltamos lastre, flotando al margen y respirando profundamente ese “todo lo que importa está en el aire”.

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