Cuento sobre La Ría

El ciclo vigués TerraCeo echaba el telón a una temporada de lujo en la que, con el apoyo de Vibra Mahou, ha tenido a bien ofertar conciertos de The Jayhawks, Christina Rosenvinge, Ziggy Marley o Ángel Stanich. El cierre correspondía a uno de los nombres más atractivos del cartel: Kristian Matsson –conocido artísticamente (y no sin sorna, dada su comedida estatura) como The Tallest Man On Earth– recalaba por primera vez en la ciudad, con la excusa de presentar en directo las canciones de su séptimo disco de estudio, “Henry St.” (Anti-, 23), y avalado, en realidad, por una trayectoria poco menos que intachable.

Un camino que ha convertido al sueco en imprescindible dentro de sus coordenadas. Las mismas que desarrolló con trazo exquisito cuando, a las nueve de la noche, pisaba el escenario ante ese horizonte que, vistiendo la Ría de Vigo, lucía tan hermoso y casuístico que resultaba casi inverosímil. La mezcla equilibrada de folk, rock & roll clásico y pop fluyó como la seda a lo largo de noventa minutos en los que el autor admiraba una y otra vez la vívida estampa tras de sí o respondía a los graznidos de las gaviotas que planeaban cerca del escenario. Sus movimientos de puntillas pueden llegar a recordar a Elvis Presley o Buddy Holly, influencias que se dejan entrever en lo artístico y subyugadas a ese folk siempre sentido, bien parecido y perenne, deudor de Nick Drake y Bob Dylan.

La fuerza escénica del pequeño gran artista resultó más que suficiente en la misión de llenar el escenario, armado (según el momento) con alguna de sus numerosas guitarras, banjo o piano, y mientras probaba ser poseedor de unos registros vocales extraordinarios con su reconocible tono agudo plagado de matices potenciando un argumento impagable a lo largo de un picoteo de entre su catálogo que incluyó “King of Spain”, “Love Is All”, “Revelation Blues”, “I Won’t Be Found”, “Burden Of Tomorrow” o “The Gardener”, a las que añadir piezas recientes como “Looking For Love”, “Bless You” y “Major League”. Ya en los bises, un agradecido Matsson cerraba la velada con dos gemas adicionales concretadas en “1904” y “The Dreamer”.

The Tallest Man On Earth rubricó, a su paso por Vigo, una de esas actuaciones de efectos sanadores que se cuelan bajo la piel y, con naturalidad, pasan a ocupar un pequeño espacio dentro del alma de cualquiera que, en ese preciso instante, estuviera el Auditorio Mar de Vigo escuchando con atención y atenazado ante los quilates de belleza, elegancia y nostalgia blandidos por el escandinavo. Un concierto impecable en ejecución y determinante en consecuencias emocionales, realzado por un fondo increíblemente afortunado, que señala que la ubicación del festival TerraCeo sólo centenderse como un auténtico milagro para cualquier aficionado a la música. De cuento.