Alarde
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Alarde

7 / 10
Daniel Pose — 17-07-2024
Empresa — Fortin 14
Fecha — 13 julio, 2024
Sala — Puerto de A Coruña
Fotografía — Óscar Caamaño

Robe se presentó el pasado sábado 13 en A Coruña para celebrar un nuevo concierto de su gira “Ni santos ni inocentes”, cita también incluida dentro del ciclo Coruña Sounds. Lo hizo acompañado de su ya inseparable banda y ante más de 6.000 personas, en un recital en donde el principal protagonismo recayó sobre su discografía en solitario (aventura que el músico emprendió hace diez años), pero en donde también se pudo disfrutar de más guiños de los esperados a su etapa en Extremoduro. El de Plasencia salió al escenario con un ligero retraso, algo que no pareció importar a la gran mayoría de los allí presentes. Sobre todo, cuando comenzaron a sonar los primeros acordes de “Destrozares”, tema que abrió un recital que se alargó hasta pasadas las dos de la madrugada.

Dividido en dos partes muy diferenciadas, con este concierto evidenció que la unión de Robe con su banda actual es un binomio prácticamente perfecto. Y es que los arreglos del directo, con gran protagonismo para prácticamente cada uno de los instrumentos presentes en el escenario, es sin duda uno de los grandes aciertos de esta gira tan propicia para nostálgicos como para aquellos que se han subido a su carro en esta nueva época. Esta interpretación musical, junto con la vocal del verdadero protagonista de la noche, hicieron las delicias de los presentes. Y es que, a sus 62 años, dejó claro que está más en forma y con más ganas que muchos artistas más jóvenes que acaban de comenzar en la música.

Curiosamente, y como indicaba, la presencia de temas de Extremoduro en el setlist elegido para la ocasión fue mayor de lo esperado. Y es que a pesar de que Robe suele evitar, hasta el punto de casi negar, la etapa más importante de su carrera, la realidad es que él mismo parece consciente de que un buen puñado de los asistentes estaba allí para escuchar esas canciones que acompañaron su vida. “Si no canta las de Extremoduro, me sentiría muy decepcionado”, comentaban por allí un par de asistentes que ya peinaban canas. En ese primer pase no faltaron “Stanby” o “Si te vas...”, temas que junto a los más recientes “Adiós, cielo azul, llegó la tormenta” o “El hombre pájaro”, conformando lo parte más poética y melódica del tramo en cuestión.

Y llegó el descanso, seña habitual de sus conciertos. Un parón que, en esta ocasión, es probable que sobrepasase todos los límites admisibles, pues prácticamente se llegó a los cuarenta minutos sin actividad sobre el escenario. Las horas, la amenaza de lluvia y la ausencia de música –por los altavoces salía algo enlatado, pero con un sonido tan bajo que casi se escuchaba más el concierto que se estaba celebrando a escasos metros del recinto– enfriaron en cierta medida un ambiente que empezaba a estar muy caldeado. Es cierto que técnicamente resultaría complicado poder llenar ese hueco con alguna agrupación local. O que no tenga mucho sentido hacerlo, pero se echó en falta algo que amenizase ese tiempo. Sin embargo, a la gran mayoría de los asistentes esto pareció importarles bien poco. Quizás fue el fanatismo acérrimo, o quizás el saber que quedaban sus himnos más icónicos, pero no hubo grandes quejas al respecto.

Robe volvió al escenario para llevar a cabo un segundo pase en donde el dinamismo no fue su punto fuerte, con demasiados parones entre canciones, y donde tampoco se vio grandes riesgos en torno a las elegidas. Hasta cuatro canciones de Extremoduro –“Poema sobrecogido”, “Cabezabajo”, “La vereda de la puerta de atrás” y “Ama, ama, ama y ensancha el alma”–, y una magnífica selección de temas modernos como “Haz que tiemble el suelo” o “Nada que perder”, conformaron que esta segunda tanda de canciones generó los momentos de mayor unión con el público. Sin embargo, quizás por las altas horas de la madrugada, sorprendió que un buen puñado de personas –podemos estar hablando de varios cientos– abandonaran el recinto cuando todavía quedaban unas cuatro canciones, entre las cuales se encontraban las más esperadas por todos.

La actuación de Robe en A Coruña fue, en lo puramente artístico, todo un alarde musical y vocal del que es uno de los autores más importantes del panorama musical español. Una exhibición muy bien acompañada por unos músicos de nivel espectacular, pero también una actuación, por momentos, falta de frescura y agilidad. Con todo, y siendo sinceros, el hecho en sí no resultaría tan grave siendo que la mayoría de sus fans son conscientes del regalo que supone seguir disfrutando de uno de los artistas de sus vidas a estas alturas. Y, de cara a los nuevos... o lo aceptan o tienen que saber que este no es su lugar

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