El brillo de la nostalgia

La nostalgia se ha convertido en un recurso poderoso en la industria musical, capaz de atraer por igual a aquellos seguidores que crecieron en consonancia con la banda en cuestión y a nuevos oyentes que se acercan según aumenta la popularidad de la misma. El treinta aniversario de “Super 8” (RCA, 94), el icónico debut de Los Planetas, ejemplifica cómo estas celebraciones no solo evocan recuerdos compartidos, sino que también permiten redescubrir la esencia de un disco que definió a una generación, brindando la oportunidad de experimentar en directo canciones que, aunque bien conocidas, tal vez nunca habían sonado en vivo para gran parte del público.

Bajo este pretexto, los granadinos tomaron el escenario en un concierto gratuito, enmarcado en las Fiestas de María Pita en A Coruña. La convocatoria fue masiva, reuniendo tanto a curiosos como a un nutrido grupo de seguidores fieles, algunos de los cuales incluso ya habían asistido a otros conciertos de esta gira, lo que subraya la lealtad que Los Planetas continúan inspirando tras décadas de trayectoria. El espectáculo nos deleitó con las canciones del mencionado “Super 8” ordenadas de principio a fin, en una secuencia que, para alargar en cierta medida el show y acabar en un punto álgido, fue aderezado por un puñado de temas adicionales, caso de las tremendamente aplaudidas y coreadas “Segundo premio” y “Un buen día”.

Aunque, si algo cabe reseñar por encima de cualquier otro elemento, es el regalo que Jota, Florent y compañía ofertaron a sus fans más longevos, interpretando dos de las joyas escondidas entre su discografía para cerrar su directo. “Mi hermana pequeña” y “Nuevas sensaciones” fueron recibidas con visos de una entusiasta sorpresa por muchos de aquellos seguidores que anhelaban con fiereza que este concierto aterrizara en su ciudad. Y todo ello acompañado por una calidad de sonido más que notable, en el que fue el mejor concierto con la impronta de los Los Planetas que el abajo firmante haya visto hasta la fecha.