Pantera Libre
ConciertosKristin Hersh

Pantera Libre

9 / 10
Marcos Gendre — 22-04-2024
Empresa — SINSAL Primavera
Fecha — 19 abril, 2024
Sala — Museo Marco / Vigo
Fotografía — Olalla Lojo

Pues sí, la próxima vez que me tilden de nostálgico, no tendré más que apelar al recuerdo de este concierto para tomármelo como un piropo o, más bien, una necesidad. Y es que demostraciones de poderío como la llevada a cabo por Kristin Hersh en Vigo el pasado viernes es de las que hacen replantearse cuáles son las propuestas musicales que, hoy en día, alcanzan el éxtasis de la creación en estado puro en directo. En este sentido, lo vivido en el concierto de la mítica líder de las siempre infravaloradas Throwing Muses (dentro del SINSAL Primavera) se puede equiparar al reverso balsámico de una tormenta eléctrica invocada por Swans o a la versión indie del último Bob Dylan.

Sí, de esos niveles estamos hablando, más cuando Hersh no necesita más de setenta minutos y una guitarra acústica para congelar el alma del público y apresarla entre melodías masticadas por el tremor de una niña atrapada en el cuerpo de una persona de casi sesenta años. No se puede explicar de otra manera el efecto generado por su contrastado arco de matices y giros vocales, gruñidos y cantos celestiales captados en torno a un repertorio donde no faltaron guiños a Throwing Muses, la banda madre, con joyas como “City Of The Dead”, que interpretó a través de las seis cuerdas desenchufadas más violentas y hermosas que servidor recuerda en mucho tiempo.

Si dentro del repertorio escogido se saca de la manga invocaciones de folk belicoso como “Mississippi Kite” o milagros en la duermevela tal que “Your Ghost”, el resultado no puede ser otro que una invitación a poblar nuestra alcoba de los recuerdos con uno imperecedero. Sencillamente, imposible de olvidar para todo ser sintiente que estuviera entre el público reunido para un concierto como este. Uno marcado por la tensión continua de unas interpretaciones cuajadas entre la mirada obnubilada de Hersh y la paleta de arrebatos y caricias capaces de ser invocadas por quien, en su momento, se autodefinió como Rat Girl y que, a día de hoy, seduce como una pantera libre y orgullosa de su legado. Pero, sobre todo, esquiva a modas y demás chorradas algorítmicas de nuestro consumo musical diario.

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