Llegaban Ginebras a la capital berciana en una de las últimas fechas de la gira que están realizando por salas, antes de empezar con la época de festivales y haciendo un parón en la grabación del que será su tercer disco. El cuarteto llagaba también con su versión de Serrat de “Hoy puede ser un gran día” para la B.S.O. de “Menudas piezas” recién estrenada, así como el anuncio de la presentación de fechas internacionales bajo el brazo. Y es que, tras la celebración del primer aniversario de la presentación de su segundo disco “¿Quién es Billie Max?” (Vanana, 23), las madrileñas piensan ya en poner fin a la extensa gira por salas que las ha llevado por la totalidad de la geografía española. La Sala H fue de las pocas salas que no colgó el cartel de no hay entradas, lo que no impidió que Magüi, Sandra, Juls y Raquel salieran con todo para deleitar a las asistentes con canciones que se bailan y beben de tantos géneros.
La sala entró en ese ambiente festivo que son los conciertos de Ginebras de inmediato, saltando del pop de “Alex Turner” a la celebración total de “Paco y Carmela” pasando por Jamaica en “Rapapá”, para disfrutar con una banda que, a lo largo de la actuación, ofreció la práctica totalidad de las canciones incluidas en sus dos discos. Un primer tramo con temas como “Cristal Fighters”, “Lunes negro”, “Chico Pum” o “Metro de Madrid”, motivaron la agitación del público, evidenciando que se las esperaba con ganas. Casi parecían Las Mesías de unos adeptos seguidores, dando voz con sus canciones a una generación que hace propias las canciones y se identifica con esas historias cotidianas que albergan. No hubo parón para realizar los bises, por lo que hacía la recta final del concierto, Magüi, sacó su piano y tocó, para hacer el cambio de ritmo necesario, la balada “Muchas gracias por venir”, tema grabado en los estudios Abbey Road de Londres.
A partir de ahí, sacaron la artillería pesada para los compases finales del concierto y dieron al público todo los que le quedaba en el cajón, tocando algunos de los temas más esperados, coreados con intensidad y consiguiendo que, por momentos, sonarán más altos que las voces de las propias artistas. Apelando a lo necesario de una buena salud mental de calidad (y normalizando para ello la terapia) comenzó “Ansiedad”, con el público cantando visceralmente el estribillo. Para finalizar tocaron los citados anteriormente “Paco y Carmela” y “Rapapá”, convirtiendo por un momento Ponferrada en una verbena digna de las fiestas de la localidad. El concierto terminó con “La típica canción”, tema de su primer disco que no ha perdido frescura ni popularidad ante sus fieles. Tras más de hora y media dejaban la sala agradeciendo lo allí acontecido, emplazando a verse a los asistentes a verse las caras este verano, en alguna de las múltiples fechas anunciadas en festivales. Y es que Ginebras están en un momento dulce, incluyendo recientes nominaciones a los premios MIN en múltiples categorías.
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